martes, 5 de abril de 2011

Mi clienta turca

Hace un tiempo os conté que la Comisión de Justicia Gratuita me había designado como abogado de una señora que era un poco especial. Al cabo de un tiempo dirigí una carta a la Comisión del Turno de Oficio de mi Colegio presentando mi renuncia (por insostenible) a ese asunto. El Colegio de Abogados no me aceptó la renuncia y cité a mi clienta para que viniera hoy al despacho. Y así ha sido. Habíamos quedado a las 17 h. y se ha presentado a las 17,40 h (vive en otra población y ha venido en tren y autobús).

Ha estado en el despacho hasta las 20 h. y lo único que he sacado en claro es que presentaré la querella para la que fui designado aunque no tiene visos de prosperar. Me da pena, pero es así. Quiere que presente una querella por allanamiento de morada contra el propietario de la vivienda porque "me quiere echar porque tengo un contrato indefinido muy antiguo", aunque no tiene ni pruebas ni indicios siquiera. Tras consultarlo con el Colegio, es lo que haré.

Detrás de esta clienta hay una historia triste y llena de vivencias. 

Esta señora es de nacionalidad turca y pertenecía a la clase media-alta. Estudió 2 años de Medicina (o similar) y habla 5 idiomas. Se casó con un hombre casi 30 años mayor que ella y, a pesar de tener una gran fortuna, decidió emigrar a España a principios de los años 70. Cuando llegaron a nuestro país tenían 1.800.000 $ y ahora vive de la caridad. Enviudó hace ya años y se quedó con su hijo, que en la actualidad tiene casi 50 años y no he conseguido que me aclare qué relación mantiene con él (según ella lo adora, pero el hijo tampoco está mucho por ella).

Dice que ha sido engañada por todo el mundo. Ha denunciado a varios abogados y mantiene abiertos muchos procedimientos judiciales (varios de ellos en Estrasburgo). Al parecer, algunos de estos letrados y otras personas la han arruinado.

También ha tenido tiempo para contarme (sólo por encima porque he tenido que cortarla) cómo fue su matrimonio. No me ha dicho que fuera un infierno, pero tampoco fue idílico.

Tiene muchos prejuicios -y así se lo he advertido y no me lo ha negado- sobre los españoles. Según ella aquí tratamos muy mal a los extranjeros. Dice que a los musulmanes les llamamos "moros" (he intentado explicarle que así se les ha denominado históricamente y que no existe una connotación peyorativa, pero no me ha creído), a los norteamericanos "yanquis" (?) y a los franceses "franchutes" (aquí le he corregido diciéndole que no, que los franceses son "gabachos", pero bueno).

Como ya dije en la anterior entrada dedicada a esta señora, al parecer, tiene diagnosticado Síndrome de Diógenes y, aunque yo no sea un experto en la materia, la verdad es que no tiene ninguna pinta de padecer esta enfermedad.

Me da pena, mucha pena.

5 comentarios:

  1. Pater, como suele pasar, cuando uno se adentra en una historia ya no lo ve todo tan "claro". La vida está llena de matices, y yo creo, como dijo no sé quién, que siempre hay tres "verdades": la tuya, la del contrario, y la real.

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  2. La vida te enfrenta con historias tristes y duras, seguramente tendrá sus motivos y también sus exageraciones, pero te agradecería tu atención, seguro.

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  3. Lo peor de todo es que esta señora fuese rica en Turquía y haya acabado de pobre en España. En mi parroquía hay varios casos así, todos sudamericanos: gente que en Bolivia o en Colombia eran de clase media, apostaron por venir aquí creyendo que esto era Alemania y que han acabado como tu turca, viviendo de la caridad.

    Me alegro de que la dedicaras dos horas: seguro que eso ayudó a mejorar un poco su opinión sobre los españoles.

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  4. Me quedo con la pena...y con la atención que le has brindado. ¿Cómo se puede averiguar si tiene Síndrome de Diógenes? ¿Tiene mucha basura en su casa? ... Desde luego, si no padece esta enfermedad, casi seguro que padece otra. Por lo que cuentas, esta pobre mujer no está bien.

    Ojalá la justicia la trate con la dignidad que merece todo ser humano.

    Un saludo, Pater

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  5. Jo estaba a mi lado y apestaba a tabaco. Yo la interrogaba y me negaba los hechos uno por uno, a su lado su hijo la llamaba mentirosa, yo en medio poniendo paz. Con la cabeza como un bombo decido ir al lavabo. Abro la puerta y me sacude el olor a tabaco, me quejo al vigilante que alguien ha fumado; señala a Jo. Me lo niega a gritos... al final le digo... como quieres que te crea en lo demás si me mientes en esto

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