jueves, 8 de junio de 2017

Cuando no te duermen

Esta entrada va a ser una mezcla de desahogo y consulta. El nacimiento de A. jr. (quién lo iba a decir), supuso que volviéramos a ser unos padres "primerizos" (quién lo iba a decir) porque muchas de las cosas que suelen pasar con los bebés las teníamos (al menos yo) olvidadas (quién lo iba a decir).

Es cierto que la pequeña tiene un montón de hermanos que nos ayudan mucho en su cuidado, vamos, que hay muchas manos y casi siempre encuentras una cuando vas un pelín desquiciado o exhausto. Aprovecho para decir que, sin duda, los que más ayudan con A. jr. son Q. y Ma. Sin embargo, existen situaciones en las que no puedes ni debes contar con la colaboración de los otros hijos. Y una de ellas es ... dormir por la noche. O dicho de otra manera que quizá se entienda mejor: cuando el bebé no duerme por las noches. Y ahora, una afirmación tan rotunda como cierta: desde que nació, la niña no ha dormido una sola noche entera. Lo que leéis, ¡ni una!. Alguno pensará que exagero, que es una forma de hablar escribir, pero no, de verdad, ni una sola noche entera. Como mínimo se despierta una vez. Y no creáis que se despierta diciendo "Mamá (o papá), tengo un poco de hambre, ¿podéis darme un biberón?", cosa que tampoco esperaba.

Conviene aclarar también que yo entiendo que cuando esté enferma, pase mala noche y llore, pero a lo que no llego es a lo que pasa, que llore cada noche (aunque solo sea una vez). El resultado es que, al acostarnos, ya dejamos preparado un biberón en la mesilla de noche para cuando se despierte enchufárselo y seguir durmiendo.

A., la pobre (es la que normalmente se despierta) siempre la excusa con un "Pobrecilla, deben ser los cólicos" o "le estarán saliendo los dientes" o "debe tener frío" o "debe tener calor" o ... Eso es amor de madre. Ya sé, todos, por nuestros hijos, estamos dispuestos (yo el primero) a ir de rodillas hasta el Everest, a tragarnos una bombilla, a apagar una vela con los ojos, a ver una película romántica o incluso a ver un Osasuna-Granada, pero a despertarnos, no. Para eso hay que ser un súper-hombre o una madre.

Entendéis ahora que os contara que me siento como un padre primerizo en situaciones como éstas (reconozco que ninguno de mis hijos ha sido un modelo de niño durmiendo, pero la juventud hacía todo más llevadero) y más cuando oigo a mi suegra diciéndome que eso nos pasa porque la maleducamos, que debemos ser más estrictos ... y quizá tenga razón, ya no sé.

Por lo demás, la niña está preciosa y muy graciosa (sé que es una opinión subjetiva, pero este blog todavía es mío, escribo lo que quiero) y sus hermanos y padres estamos encantados con ella. Y sigue creciendo en sabiduría y bondad.

Nota:- La foto de esta entrada la he encontrado en internet tras poner "niña guapa con mariposas de una app de teléfono móvil alrededor de la cabeza" en el buscador. Y lo cierto es que solo me ha salido una foto

sábado, 3 de junio de 2017

Lo que hay que aguantar

Como decíamos ayer ...

Pues eso, precisamente ayer, comía con mi amigo N. y le comenté que me estoy volviendo más insoportable ... que cada vez soporto menos situaciones. Y le ponía algún ejemplo: A mediodía, después de una provechosa mañana de trabajo en el despacho, me fui a Barcelona con los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC). Saqué mi billete con descuento por Familia Numerosa de categoría especial y subí al primer tren que vino. Me bajé en la estación de Sarrià y al llegar al torno de salida, ya noté algo raro. Estaba lleno de interventores (lo que toda la vida hemos llamado revisores y que ahora -imagino que por el aumento de incivismo en los convoyes- brillan por su ausencia), cosa que no es normal y que a uno (que es más sabio por viejo que por otra cosa) le hizo sospechar. Introduje el billete y -como me temía- no se abrió, sonó una alarma y aparecía un mensaje que decía algo así como "Diríjase a un punto-no-sé-qué de la estación". Me acerqué a uno de esos interventores señalándole el billete y me dijo "¿Me enseña su carnet de pensionista?" Reconozco que se me pasó por la cabeza darle un guantazo a la vez que le decía "Tú sí que vas a tener carnet de pensionista, pero por incapacidad laboral", pero eso, solo se me pasó por la cabeza. Le dije que no, que yo lo que tenía era el carnet de Familia Numerosa ... y me pidió que se lo exhibiera. Después de mirarlo, me abrió el torno y me permitió salir de la estación. Cualquiera podría pensar que no hay nada malo en esto ... y seguramente tendrá razón, pero lo que me molesta es que por el mero hecho de ser familia numerosa, sacar un billete con descuento (que nos corresponde) y, sobre todo, por el hecho de que quizá haya gente que haga eso sin tener ese derecho, haga que pasemos a ser sospechosos y tengamos que destruir la presunción de culpabilidad.

Pues bien, si eso es poco, por la tarde-noche, para volver a casa, usé el servicio que nos proporciona el servicio de Cercanías (Rodalies en Cataluña, que hasta para eso somos diferentes) de Renfe. A la hora de sacar el billete con el descuento de familia numerosa, no se contempla la posibilidad de hacerlo a través de las máquinas expendedoras, sino que hay que pasar por taquilla. Me puse en la cola (pocas veces he visto mayor descoordinación en las colas) dispuesto a sacar mi billete. Tras 15' de cola (y dos trenes perdidos), me tocó mi turno. Saqué el billete y aproveché para preguntarle al empleado si tenían previsto algún día dar la opción de sacar el billete a través de la máquina. Me dijo que no, que no pueden controlar si quien lo saca tiene o no derecho a esa reducción en la tarifa. ¿Resultado? Otra vez lo mismo, los miembros de las familias numerosas discriminados porque otros pueden aprovecharse de una bonificación a la que no tienen derecho.

Y volviendo en el tren, se me ocurrió mirar Twitter y vi como una seguidora-a la que sigo (@MaruViguera) se quejaba de que había visto una casa de alquiler para pasar las vacaciones y, tras llamar para interesarse y decir que eran familia numerosa, sospechosamente dejó de estar en alquiler.

Alguno podría pensar que me quejo por tonterías, que hay cosas más importantes en la vida como para molestarse por esto y, claro, tiene razón. Pero eso no quita que, aunque sea de vez en cuando, nos quejemos un poco por el (mal)trato que en España recibimos las Familias Numerosas. Y no entro en esas lindezas que más de una vez te sueltan por ese mismo motivo. Solo citaré uno:

Estaba yo en el Ayuntamiento de mi ciudad solicitando información por el repentino (sin aviso previo) de la subida del recibo del IBI en un 65%. Me atendió una joven muy amable que empezó a buscar la causa de ese aumento. Cuando lo localizó, me dijo que era porque el Ayuntamiento había decidido eliminar una bonificación del 70% (en nuestro caso llegaba hasta ese porcentaje por el número de miembros que convivíamos en casa) para las familias numerosas, pasando a ser del 5% (que se iría incrementando si demostrabas unos ingresos tan bajos que -de verdad, no exagero- te hacían traspasar el llamado "umbral de la pobreza"). En definitiva -y me da igual que me llaméis xenófobo-, esas ayudas se las llevarían los inmigrantes magrebíes (en mi ciudad, son los acaparadores de la mayoría de las ayudas que existen). Cuando le dije a la chica que me atendía que no me parecía justo, me soltó un "no haber tenido tantos hijos" (no daba crédito, la verdad). Me controlé y solo le contesté algo como "Bueno, me parece que Vd. no es nadie para decirme qué debo hacer y que, el día de mañana, seguramente mis hijos pagarán su pensión". Evidentemente, hice una queja a un superior y me pidieron disculpas. Eso sí, la bonificación de la que gozábamos no ha vuelto, a pesar de las reuniones que a través de una Asociación de Familias Numerosas a la que pertenecemos, tuvimos con el Ayuntamiento.