jueves, 30 de diciembre de 2010

Año nuevo

Será que no tengo vacaciones, que este año el calendario ha sido muy caprichoso y los pocos días festivos de la Navidad caen en sábado y domingo, que la crisis está en boca de todo el mundo o qué sé yo, pero lo cierto es que noto un ambiente mucho más frío que en otras ocasiones. Donde más he notado esta frialdad es en la felicitación del año nuevo. He sido testigo de felicitaciones más propias de un funeral que de estas fechas.

Es cierto que no soy muy amigo de felicitar el año nuevo. Nunca he considerado que el hecho de que la Tierra complete una vuelta alrededor del Sol sea motivo suficiente para celebrarlo ... y menos para felicitarnos. Es una de esas situaciones que, en mi modesta opinión, se han salido de madre. Está muy bien que aprovechemos para reunirnos con familiares y/o amigos y pasemos un buen rato, pero de ahí a lo que vemos a nuestro alrededor...

Estamos hartos de oír anuncios de restaurantes y hoteles ofreciendo sus menús para esa noche. Algunos hablan de precios irresistibles (cuando lo dan, pienso lo mismo, que no hay bolsillo que lo resista, pero creo que ellos se refieren a otra cosa), de sensaciones inimaginables y otras sandeces.

Existe también una parafernalia que rodea a esa fiesta que me cuesta aceptar. Nos encontramos con -atención a la palabra- el "cotillón", esa especie de bolsa con elementos que encajarían mejor en una pesadilla que en una celebración: matasuegras, collares tipo hawaiano, serpentinas, máscaras y confetti. Evidentemente aquí también existen categorías y el mercado asiático, una vez más, ofrece los precios más competitivos que, unido a su precaria calidad, favorecen que el espectáculo dure menos de lo deseable. No hay nada más patético que observar a varias personas en una de estas fiestas lanzándose todo esto para, un minuto después, seguir como si nada viendo la tele.

Hay personas que aseguran ser imprescindible para tener una buena entrada de año vestir con alguna prenda de color rojo (?). Otros dicen que hay que introducir una joya en la copa de cava y beberlo con ésta dentro. Incluso he llegado a oír que, después de las campanadas, la primera persona a la que besas es a la que amas. Prefiero guardarme mi opinión al respecto.

He buscado en internet y parece que el origen de la costumbre de comer doce uvas al son de las doce campanadas que despiden el viejo año y dan entrada al nuevo es reciente (1895) y proviene de Madrid, donde se intentó popularizar la costumbre de las clases altas de pasar ese momento bebiendo champán y comiendo uvas. He sido testigo de atragantamientos (quedaron en sustos) como consecuencia de esta costumbre.

¿Y las felicitaciones? Reconozco que, dejándome llevar por el ambiente y sobre todo por cortesía, suelo desear un feliz año nuevo. Ahora bien, de ahí a esa especie de discursos que, quien más, quien menos, te larga para desearte felicidad en el nuevo año, hay un trecho. Cuánta gente te desea salud, trabajo (para después repetir eso de "pero sobre todo salud"), dinero y amor como si se acabara el mundo y, en el caso de sobrevivir, pues eso, que tengas todo eso. Hoy mismo, un cliente del despacho me ha dicho "que el año nuevo sea, al menos, como éste" (qué poca ambición), "que veamos la luz al final del túnel" (esa crisis) para finalmente corregir y decir "que sigamos viendo la luz al final del túnel" (¿qué luz ?, he estado a punto de contestarle, pero ponía tanta ilusión en sus palabras, que no me he atrevido, imagino que también ve "brotes verdes")

Lo dicho, nosotros iremos a casa de unos amigos para, en compañía de otras amistades, pasar un rato agradable. Los niños disfrutarán acostándose tarde (y levantándose temprano) y jugando con otros niños. Creo que lo pasaremos bien y no nos excederemos en las celebraciones.

Ah! y feliz año nuevo.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

Padel

En el margen superior derecho de la página principal de este blog figuran mis aficiones y, entre ellas, aparece el padel. Estoy seguro que más de uno había pensado que lo que se dice muy aficionado no debía ser porque a estas alturas todavía no le había dedicado ni una entrada. Pero, como la actualidad manda...

Tengo la suerte de poder practicar este deporte una vez a la semana. Normalmente es el miércoles y he llegado a jugar días en los que el Sevilla también disputaba un partido, ya fuera de Copa del Rey, como de Champions o de la Europa League (extinta Copa de la UEFA). En otras ocasiones he sucumbido a la tentación y me he quedado en casa viendo el partido del Sevilla.

Empecé a jugar a padel hace unos 7 años, aunque no con la asiduidad con la que lo hago ahora. Como antes había jugado a tenis, no me costó excesivamente cogerle el truquillo al tema y empezar pronto a divertirme. Después, como en la mayoría de las cosas, toqué techo y desde hace ya un tiempo no noto ninguna progresión en mi juego, lo cual, dicho sea de paso, desanima.

Jugamos semanalmente desde hace un poco más de 2 años. Solemos ser los mismos y tenemos algún "recambio" para cuando uno de los cuatro, por el motivo que sea, no puede venir. Al principio cambiábamos casi cada semana de pareja. Sin embargo, al cabo de un tiempo, decidimos hacer unas parejas habituales. Esto tiene su gracia porque vas compenetrándote con tu compañero y vas observando y analizando el juego de los contrarios. Después de dos años jugando así, decidimos cambiar las parejas y ahora juego con J., amigo mío desde que teníamos unos 13 ó 14 años. La otra pareja la forman O. y X.

J., mi compañero, es quien reserva la pista. Como existen unas reglas para reservarla, ahí tienes al bueno de J., reloj en mano, esperando a que sea no sé qué hora para poder darle al botoncito del ordenador, pues la reserva se hace a través de este medio o por sms. Según me ha comentado alguna vez, existen una serie de trucos, como son lanzar el sms un poco antes de la hora establecida porque así llega en el momento oportuno. Otro es reservar la pista nº 6 porque todo el mundo empieza por la nº 1 (el cerebro que lo tenemos así de ordenado). Estamos muy agradecidos a J. por su dedicación y esmero.

O. es más largo que un día sin pan. Mide casi 2,00 metros y, claro, cuando sube a la red, cuesta un poco hacer un globo para pasarle. Ha sido mi compañero durante los 2 primeros años.

X. es el último de los participantes y su progresión ha sido espectacular. Es un auténtico maestro de las dejadas. Hace casi dos meses le operaron de la rodilla y no se prevé su vuelta a las pistas hasta dentro de un tiempo. 

Solemos jugar a las 21,30 h y, aunque en verano es muy agradable, en invierno hay que tener un plus de valor para enfrentarte a las bajas temperaturas. la parte positiva de jugar en invierno es que puedo lucir mi sudadera del Sevilla que, aunque tenga ya no sé cuantos años, parece intemporal, no como las camisetas del primer equipo, que enseguida quedan obsoletas.

La verdad es que lo pasamos muy bien y descargamos tensión de la semana. Es uno de los momentos que todos esperamos con ganas.

martes, 28 de diciembre de 2010

Inocentadas

Hoy, como sabéis, es el día en el que oficialmente se pueden gastar bromas. Desconozco el origen de esta costumbre y prefiero no imaginarme por qué es precisamente este día, pero lo cierto es que hoy se "toleran" determinadas bromas en casi todos los ámbitos.

Esta mañana he tenido que salir del despacho y ya he visto a personas con su monigote (como el de la fotografía) pegado en su espalda. Normalmente era gente mayor, por lo que el mérito de colocárselo es ínfimo. En Cataluña, por cierto, este monigote se llama "llufa" y también desconozco el por qué.

Con tanto desconocimiento es casi imposible dedicar una entrada a este tema, pero como la ignorancia es osada y el tema no es otro que mi visión (para eso es mi blog) de esta tradición, voy a hacerlo.

Para empezar, destacar que nada tiene que ver con el carácter de cada uno. Es decir, se puede ser muy simpático e incluso bromista y abominar de este uso. Yo, que no sé si soy simpático o no, bromista o no, no disfruto especialmente con este día. Tampoco es que me moleste, simplemente es un día más. De pequeño estaba pendiente de si el gracioso de turno me había colocado en la espalda la "llufa", pero desde hace ya un tiempo ando muy despreocupado del tema. ¿Que me colocan el monigote? ¡Pues muy bien!

Hubo un tiempo en que lo único que me gustaba de este día era intentar localizar las bromas que los medios de comunicación solían insertar en sus ediciones o tragarme los noticiarios en busca del gazapo. También, desde hace un tiempo, eso perdió el más mínimo interés. Es más, si cojo cualquier periódico de hoy, estoy convencido que puedo encontrar multitud de noticias más propias de una broma (y generalmente de mal gusto), que no de la pura realidad.

Venga, me la juego. Voy a hacer este ejercicio y colocaré aquí algunos titulares de noticias del día, omitiendo, por razones obvias, a la "prensa" deportiva, que ésa ya se pasa todo el año publicando inocentadas.

Ahí van los titulares:

ELPAIS.COM

El Abogado del Estado niega que los padres tengan el monopolio sobre la educación y las virtudes cívicas

Llega al Constitucional el primer recurso contra Educación para la Ciudadanía



La Navidad convierte en padre a Elton John

El cantante anuncia que ha tenido un hijo con su marido con la ayuda del útero de una madre de alquiler



LaVanguardia.es



La subida de la luz es necesaria para evitar una situación "mucho peor", según Chaves

logo elmundo.es



Cayo Lara relaciona la violencia machista con la educación religiosa recibida


Rajoy ve segura su victoria ya sea ante 'Zapatero, Pepiño, Rubalcaba o la Chacón'



El Periódico



Chavez gobierna ya por decreto para arrinconar al Parlamento



lunes, 27 de diciembre de 2010

Arreglos

Cuando A. y yo nos casamos fuimos a vivir a un piso de segunda mano que arreglamos con mucho cariño. Nos hacía mucha ilusión cada uno de los cambios que íbamos haciendo. Muchos los hicimos nosotros mismos, otros los encargamos a profesionales ("pofesionales" en la mayoría de los casos) y otros con la ayuda de amigos y, sobre todo, de un cuñado que es un "manitas". Para que os hagáis una idea de lo manitas que es, deciros que fue él quien nos montó los muebles de la cocina.

Al nacer el tercero de nuestros hijos, ese piso se nos quedó pequeño y compramos uno un poco más grande. Tuvimos la suerte de encontrar uno muy céntrico que, aunque tenía tres habitaciones,   si nos "comíamos" un poco de salón-comedor, podíamos hacer una cuarta habitación. Y así fue, se levantó una pared de pladur y en poquísimo tiempo tuvimos la habitación de Ma.

Este segundo piso era casi nuevo. Tenía 4 ó 5 años de antigüedad y muy poco uso. Su anterior dueño era un señor mayor y soltero que nunca usó la cocina (en serio, estaba por estrenar), pues comía en casa de su hermana, que vivía dos pisos más abajo.

Todo esto viene a cuento de un comentario que hizo la mujer de un matrimonio amigo un día que los invitamos a cenar a ese piso. Ella, que es de familia bien de Barcelona, acostumbrada a vivir en espaciosísimos inmuebles de la parte alta de la ciudad condal, al ver nuestro pisito nuevo dijo algo así "¡qué suerte un piso tan nuevo y que todo funcione tan bien!" En un primer momento no supe qué quería decir con semejante comentario. Es más, no lo supe hasta que nos mudamos a nuestro actual domicilio. También, acuciados por la falta de espacio, nos vimos obligados a cambiar nuevamente de casa. Como lo que necesitábamos era algo más grande de lo habitual, tuvimos que acudir nuevamente al mercado de segunda mano. También tuvimos mucha suerte y encontramos un piso antiguo (muy antiguo), pero espacioso. Con diversas reformas -no muchas- conseguimos que resultara acogedor. Con el paso del tiempo (llevamos aquí 5 años) hemos podido experimentar lo que realmente significa el "mantenimiento de una casa". Al principio todo va bien, pero después las cosas se van estropeando y es entonces cuando te dedicas a arreglos varios. No hablo de pintar la casa, eso ya lo he hecho en diversas ocasiones, sino a cosas como ajustar o cambiar la maneta de una puerta, colocar una madera en la parte inferior e interior de la puerta del cuarto de baño que, como consecuencia del vapor de agua, se ha ido abombando, etc.

Cada vez que me veo en esa situación, me viene a la memoria aquella frase

domingo, 26 de diciembre de 2010

Sant Esteve

Seguimos con las fiestas de Navidad y con las tradiciones propias de cada lugar.

En Nochebuena nos juntamos 32 personas en casa. Vino mi familia (padres, hermanos, cuñados, cuñadas y sobrinos). Faltó un hermano que vive en Sevilla y que estos días tiene mucho trabajo: es sacerdote y debe atender su Parroquia. La novedad es que este año vino mi hermano que vive en Colombia con su mujer y sus tres hijos. Lo pasamos muy bien. Después de la Misa del Gallo para niños (empezaba a las 19 h y le llaman la "Missa del Pollet"), nos reunimos todos en casa para cenar.

Ayer invitamos a comer a mi hermano "colombiano" y hoy, día de Sant Esteve, nos reunimos con la familia de A. Vamos a un restaurante porque somos muchos y no hay casa con capacidad suficiente para albergarnos a los setenta y pico que seremos. A. es la pequeña de 8 hermanos, por lo que ya hay segunda generación y, por tanto, mucha gente. 

Hoy será un día de "versos de Nadal" por parte de los más pequeños y cantada de villancicos (aunque estemos en un restaurante, siempre lo hacemos). Y mañana, vuelta al trabajo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad


"2:1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2:2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 2:3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 

2:4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 2:5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 2:6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 2:7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. 
2:8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 
2:9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 2:10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 2:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 2:12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 
2:14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 
2:15 Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 
2:16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 
2:17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 
2:18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 
2:19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 

2:20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho."

Que el nacimiento del Niño Dios traiga a nuestros corazones deseos de quererle más.

Desde aquí desearos a todos una muy feliz Navidad en compañía de todos a los que queremos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Comidas y cenas de empresa

No tengo ni idea desde cuándo se hacen, pero lo cierto es que cada año vuelven. Son las comidas y/o cenas de empresa por Navidad.

Ayer estuve en la cena del trabajo de A., que, a la vez, es el colegio de los niños. En ésta se invita a los consortes de los empleados/as. Los jóvenes pueden traer a su novia.

El ambiente es muy bueno y se aprovecha para entregar un premio (es una figurita de bronce que representa a un alumno) a los que cumplen 25 años de servicio en el colegio. Normalmente se le hace esta entrega con la lectura de un ripio (una especie de semblanza del homenajeado) por parte de un compañero. Hay auténticos genios a la hora de redactar estos ripios, pues son capaces de resumir el carácter del que va a recibir el premio, explicando a la vez diversas anécdotas protagonizadas por éste a lo largo de este periodo. Ayer, además, se dio la circunstancia de que el que recibía el galardón era el creador de la figura y, al recogerla, nos obsequió a los presentes con un discurso muy divertido.

Algunos se animan a actuar para los demás,  tocando un instrumento, actuando en un número preparado para la ocasión, recitando poesía. Tiene mérito y normalmente lo hacen muy bien. Incluso el que declama. Existe uno al que le gusta mucho la poesía y año tras año nos recita alguno de estos poemas. Soy incapaz de describir cómo lo hace, sólo puedo decir que lo vive. A la hora de los gustos existe división de opiniones: hay quien le gusta y a quien no. Yo, como no entiendo de poesía ni de cómo se recita, no tengo opinión, pero eso no quita que me resulte ... peculiar.

Hoy, a mediodía, hemos celebrado la tradicional comida de Navidad de un Buefete de Barcelona en el que estuve unos años trabajando y con cuyo titular guardo una buena amistad. Así que cada año me invitan y cada año voy.

Ahora mismo ya noto el cansancio de esa cena y esa comida.

Esta noche tenemos la cena del despacho en el que trabajo, pero yo no asistiré. Ya no puedo más. 

La Navidad está más que empezada.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

La (otra) Lotería de Navidad

Animado por mi colega modestino, abogado -de los buenos- y bloguero como yo, dedicaré esta entrada a la Lotería de Navidad.

No soy un seguidor de tal costumbre, de hecho juego ese número que por obligación me veo obligado a compartir con algún compañero de trabajo, no sea que toque y sea el único que no lo haya comprado. Por eso, si quiero que me toque el Gordo lo más fácil es darle la mano al dueño del comercio que tenemos al lado del despacho, una auténtica bestia.

A mediodía me he instalado ante el televisor dispuesto a empaparme de todo (menos de cava) lo que gira alrededor de este sorteo. Da lo mismo el canal que estés siguiendo, pues existe una unanimidad total a la hora de tratar la "noticia". Reconozco que he prestado especial atención para poder tratar el asunto con la dignidad e importancia que merece y espero estar a la altura de tan magno acontecimiento.

Han dado varios datos para la estadística y "para los amantes de los números", destacando entre ellos que nunca en la historia de esta rifa había sido agraciado con el Gordo un número tan alto (setenta mil y pico), así como que nunca un premio (creo que era el 2º) había recaído en un número tan bajo (00174). Bien, ya tenemos contenta a una subespecie de la especie de los seguidores del sorteo.

Al parecer, una administración de lotería de Alcorcón -de verdad, soy incapaz de recordar qué premio ha repartido- contactó con una médium (inquietante término) para atraer la suerte ... ¡y lo consiguió! Evidentemente, han entrevistado a la adivina y preguntada por cómo lo hizo ha soltado la siguiente perla "Lo primero que hay que hacer es posicionarse energéticamente". Como me ha entrado la risa, no he podido estar atento al resto de su declaración.

La otra novedad ha sido entrevistar a uno de los niños encargados de cantar el Gordo (ahora dudo de si esta palabra se escribe con mayúscula, pero lo haré para diferenciarlo del comerciante-vecino). Preguntado sobre si esperaba un detalle por parte de alguno de los afortunados, ha soltado la frase del día: "Las gracias, no sé, que me den las gracias ... o un detalle ... o que me pongan un piso, en Valencia ... en la playa". Reconozco que el chaval me ha parecido gracioso y simpático.

Un detalle que desconocía y que hoy he visto por primera (y espero que última) vez ha sido la "galería de frikis" que van al salón donde se realiza el sorteo. No os podéis imaginar los disfraces que llevaban. Son gente (iba a decir personas, pero tampoco hay que exagerar) de todas las edades. Eso sí, con un denominador común: están para encerrarlas.

El resto, como cada año. Los responsables de las administraciones de lotería soltando aquellas frases de rigor "muy repartido, todo muy repartido", "estoy muy contenta de que haya tocado aquí" (esta frase siempre me ha hecho dudar sobre si se llevarán una comisión o si son tan buenas que se alegran de haber repartido la suerte), "este es un barrio trabajador", etc. 

Después, como no podía ser de otra manera, han entrevistado a alguno de los afortunados. Como sabéis, los agraciados (o al menos los que salen en la tele a exhibir su suerte) son personas que acostumbran a vestir chandal (si es del Betis, ya son pura raza) y que disfrutan con su momento de gloria. Ha sido entonces cuando los tópicos se han disparado. ¿Qué es lo primero que han dicho que harán con el dinero ganado? Exacto, "tapar agujeros". Una chica lloraba (le caían los mocos, pero como era una "choni", no le quedaba mal) mientras balbuceaba que su padre estaba en paro y su hermano también. Me he quedado con las ganas de saber si era una premiada o no. Otro decía que le habían tocado 300.000 € y que lo primero que haría sería "ir a cenar con la familia y después ... ¡ya veremos!"

Finalmente, ha aparecido un individuo con la rara virtud de aunar en un solo cuerpo la condición de "repartidor de suerte" y afortunado. Es el propietario de un bar de Pallejà (Barcelona) donde, a través de participaciones, ha vendido el número premiado con el Gordo, mientras él se quedaba con un décimo y 10 € en participaciones. No cabía en sí de gozo. De lo mucho que ha hablado, me quedo con "le había dicho que iríamos a esquiar a Vielha... ¡ahora nos iremos a Colorado, a Aspen ... o como se llame". Todo esto lo decía mientras agarraba a un niño que, imagino, era su hijo. Genial.

Lo mejor de todo, sin duda, ha ocurrido esta mañana en el despacho. Una de las chicas de recepción ha dicho "Espero que me toque la Pedrera". Por un momento he llegado a pensar que se sorteaba tan emblemático edificio de Gaudí.


martes, 21 de diciembre de 2010

Ese tipo

Cada mañana, cuando voy al despacho, me cruzo con gente. Al inicio del recorrido, paso cerca de un colegio con alumnos con edades comprendidas entre los 4 meses y los 12 años. Allí veo a madres llevando niños al colegio, abuelas acompañando a sus nietos, algún padre haciendo lo mismo con sus hijos.

Más adelante paso cerca de un Instituto de Educación Secundaria y veo a esos preadolescentes y adolescentes que hacen deporte en el patio.

Pero también me cruzo con un personaje. No sé quién es, tendrá unos cincuenta y pico años, gafas, pelo algo rizado y canoso y un andar un tanto peculiar (o quizá de tanto verlo, ya me resulta familiar). Lo veo siempre. Pero cuando digo siempre es siempre. Da lo mismo que ese día haya salido antes, me cruzaré con él. Si salgo más tarde, también. Sólo nos falta saludarnos, pero no lo hacemos porque no nos conocemos de nada, bueno sí, de cruzarnos diariamente.

A veces me ha dado por pensar que el hecho de cruzarme siempre con él, será por algo. Es entonces cuando empiezo a "comerme el tarro" con si debería saludarlo, pararme a hablar con él, no sé, infinidad de cosas. Yo, que de por sí soy tímido, lucho por quitarme estas (peregrinas) ideas de la cabeza, no sea que me sienta obligado a hablar con él.

Mientras sigo dándole vueltas a todo esto, él aparece al final de la calle, nos cruzamos y dejo de darle vueltas a la cabeza ... ¡hasta el día siguiente! 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Empieza el espectáculo

Desde hace un tiempo estoy empezando a vivir una nueva época: la del padre de adolescentes. Como casi todo en la vida, tiene sus cosas buenas (cuando las descubra, prometo decíroslas) y sus cosas menos buenas.

Ayer, sin ir más lejos, nuestra hija fue a una fiesta sorpresa de una amiga de su clase y A. me pidió que pasara a las 20 horas a recogerla. Aproveché para acompañar a la estación a N. -un amigo de la familia- que vino a comer a casa y me dispuse a recoger a M.

La amiga de mi hija vive en una población en la que abundan (creo que no existe otro tipo de construcción) los chalets y las casas. Está lleno de calles que no siguen ningún orden y conseguir localizar el destino constituye una prueba de fuego. Ahora, como tengo iPhone y N. me acompañaba en el coche, utilicé la aplicación de Google Maps y, de esta forma, conseguimos nuestro objetivo.

Cuando M. me dijo que tenía que acompañar a tres amigas suyas hasta nuestra ciudad, nunca llegué a sospechar lo que eso significaría. Si difícil era llegar a esa casa, misión casi imposible era abstraerse de sus "conversaciones". Subieron en la parte trasera de la furgoneta y empezaron a ¿hablar? entre ellas a una velocidad endiablada. Escuchaban canciones de sus móviles (no dejaron acabar ni una de ellas), veían vídeos musicales y tonterías varias. Una de ellas tenía un iPhone y cuando Ma. le dijo que yo también y se lo enseñó, exclamó "Jo, tía, tiene una funda como la mía", cosa que me extrañó porque yo la adquirí en un comercio regentado por asiáticos a un precio (y una calidad, supongo) sensiblemente inferior a la del resto del mercado.

Entre el griterío de las cuatro adolescentes conseguí entender alguna frase suelta del estilo de "Esta canción es preciosa", "me encanta, tía", "ahhhh, ¿de dónde lo has sacado?", "eiii, tía, pásame esta canción"...

Hubo un momento, al principio, que estuve tentado de decirles algo, pero me abstuve de hacerlo al recordar lo que me ocurrió hace unas cuantas semanas. Ma. invitó a una amiga suya a pasar una noche en casa. Durante la cena, hablábamos todos y yo intenté interesarme por esta chica. No recuerdo haber intentado hacerme el gracioso ni nada por el estilo, pero lo cierto es que al día siguiente (creo que la amiga de mi hija ya se había ido) llegó a mis oídos un comentario que había hecho esta niña diciendo que a su padre la pasaba igual, que cuando invitaba a una amiga suya a casa, se hacía el gracioso y era (sic) "patético".

domingo, 19 de diciembre de 2010

Maldito fútbol


Hace un rato he estado con mi hijo P. en un bar viendo el R. Madrid - Sevilla y, la verdad, estoy muy enfadado. El Sevilla no ha jugado bien, pero el Madrid lo ha hecho de pena. Era una ocasión única para sacar un buen resultado del Bernabéu, pero no ha podido ser. Eso sí, lamentable la imagen del Madrid, ese equipo que dice ser "señor" y que ha usado todas las malas artes que ha podido y que, a la postre, le ha dado buen resultado.

Yo creía que el ir cumpliendo años te daba una serenidad para situarte por encima de determinadas ocasiones, como por ejemplo encajar bien las derrotas de tu equipo. Pues si eso es cierto, conmigo no funciona. Me sigue afectando demasiado un resultado adverso.

¿Cuándo me haré mayor?

sábado, 18 de diciembre de 2010

Ya (casi) es Navidad

Esta mañana, al levantarme, me he dado cuenta que la Navidad ya está aquí. Hace ya días que tenemos montado el Belén, el árbol, la casa adornada (demasiado, pero ya se sabe lo que es tener hijos) y llevo días martirizando a mis hijos con mi sesión de villancicos del Spotify, pero aún así, me ha pillado casi por sorpresa. Y eso que cuando vi los primeros comercios que decoraban los escaparates pensé que eran unos exagerados porque yo, como aquel que dice, estaba todavía despidiéndome del verano. Mira que el Adviento ayuda a preparar la Navidad, cada domingo, en Misa, se ha ido encendiendo una vela más de la Corona de Adviento, pero aún así, insisto, me pilla por sorpresa. No sé si es que ya chocheo o que soy tan niño que no me doy cuenta...

Esta época (que me encanta) me trae a la vez muchos recuerdos de cuando yo era niño y disfrutaba como un enano con todo lo que envolvía a la Navidad. Ahora también disfruto, pero  viendo disfrutar a mis hijos.

No quiero ponerme trascendental, pero los que le damos el sentido que tiene a la Navidad (celebramos el nacimiento de Dios), tenemos una suerte inmensa, aunque sólo sea porque tenemos un motivo para ello. Veo a gente que está deseando que llegue el día 22 para ver si consiguen ese pellizco de suerte (que ya lo tienen pero no valoran) en el sorteo de la lotería, o el día 25 para recibir unos cuantos regalos. ¿Y después, qué? Pues nada, ¡la cuesta de enero!

Por cierto, no soporto la expresión que tan de moda se ha puesto e impuesto de "el espíritu de la Navidad". ¿Qué es el "espíritu de la Navidad"? Os lo diré yo, nada, una excusa inventada por Hollywood para comercializar sus películas de estos días.

La entrevista de ayer no fue tan mal. Eso no quiere decir que tenga esperanzas, pues no albergo la más mínima de ellas, pero como mis expectativas eran tan bajas, todo lo que no fuera un "¿pero adónde vas, desgraciao con ese curriculum?" ya me anima. Ahora toca esperar (se han comprometido a decirme algo -en el sentido que sea- hacia finales de enero o primeros de febrero.

Salí animado, lo reconozco (insisto en que no tengo esperanzas) y eso me hace sentir mejor.



viernes, 17 de diciembre de 2010

Entrevista de trabajo

Hace un rato que he llegado de una comparecencia ante el Juzgado como continuación de mi guardia del pasado lunes. En ella, entre otros, detuvieron a dos ciudadanos de nacionalidad pakistaní acusados de falsificar documentos públicos, concretamente, dos permisos de conducir internacionales. Evidentemente, ellos mantienen que no es así, que ellos los tramitaron a través de un primo suyo (uno de los detenidos llegó a decir que fue a través de un hermano de su primo y el Juez se lo creyó. Tuve que advertirle a Su Señoría que un hermano de un primo es, al menos en España, un primo) que vive en Grecia. Por tanto, mi estrategia de defensa (no tengo otra) es alegar que son ellos los engañados, los estafados. El problema, como siempre, es saber si me dicen la verdad. Los asistí en las dependencias policiales, al día siguiente los asistí en su declaración ante el Juez y hoy, he tenido que volver a desplazarme para esta comparecencia. A mí no me importa, siempre y cuando se cumpla con lo pactado.

Me explico, el caso es que la Generalitat de Catalunya ha avisado que el pago de los honorarios correspondientes al Turno de Oficio sufrirán una demora aún mayor. Nos pagarán -dicen- en enero de 2011. Como quiera que nos adeudan el 61% del mes de octubre y todo el mes de noviembre (y en enero de 2011 nos deberán diciembre de 2010), no sabemos qué pago realizarán. Además, esto será un problema que se encontrará el nuevo gobierno autonómico, el que surgió de las elecciones del 28 de noviembre.

Tal como está el patio, cobra más interés la entrevista de trabajo que tengo esta tarde. No tengo muchas esperanzas, la verdad, pues se trata de una empresa que busca un abogado especialista en Propiedad Intelectual, cosa a la que nunca me he dedicado. En su día envié el curriculum (ahí no dice nada de que yo me haya dedicado a esta especialidad) y aún así me han llamado para una entrevista. Es decir, ellos ya saben lo que hay. No sé, esperaremos acontecimientos.

Lo único que deseo es que no sea una pérdida de tiempo.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los milagros existen ... y yo he visto uno

Esta entrada va dedicada a todos aquellos incrédulos que pululan por nuestro mundo.

El pasado domingo, A. y yo nos fuimos con los tres pequeños a una actividad que teníamos en el colegio. En casa se quedaron los tres mayores, Ma. P. y Mi, de 14, 13 y 11 años respectivamente. Antes de irnos les pedimos a los mayores que, por favor, recogieran un poco la casa y aprovecharan el tiempo, que no se pasaran toda la mañana enganchados al ordenador o viendo la tele.

Estuvimos toda la mañana fuera y volvimos a casa a eso de las 14,15 h

Al abrir la puerta, la casa estaba muy ordenada y reinaba el silencio. Nos dirigimos a la cocina con la intención de preparar la comida, algo rápido por la hora que era y ... ¡allí estaba el milagro! Igual que en los dibujos animados, la boca se me abrió como nunca lo había hecho, la mandíbula inferior, se me cayó hasta el suelo y tuve que frotarme los ojos varias veces: Nuestros hijos habían puesto la mesa y, lo más increíble (el milagro), ¡habían preparado la comida! Como era domingo, habían puesto aperitivo y preparado una raclette. Estaban hirviendo las patatas y habían cortado la carne y el queso.

A. y yo agradecimos mucho este gesto a nuestros hijos y, aunque seguimos sin salir de nuestro asombro, pensamos que, como casi todo, no nos los merecemos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Yo conocí al Rey Melchor

En mi anterior entrada os hablaba del correo electrónico recibido del colegio de los niños en el que nos invitaban a acompañar a nuestro hijo S. en la entrega a los Embajadores Reales de su carta a los Reyes Magos.

No voy a entrar a discutir si la carta se entrega a este siniestro personaje, a un paje (¡anda, sin haberlo deseado, me ha salido un pareado!) o a uno de los Reyes Magos, sino que recordaré la vez que conocí al Rey Melchor.

Fue hace unos años, no recuerdo exactamente cuántos, pero debe hacer unos 5 ó 6. El colegio de mis hijos me ofreció la posibilidad de hacer de Rey Melchor en la recogida de las cartas de los niños (se ve que por entonces no existía la figura del "Embajador" o que ya conocían a Julian Assange y tenían miedo de que años más tarde publicara alguno de sus "privados" comentarios de la diplomacia en Wikileaks). Lo cierto es que acepté el reto y me presenté allí a la hora acordada. Mis compañeros de viaje eran otro padre amigo mío y un ex-alumno que por el color de su piel no precisaba de maquillaje alguno para hacer de Baltasar.

Allí nos vestimos para la ocasión y nos ayudaron a ponernos todos los elementos necesarios para, no sólo parecernos al Rey Mago, sino para no ser reconocidos.

Nuestra llegada en una especie de carroza fue apoteósica. Los niños gritaban como locos -y algunas madres también- mientras se arremolinaban en torno al carromato. Conseguimos llegar a nuestro trono y los niños se dispusieron en fila india. No os podéis imaginar lo de gente que había. Yo no paraba de pensar de si sería capaz de estar a la altura. Cada uno de nosotros tenía un paje a su lado que nos ayudaba en la tarea de la recogida de cartas. Nosotros la recogíamos, escuchábamos al niño o -en la mayoría de ocasiones- a la madre y entregábamos la carta al paje para que la guardara en un saco. Las madres me contaban toda clase de "intimidades" de su niño: que si no come bien, que si es un desordenado, que si es desobediente, que si se hace pis en la cama, etc. Yo -pobre de mi- les escuchaba y, dirigiéndome al niño, le daba algún consejo. Había madres precavidas que, en un momento de descuido del niño, me decía su nombre (el del niño) y algún rasgo destacado de su carácter o sus gustos. Después, cuando me dirigía al niño por su nombre y le decía que sabía que le gustaba mucho el fútbol o que debía mejorar en ese tema concreto, su cara era un poema. Ahí es cuando yo me crecía y me sentía alguien importante.

El peor momento de la tarde fue cuando A. (evidentemente sabía que yo era Melchor) decidió llevar a nuestros propios hijos a entregar la carta al Rey blanco. No podía despegar la vista de ellos y veía con gran preocupación cómo se iban acercando. Cuando les tocó su turno, me miraban embobados. Cuando les llamé por sus nombres, se quedaron boquiabiertos y cuando les decía que debían mejorar en esto o en aquello, no paraban de asentir con la cabeza.  ¿No me reconocieron la voz? Yo también me lo preguntaba, pero al parecer, no.

Guardo un gran recuerdo de aquel día y comprendí como nunca -sé que queda muy cursi- esa ilusión de todo niño.

martes, 14 de diciembre de 2010

¡Vaya horarios!

Ayer estuve otra vez de guardia en una cercana población. Tuve que asistir a 4 personas y acabé muy tarde, gracias a que el intérprete (los 2 detenidos de la tarde, acusados de falsificación de documentos, eran de nacionalidad pakistaní) llegó 3 horas después de la que había sido citado. Un desastre. Otro día contaré las asistencias de ayer.

Antes de recibir la primera de las llamadas de los Mossos d'Esquadra requiriendo mi presencia, recibí un correo electrónico del Colegio de los niños en el que informaban a los padres con hijos pequeños (de 0 a 3 años y ahí entra S., el que, según su madre, habla inglés) que la semana que viene vendrían al Colegio los Embajadores de SS.MM. los Reyes Magos a recoger las cartas de los niños. Pensando en organizarme para estar allí acompañando a S., seguí leyendo el correo y vi con sorpresa que la hora prevista para tan magno acontecimiento era las 15,30 h y acababa con una serie de avisos de cara a la recogida de los menores.

Por la noche, mientras cenaba (como llegué tarde, todos ya lo habían hecho), le comenté a A. este correo y la sorpresa que me había causado ese horario. Su primera respuesta fue decirme que cada año se ha hecho así (en ese momento me sentí Hommer Simpson con su famoso "Oh, mosquis"), demostrándome que nunca he asistido a ese espectáculo.

Cuando le comenté que deben ser pocos los padres que asistan por lo intempestivo del horario, me dijo que no, que son muchísimos los que allí están. Sin embargo, los que se llevan la palma son los abuelos. Al parecer hay más abuelos allí que la suma total de los geriátricos españoles.

No seguí la conversación, pero eso me dejó pensativo (esta vez no era Hommer Simpson con un mono tocando los platillos en su cerebro). ¿Cómo puede haber tantos padres a esa hora?. ¿No trabajan?, o ¿en qué trabajan? Imagino que no debe haber mucho empleado, la mayoría serán profesionales liberales o dueños de su propio negocio. No sé, sigo pensando en ello.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Corre, corre

Ayer, unos amigos nuestros, tuvieron su sexto hijo. Hasta aquí todo normal (o anormal, porque tener seis hijos hoy en día, roza la heroicidad).

Este feliz acontecimiento me hizo caer en la cuenta de que se está acabando esa ayuda que el Presidente del Gobierno decidió conceder a aquellos que tuvieran un hijo, con la idea de fomentar la paupérrima natalidad española. Esa ayuda, como sabéis, es (o era) de 2.500 €. 

Pues al parecer, ante el fin de esta medida, se ha iniciado una carrera contra el cronómetro entre aquellas mujeres embarazadas para intentar que su hijo o hija nazca antes del 1 de enero de 2011, fecha en la que ya no estará vigente esa ayuda y, por ende, no se recibirán los famosos 2.500 €.

He oído quejas en el sentido de que las mujeres embarazadas que tienen previsto dar a luz en un centro privado, gozan de mayor ventaja que las que lo harán a través de la Seguridad Social, ya que ésta última -según dicen- no programa partos, el bebé nacerá cuando tenga que hacerlo y sólo se programa para el caso de sobrepasarse el límite se semanas de gestación. Nosotros, que hemos tenido a todos nuestros hijos a través del sistema público de salud, podemos dar fe de que esta afirmación es cierta. De esta manera, entonces, se da una paradoja: tienen más posibilidades de recibir las ayudas, las que menos la necesitan (las que acuden a la sanidad privada).

Por otro lado, estoy deseando que llegue esa recurrente noticia que aparece cada inicio de año: "El primer bebé nacido en España" (o en Catalunya, o en tu población ...) Será, por primera vez, la imagen de un perdedor. Todo el mundo pensará "mira, este niño ha sido el primero en no recibir el cheque-bebé"

sábado, 11 de diciembre de 2010

Hemos tocado fondo

Acaba de finalizar el partido que esta tarde ha jugado el Sevilla contra el Almería y, a pesar de estar pasando por una muy mala racha, estaba convencido que hoy ganaríamos a un rival que -hay que recordarlo- ocupaba la penúltima posición de la clasificación.

El Almería se ha presentado en el Sánchez Pizjuán con un muy pobre bagaje: no había ganado los últimos 9 partidos. Sin embargo, el Sevilla se ha convertido en el especialista en resucitar a los equipos que llegan muy necesitados (ya lo hizo con el Getafe, cuyo entrenador estaba en la cuerda floja). El resultado final ha sido de 1-3.

El refrán de "a perro flaco todo son pulgas" suele cumplirse a rajatabla en el mundo del fútbol. Cuando un equipo no está jugando bien, se le une la mala suerte. Hoy, por ejemplo, sólo empezar el partido el Sevilla ha enviado una pelota al larguero y poco después ha fallado un penalty cuando el resultado era de empate a cero. El primer gol concedido al Almería no ha rebasado la línea de gol (el famoso "gol fantasma"), pero el árbitro no ha dudado en concederlo. El segundo gol del Almería ha sido de esos que no suelen entrar nunca y el tercero, para más colmo, ha sido de tacón, algo nada habitual.

Es cierto que en los últimos años mi equipo me ha hecho vivir lo que nunca llegué a soñar, pero eso no quita que me ponga de mal humor cuando pierde o atraviesa una racha como la actual (5 partidos seguidos perdidos, entre Liga y Europa League).

Intentaré superarlo.

Asistencia al detenido

Ayer os decía que hoy estaba de guardia en los Juzgados de mi ciudad, pero me equivoqué. Es cierto que he estado de guardia, pero no en los Juzgados, sino de "detenidos ordinarios", que no significa que sean los más vulgares, sino que son los que declararán ante la Policía (en mi caso, ante los Mossos d'Esquadra que, como sabéis, es la policía autonómica catalana) para, posteriormente, pasar a disposición judicial. En esa declaración en sede policial, el abogado les asiste como garantía de que se protegen sus derechos constitucionalmente reconocidos. Una vez acabada la declaración, el abogado puede entrevistarse en privado con el que será su cliente.

Pues bien, hoy he recibido dos llamadas. La primera de ellas era para asistir a un hombre de más de 50 años que ha sido denunciado por hurto por su ex-jefa. Digo su ex-jefa, porque el día 3 de diciembre esta individua decidió despedirlo al estar atravesando la empresa una época difícil. Este hombre, que es carpintero, pasó al cabo de unos días por el que fuera su centro de trabajo a recoger sus herramientas porque, por increíble que parezca, la empresa no le había proporcionado útiles para el desempeño de su trabajo. La verdad es que no lo entiendo, pues no me imagino a una empresa contratando a un administrativo obligándole a traerse el ordenador. Después, hablando con él, me ha explicado que cuando él llegó a esta empresa hace 9 años tuvo que aportar sus propias herramientas, pero que por el uso y el paso del tiempo se han ido desgastando y estropeando, cambiándose todas ellas por unas nuevas que ha comprado la empresa. Claro, la cosa cambia.

Al final, he intentado ser práctico y parece que la cosa podría valorarse en unos 200 € por lo que intentaré negociar con la denunciante a través de su abogado. No creo que merezca la pena meterse en un buen "fregao" por ese importe.

La segunda de las llamadas era para asistir a un ciudadano de origen marroquí (en el lenguaje que se nos ha impuesto habría que calificarlo de magrebí o norteafricano) que ha sido denunciado por haber agredido a otra persona en una pelea. Cuando me ha visto entrar, enseguida me ha tendido la mano y me ha pedido en ese español que hablan (estoy convencido de que todos van al mismo logopeda) que le ayude, negando tener cualquier implicación en el tema. La declaración ha sido breve y a lo largo de ésta le ha pedido al policía varias veces que no le haga nada y que él no quiere problemas, que si hay que pagar una multa lo hará, pero que le dejen en libertad (si no ha participado en la pelea, ¿por qué va a pagar una multa?). Tras la declaración prestada y al saberse libre (deberá comparecer ante el Juzgado cuando sea citado para ello) su tono ha cambiado radicalmente, llegándome a decir que seguramente se irá a Almería a buscar trabajo. Ante tal seguridad, me he limitado a decirle que esté localizable para cuando sea requerido judicialmente.

Cuando empecé en el Turno de Oficio, hace ya unos cuantos años (después estuve un largo periodo de tiempo en el que no estuve inscrito para volver hace cosa de un año) solía creerme a todos mis clientes. Ahora, me cuesta mucho más. Los defenderé igualmente, eso sí, pero ya no me los creo como antes. El primero me ha contado una historia omitiendo (quiero pensar que involuntariamente) un pequeño detalle (nada, una tontería como que la empresa es la que ha ido comprando -y por tanto la que tiene los comprobantes de la compra- las nuevas herramientas) y al segundo no le he visto muy sincero: entre otras cosas, cuando estábamos a solas, me ha dicho que quería presentar una denuncia por una herida que tenía en la nariz. Cuando le he preguntado cómo se la había hecho, ha caído en la cuenta y me ha dicho que no me entendía y ha cambiado de tema.

Es una pena, pero la gran mayoría de los delincuentes que asisto, tienen alguna relación -directa o indirecta- con la droga. Esta plaga les "obliga" a delinquir para conseguir esa deseada dosis.

jueves, 9 de diciembre de 2010

During

Sé que alguno que lea esta entrada pensará que me he vuelto loco, que he descuidado mis obligaciones familiares, laborales y sociales hasta un punto del todo preocupante. ¡Dos entradas en un día!

No, no me pasa nada. Mañana estoy de guardia en los Juzgados de mi ciudad y no dispondré -seguramente- de mis 10 minutitos para mi entrada de rigor, así que es mejor adelantarse. Además, A. se ha ido con los dos mayores a un concierto a una cercana (cercanísima) población porque entre los participantes figura la hija de un sobrino suyo. Los niños ya duermen, menos Mi. que lee en su cama, así que me he puesto mi lista de villancicos del Spotify, nada de zambombas, sino coros buenísimos. Soy el amo, el p. amo.


Este sábado vendrán a comer a casa unos buenos amigos. A él lo conozco desde hace mucho tiempo y, aunque nos veamos poco, cuando estamos juntos nos reímos mucho con y de todos. Pensando en este amigo mío, me he acordado de nuestra época de estudiantes de Derecho en la UAB. Para mis jóvenes lectores, indicar que en aquella época el servicio militar era obligatorio, si bien se reconocía el derecho de objeción de conciencia. Pues bien, un amigo común decidió hacerse objetor de conciencia para no hacer la mili (bueno, a lo mejor, realmente era objetor, pero me cuesta creerlo) y consiguió hacer el entonces llamado "Servicio Civil Sustitutorio" (¡qué nombre más feo!) en la propia Facultad de Derecho de la UAB. Era una especie de consultorio jurídico con un nombre muy internacional -Juridic Consulting- que atendía este común amigo.


Como podéis imaginar, allí pasábamos muchas horas, no sólo el objetor, sino todos nosotros. Nos servía de sala de estudio con la ventaja respecto de la Biblioteca en que allí podíamos hablar, por lo que la utilizábamos para estudiar "en común" muchos temas. También nos servía de lugar de reunión y de ocio. Allí pusimos de moda y practicamos mucho un juego del que no he vuelto oír hablar: el during. Para practicarlo se necesitaba una mesa (mejor rectangular), tres monedas (de 5 pesetas, tres duros vamos, de ahí su nombre) y dos jugadores. Cada jugador se ponía en un extremo de la mesa y el que empezaba disponía las tres monedas encima de la mesa formando un triángulo en el que uno de sus vértices estaba en la parte inferior. Se golpeaba a la moneda situada en la base y, después de ese primer golpe, debía golpearse una moneda de manera que siempre pasara entre las otras dos (sin tocarlas) hasta alcanzar la portería contraria (formada por los dedos índice y meñique del contrincante en posición en que las yemas de esos dos dedos tocaran la mesa, para entendernos, "haciendo cuernos" hacia abajo).


El during alcanzó tal furor que creamos un Campeonato del Mundo de during, sucediéndose multitud de anécdotas. Todavía recuerdo como W. (en realidad se llamaba JC, pero mi amigo P. le tradujo el nombre recordando tiempos que ambos pasaron juntos en Limerick, Irlanda con el Programa Erasmus, aquel de intercambio de alumnos) ganó el primero de los Campeonatos para nunca más volver a tener un papel destacado (se ganó el mote de Uruguay). Otro compañero y amigo sufrió un boicot por parte del resto de participantes por sus métodos de una más que dudosa legalidad. Automáticamente fue designado representante de Serbia y se le apartó de los Mundiales con la lectura de un documento firmado por todos los participantes y que, escrito en latín, comenzaba con un "Per obesus et caprinus..." y acababa con un "eliminatus est". No sé por qué, pero se enfadó. Quizá por ello ahora viva en El Salvador (sí es aquel con el que estuve a punto de "morir colgat a la neu").


Este juego creó una serie de hábitos y un vocabulario propio. Cuando alguien se disponía a tirar a puerta, era frecuente oír la siguiente frase: "Te voy a saltar las uñas" refiriéndose a las de tus dedos con los que formabas la portería. Si la moneda que se usaba en el sorteo que daba inicio a un partido (elegías campo o sacar, como en el fútbol de verdad, que ya empiezo a dudar si no se basaría en el during) era del Rey Juan Carlos, en lugar de "cara o cruz", se decía "Payaso o cruz" y si era de Franco, se decía "Paco o pollo". La mesa del Juridic Consulting fue bautizada con el nombre de Maracaná, era la mesa por excelencia. Conseguimos una copa de cristal del bar y servía como Trofeo para el ganador. En ella pegamos una etiqueta con los nombres de todos los ganadores de ediciones anteriores.


La verdad es que nos lo currábamos mucho. Ah, también estudiábamos.


Para acabar, deciros que mi compañero de trabajo del Barça hoy ha vuelto a la carga para recordarme lo mal que está el Sevilla. Tiene una memoria prodigiosa cuando quiere. A pesar de haber empezado la semana un jueves, me recuerda qué hizo el Sevilla el fin de semana anterior. Miento, cuando gana, nunca lo hace.