jueves, 28 de febrero de 2019

Una analítica y un juicio


El otro día fui al médico. Hacía un año que no iba y había algún que otro tema a comentar.

Yo no sé lo que tardan otros en la consulta, pero lo cierto es que yo voy rápido (mi médico de cabecera ayuda a ello porque acostumbra a responder con monosílabos cada vez que le planteo un tema) y, en 5 minutos ya habíamos acabado.

Me mandó hacerme una analítica y una ecografía de abdomen. Le insistí en que -no estoy del todo seguro, pero tengo la certeza- no estaba embarazado. A pesar de ello, mantuvo lo de la ecografía.

Ayer, bien temprano, acudí en ayunas a mi CAP (Centre d'Assistència Primària) para la extracción (de sangre). Entré en la sala de espera un poco antes de la hora prevista (Sala de Parquet para más señas) y un (fuerte) olor a ajo reinaba en el ambiente. Entre los que esperaban había varias personas de avanzada edad (mayores que yo, vamos) y mis sospechas sobre el origen del olor se centraron en éstos. Gracias a Dios no estuve allí más de 10 minutos. Llamaban en grupos de 5 ó 6. Oí mi nombre por el altavoz y me dirigí a la consulta anunciada. Al llegar, una ¿enfermera? me preguntó (sic) "¿Trae el pipí?". Ante mi cara de sorpresa, añadió "Ah, vale, no le han dado el bote".

"No, no es que no me hayan dado el bote, que tampoco, sino es que no me dijeron que debía traer eso. Me dijeron que era un análisis de sangre"

"Bueno, no se preocupe (como si lo estuviera), ahora le extraemos la sangre y después me trae el pipí" y acto seguido me entregó un bote en el que debía vertir la orina.

Como soy un hombre de costumbres, me había presentado en el CAP aseado y con las necesidades cubiertas, por lo que intentar llenar ese bote se antojaba misión imposible. Aún así conseguí aportar una cantidad suficiente para su cometido (espero). Me salté la cola que había en ese momento y entregué mi muestra. Pusieron su etiqueta (espero que coincidiera con la de las muestras de sangre) y me fui de allí.

Me sorprendió -y mucho- que en ningún momento me requirieran para que me identificara. Simplemente me preguntaron mi nombre, comprobaron que estuviera en la lista de los citados para ese día y procedieron a poner muchas etiquetas con números y códigos de barra en los recipientes habilitados para recoger las muestras. Sé que es una tontería y que no creo que nadie quiera engañarse a sí mismo, pero podría haber enviado a cualquiera haciéndose pasar por mí y sus resultados serían mis resultados.

Después volví a casa y desayuné. Me fui al despacho y de ahí al Juzgado porque tenía un juicio a las 11:00 h. Al llegar al edificio de los Juzgados me encontré con otro abogado con el que había coincidido hace pocos años en un asunto. Debe tener treinta y tantos años. Pues bien, al verme, no se le ocurre mejor saludo que "Hola, compi". No sé si porque me había desangrado o porque no me quedaba pipí en mi cuerpo, lo cierto es que solo pude contestarle con un "Hola". Sin embargo, en mi interior no paraba de darle vueltas a ese "compi".

En esas condiciones (sin sangre ni pipí y aturdido por el saludo de un compañero de profesión) debía afrontar un juicio de un cliente del turno de oficio acusado de un delito de impago de pensiones (no pasaba la pensión de alimentos en favor de su hija menor desde hacía mucho tiempo). Como la pena solicitada no era muy alta (12 meses de prisión), me las prometía muy felices confiando que eso acabaría en una conformidad con el Ministerio Fiscal. Pues no. Mi cliente decidió que él no tenía que asistir al juicio, a pesar de estar citado en forma. Como la pena solicitada no era superior a 2 años de prisión y constaba citado en forma, podía celebrarse en su ausencia. Así que imaginaos el papelón que me tocó hacer (uno más), solicitando la libre absolución de mi patrocinado, a pesar de la comparecencia de la testigo perjudicada (la madre de la menor) y la petición de condena por parte del Ministerio Fiscal.

8 comentarios:

  1. Ir al médico es un rollo, pero lo de ser abogado de oficio no debe ser fàcil. Un beso

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Aún siendo tu representado, ya me perdonarás si estoy deseando que te lo enchironen.
    Un abrazo.

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  4. La vida, que pasa entre nimiedades.... o no. Ya nos contarás los resultados; ¿la ecografía descubrió que, efectivamente, embarazo no es?
    Un abrazo

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    1. Todavía no me la han hecho. Lo harán el miércoles. Espero que todo salga bien

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  5. ¡Cuéntanos qué tal ha ido todo!

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