martes, 16 de julio de 2013

Clientes que no pagan

Como llevo varios días sin publicar y los que me leen (os admiro) llevan unos cuantos días de descanso es el momento de escribir una nueva entrada y, de paso, pillarlos por sorpresa. Lo que pasa es que después de quinientas y pico entradas es muy difícil ser original en la temática. Creo que ya me conocéis mejor que yo mismo.

Hace unos días quedé con el titular de la asesoría en la que trabajé antes de ponerme por cuenta y me dijo que existían una serie de asuntos que había llevado yo y que no se habían cobrado. Me propuso pasármelos, ocuparme de su cobro y lo obtenido quedármelo yo. Concretamente eran 3 temas. No me pareció mal la idea y tomé los datos necesarios para ocuparme de esta tarea.

Los primeros días no hubo manera de contactar con ninguno de ellos. Claro -pensé- si tan fácil fuera no me los habría pasado.

La primera persona con la que conseguí era una clienta habitual de la asesoría a la que le había llevado varios asuntos, siendo el último de ellos un procedimiento judicial que finalizó con un acuerdo extrajudicial (homologado judicialmente) entre las partes por el que ella se embolsaba 20.000 €. A la señora (mayor, viuda) la vida no le había sonreído. Se partió la cara por uno de sus hijos que llegó a ingresar en prisión y después cayó en las drogas (aún hoy es consumidor), por lo que era ella la que llevaba el negocio de su vástago, que no era otra cosa que un bar de combinados exóticos, que llegó a tener mucho éxito.

Le hizo ilusión oír mi voz hasta que se enteró del motivo de mi llamada. Empezó a echar pestes de mi anterior jefe y se puso a llorar contándome cómo se estaba ocupando de su hijo y de la compañera e hijos de éste, para finalizar, claro está, diciéndome que no tenía dinero y que "Me sabe muy mal por ti, Paterfamilias, que siempre me has demostrado ser una buena persona, pero ..."

No le pedí perdón de milagro, pero le dije que la volvería a llamar. Le propondré una rebaja y pagos parciales a ver qué tal.

El segundo con el que conseguí hablar era un tipo con cara de no haber matado una mosca en su vida. Es (o era) lampista y cuando en este país todo el mundo (menos yo) era rico, decidió comprarse un apartamento y una plaza de parking en la playa. La cosa se torció y se desdijo, pero ya había firmado una promesa de compraventa y la inmobiliaria le dijo que nanay de la China, que si no había escriturado la fecha señalada en el contrato, que se fuera despidiendo de recuperar cantidad alguna y que se preparase a pagar algo más.

Negocié en diversas ocasiones (alguna de ella acompañando al cliente a las oficinas-mega-guays-y-con-cristales-por-todos-lados de la inmobiliaria) con la asesoría jurídica de la vendedora, envié burofaxes y, con mucha suerte, conseguí que la inmobiliaria no solo no le reclamara nada más por incumplimiento, sino que le devolvió, sino todo, gran parte del dinero entregado.

Este tipo, además, me tenía como su abogado-mascota (no sé si el orden es el correcto), pues venía a mí para cualquier tontería. Recuerdo también haber redactado y presentado algunos escritos ante un Tribunal Arbitral en que tenía un procedimiento iniciado por una compañía de telefonía móvil a la que le había adquirido no sé cuántos terminales y después -incumpliendo una vez más lo acordado en el contrato suscrito- quiso devolver dejando, eso sí, de pagar.

Bueno, pues la conversación con este tío no tuvo desperdicio. Cuando ya me reconoció (se hizo el sueco un rato) y le indiqué el motivo de mi llamada su respuesta fue ... Os lo cuento:

ECC (ExClienteCaradura): Yo no sabía qué eso me iba a costar dinero

I (Idiota, o sea, yo), después de recuperarme del shock: ¿Cómo?

ECC: Que a mí nadie me dijo que eso me iba a costar algo

I: Pero vamos a ver EEC, tú también trabajas ... y me imagino que no lo haces por amor al arte. Supongo que tú cobras por los trabajos que haces, ¿no? Pues es lo mismo

ECC: Ya, pero es que además, el acuerdo con la inmobiliaria lo conseguí yo

I (sin salir de mi asombro): Pe ... pero, ¿me está hablando en serio? ¿No recuerdas que te acompañé a las oficinas de ... y que hablé con su abogada varias veces, le envié burofaxes, ...

ECC: Ya, pero es que si alguien me hubiera dicho que eso valía dinero, a lo mejor no lo hubiera hecho

I (totalmente idiotizado y buscando las cámaras que me debían estar grabando para después emitirlo en cualquier televisión): Pero EEC, no hace falta decirlo, hasta mi hijo pequeño sabe que si quiere una chuche de una tienda, vale dinero. Y, por cierto, lo del Tribunal Arbitral, ¿también era gratis?

ECC: Nadie me dijo que eso costaba algo

Evidentemente, me cabreé y le dije que acudiría a la vía judicial en reclamación de esas minutas.

La primera me destrozó al corazón, pero el segundo me puso de un mal humor ...

Ah, la tercera no da señales de vida. Cerró la empresa.

9 comentarios:

  1. Vaya sinvergüenza. Pensaba que lo hacías por amor al arte... Un beso.

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  2. Es que hay gente con una cara de hormigón armado. Además van por la vida a base de jeta y lo que más me maravilla, es que al final se salen con la suya.
    ¡Dale caña a todos!
    Besazo

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  3. Bueno, tengo una amiga que a todos sus clientes (es un decir) termina poniéndoles un monitorio (¿Se dice así?). Hasta el gorro de ver cómo van de pobrecitos, pero el mes de vacaciones, con paseíto europeo, las salidas de los fines de semana, y las mega-compras de temporada no se las quites.
    Y de idiota nada. ¡Cómo pille yo a alguien que te diga eso se las va a tener que ver conmigo! Vamos, hombre... ;)

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  4. Solo una duda... No les pasáis vuestras tarifas al empezar con el caso?

    De todas formas, el segundo tiene un morro que se lo pisa.

    Saludos!

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  5. Qué mal rollo, Páterfamilias. Ahora comprendo que el despacho te cediera los 3 casos tan amablemente. Una vez más, recordamos la importancia de que el abogado pida una gran provisión de fondos, a ser posible del 140% de los honorarios.

    Triste lo de la señora 1ª.

    Indignante lo del señor 2º. ¿Tú mismo puedes ser tu abogado en ese caso? Pero, claro, supongo que si demandas tendrás que pagar la tasa del malvado Gallardón.

    Habitual lo de la empresa 3ª. No vayas al Registro Mercantil, si no quieres asustarte del todo.

    Como dijo Galileo... "y sin embargo se mueve".

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  6. Hay gente que tiene la cara más dura que el hormigón!!!

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  7. Bueno Pater, tu tranquilo, armate de paciencia, de conocimientos, de procedimientos y de todo lo que haceis los abogados. Pero el que es un cara, será un cara toda la vida y seguro que duerme de un tirón todas las noches.
    Tu antiguo jefe ¿tiene más casos de estos? ni preguntes, Pater, ni preguntes.
    Un abrazo y suerte,

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