miércoles, 18 de diciembre de 2013

De partos y demás dolores

Estaba yo pensando (y esperando material gráfico) en escribir mi próxima entrada sobre la actuación de Ma. (es que el título de Madre de Pantoja se me ha quedado pequeño), cuando leo un comentario de MadreYMas en el que me muestra su extrañeza por no haber hecho un extenso comentario a su entrada sobre roturas de aguas en partos con el argumento de que habiendo tenido 6 hijos esperaba algo más. Después -lista que es- dice que ya me ha dado una idea para un post. Pues nada, a pesar de que fue A. la que tuvo los partos, seré yo quien cuente cómo fueron éstos, lo que yo recuerdo de ellos. Antes de empezar, unos cuantos avisos al (desprevenido) lector:

1) Nunca, en ninguno de los partos, rompí aguas.
2) Los dolores fueron, al menos para mí, llevaderos
3) Nunca pedí la epidural
4) Siempre he parido en hospitales de la sanidad pública
5) Eso de que el parto llega en cualquier momento es cierto.

Empezaremos por orden cronológico y así será todo más sencillo:

Ma. (19 de mayo. 15:30 h aprox)

Era nuestro primer embarazo y por tanto todo era novedoso. Tanto que se dio aquella situación que tanto me marcó y que me prometí que nunca más la volvería a vivir. A. ha sido muy tardona en todos sus partos (o nuestros hijos unos comodones que apuraban al máximo en el seno materno), por lo que estaba deseando que naciera. Ya habíamos probado todo: caminar mucho (creo que fue la época de mi vida en que he hecho más kilómetros), beber cava (hasta que me enteré que eso era una tontería de una amiga de A.), etc. Lo cierto es que un día A. dice que tiene contracciones y que son de parto. Preparamos la canastilla (expresión que solo he usado 6 veces en mi vida) y nos fuimos corriendo al hospital. Al llegar nos dirigimos al mostrador de Urgencias y ...

Aclaración previa al chistecito: En catalán, "parto" y "parte" se dice igual, "part"

A. dice "Venim de part" . Estaba yo pensando en que la enfermera nos preguntaría "De part de qui?" ("¿De parte de quién?") cuando nos hace pasar a una sala (de monitorización). Después de unas cuantas horas y una comprobación de la dilatación, nos mandaron para casa. Fue una falsa alarma. Y yo ahí, con la canastilla a cuestas volviendo hacia el coche ... Nació pocos días después.

P. (10 de octubre, sobre las 10:00 h)

No es que fuéramos unos profesionales, pero algo de experiencia ya teníamos, por lo que no se repitió la escena de la falsa alarma. Y no se repitió porque me puse algo borde, que si por A. fuera habríamos vuelto a caer en el mismo error. La culpa, como siempre, de los niños. P. fue tan tardón en salir que lo hizo el mismo día señalado por el médico para provocar el parto. La madrugada del jueves al viernes, A. tuvo bastantes contracciones, pero no me vio muy por la labor de ir al hospital. Además, como el viernes era el día D ... Bien tempranito nos plantamos en el hospital y avisamos de nuestra llegada. La enfermera dijo "Ah, sí, que tienen hora para el parto, ¿no?" "No, que vengo de parto", dijo A.

Ya en la sala de partos, recuerdo cómo P. salía y volvía a entrar. No entendía nada, aunque lo peor era ver las caras (parte de ellas porque llevaban la boca y nariz tapadas por las mascarillas) de comadrona y enfermeras. Al final resultó que traía unas vueltas de cordón. Eso sí, el tío pesó 4,4 kg

Ese parto me resultó más complicado porque tenía yo una especie de gripe intestinal. Recuerdo cómo con alguna visita en la habitación yo me iba al baño a vomitar. Lamentable.

Mi. (7 de diciembre. 19:00 h)

Lo único en lo que yo le insistía a A. es que pariera el día 7 porque no hacía puente y tenía una reunión a la que no me apetecía nada asistir. Y la pobre me dio ese capricho. Como entonces íbamos "de guais" y teníamos "la parejita", decidimos no querer saber el sexo de la criatura hasta el momento del parto. Así sería emocionante. Lo que más recuerdo de Mi. no es el parto en sí, sino nuestra llegada a casa con Ma. con 3 años y 7 meses, P. con 2 años y 2 meses y Mi. llorando como un descosido. 

Q. (19 de abril. 18: 00 h aprox.)

Era un viernes y yo estaba en Bilbao de viaje de trabajo. Cuando A. me llamó para decirme que se ponía de parto, llamé a la secretaria y consiguió anularme el billete de vuelta y sacarme otro para el vuelo de las 14 horas. En el aeropuerto de Barcelona  cogí un taxi y corriendo al hospital. Recuerdo estar llegando y ver a A. que llegaba en ese mismo instante en compañía de su madre. Pudimos entrar juntos.

JP (11 de septiembre, a la hora de comer)

Acabábamos de mudarnos a nuestra actual casa. Y cuando digo "acabábamos" lo digo en el más literal de los sentidos. El día antes habíamos acabado la mudanza y nos habíamos ido a dormir a casa de mis suegros porque nuestra casa olía mucho a pintura. Los otros 4 niños estaban todos colocados en casas de familiares y amigos. Por la mañana, antes de ir al hospital, A. decidió que pasáramos por nuestra nueva casa y preparó los uniformes y materiales de los niños que al día siguiente empezaban un nuevo curso. Estaba yo más nervioso que ella.

S (3 de octubre, de madrugada)

Fue el único que le dio por nacer a horas intempestivas. La pobre A., tras mucho insistir, consiguió que me levantara y nos fuéramos al hospital. Yo siempre le decía que no quería volver a pasar por el ridículo de Ma. (rencorosillo que es uno), pero con éste no hubo otra alternativa. ¿Ya he dicho que no quería volver a hacer el ridículo, no? Pues bien, el destino me tenía preparada una buena jugarreta.

Tras pasar por la sala de monitorización y comprobar que ya había dilatado lo suficiente, nos hacen pasar a la sala de partos y para ello me entregan esa bata verde, gorrito y zapatillas (o cubre-zapatos) del mismo color. La enfermera que me lo da me pregunta si es el primero y yo le contesto que no, que es el sexto. "Uhhhhh (grito), entonces ya eres un profesional y sabes cómo va esto", mientras me entrega esas prendas. "Claro", contesto yo con un insoportable aire de suficiencia. Cuando entro en la sala de partos noto como una enfermera me mira raro "No sé, no habrá visto nunca a un padre de familia numerosa tan apuesto como yo", pensé. Y luego A. también me mira mal. "Pobre, en este trance es normal que tenga mala cara", pienso. Al poco rato noto que el gorro me aprieta demasiado y que los sesos están a punto de salir por las orejas cuando se me ocurre hacer un comentario sobre ello. En ese momento, aquella enfermera que me miraba raro, dice "Es que te has puesto una de las zapatillas como gorro. Eso, señalando el "gorro", va en los pies y aquello, señalando una de las "zapatillas", en la cabeza". Pues eso, que para ser un profesional no está nada mal la metedura de pata. Ah, ¿y no querías no hacer el ridículo? ¡Toma!

Bueno, espero que MadreYMas, que tiene nerviosita a toda la blogosfera, esté satisfecha. Mucho ánimo, que ya queda muy poco.

18 comentarios:

  1. Jajajaja muy bueno!, menudo repertorio de anécdotas tenéis. En mi caso solo dos partos pero en el del niño rompí aguas en la oficina un 7 de diciembre de hace 9 años. Así que tengo también batallita para recordar.
    Un beso

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    1. Mira, ¡coincidimos en la celebración de un cumpleaños! ;-)

      Eso de romper aguas en la oficina debe ser lo más

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  2. Gracias, Pater!
    Ahora sí que sí.
    Y no negarás que la idea era buena... y te he salvado de la falta de inspiración, jajajaja!

    Reconozco que el detalle de A preparando los uniformes me ha dejado loca... Qué madraza! Si es que la que vale, vale!

    Y tú... en serio te hacías el remolón para acercarte al hospital? Para MA-TAR-TE.

    Casi me atraganto de la risa con el detallito del gorro y las pantuflas en el hospital... jajajajaja!

    Besitos para A, que se los ha ganado, y una colleja virtual para ti, por ponerte borde con ella, por el simple hecho de haber tenido UNA falsa alarma. Sólo una!!!!

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    1. De nada, aquí estamos para lo que haga falta.

      Sí, eso de los uniformes es para nota.

      Gracias por la colleja ... merecida, eso sí. ;-)

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  3. jajajajajaj haberle dicho a la enfermera que querías probar otras posibilidades de las fundas de zapatos jajajjajaja
    Estoy con Madre y Mas, pa darte dos collejas bien dadas por hacerte el remolón para ir al hospital.
    Felicidades a A que es una auténtica campeona.
    Besazo

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    1. jajajajajaja, es cierto, no se me ocurrió ;-)

      Eeehhh, que ella solo me da una colleja, no dos.

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  4. Aparte de las collejas...
    Tú hiciste la mili, ¿no? Porque si es que si, sabrás que lo que los hombres contaban de sus peripecias en los barracones, lo contamos las mujeres de los partos. Y uno solo nos da para, según quién, dos o tres post. Así que te has tragado una media de, seis por dos, doce, menos el publicado, ¡once! Anda que no tendrá la pobre A. anécdotas que contar.
    Pero vamos, que ya quisiera yo que mi paterpersonal, se acordara de tanto detalle. Y solo son dos.

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    1. ¡Ea, ya estamos!, que solo era una.

      Lo siento, no hice la mili.

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  5. jajajjajajajajaja conteniendo la carcajada me tienes, que estoy aquí en la oficina y hay gente que está con clientes, porque claro está que te estoy imaginando y la cara de A. con ganas de matarte!!!
    Está claro que cada parto es un mundo y si yo con tres tengo mis historias para todos los gustos, vosotros con seis el doble de historias ;)
    Besinos

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    1. jajajajaja. Fue patético y muy duro para mi "profesionalidad" en el tema.

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  6. Estás hecho todo un profesional.:) Un beso.

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  7. Buenísimo. Siempre te digo que tienes la capacidad de volver cómico lo que, en el momento, seguro que no era tan divertido (bueno, lo del gorro es de nota) Imagino que diferente a como lo contaría A. Cada parto una historia imborrable.

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    1. Ay, lo del gorro ... ;-)

      A. tiene muchos más recuerdos y, claro está, otra lectura.

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  8. Estoy con Sara M. A una mujer le pides que te cuente un parto y necesita por lo menos 3 post de los largos, y alguno más de propina para el postparto, los puntos, las almorranas y las grietas de los pezones. Tenías una mina y te la has pulido en un post....
    Hombressssssssssss!!!!
    Besos.

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  9. Feliz Navidad en compañía de tu familia y de tus amigos, Páterfamilias.

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