Ayer pude ver un poco de la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II y como podéis imaginar, finalmente no pudimos estar en Roma para la ocasión. Siendo como era, no me sorprendió la cantidad de gente que acudió a Roma para seguir en directo esta celebración.
Como ya os conté aquí, aunque sea por la casa en la que vivimos, le debemos mucho a este nuevo beato y nuestro quinto hijo le debe su nombre (ayer A. le enseñaba las imágenes de la ceremonia y le explicaba por qué se llama así).
La primera vez que oí hablar de él, como la mayoría de la gente, fue al ser elegido Papa, allá por octubre de 1978. Hacía poco que había llegado del cole y me encontraba merendando en la cocina. Con mis 10 años de entonces me sorprendió que mi padre me dijera que era muy joven (si no recuerdo mal, tenía entonces 58 años) y que con esa edad ya había "conocido" yo a tres Papas (estaba contento porque llevaba camino de récord).
Cuatro años después, en 1982, vino a España por primera vez y yo tuve la suerte de asistir al encuentro que tuvo con los jóvenes en el Santiago Bernabéu y a la Santa Misa celebrada en el Camp Nou. De Madrid recuerdo la cantidad de gente que allí nos congregamos y de Barcelona lo cerca que lo vi. Por casualidad estaba al lado de una salida al césped que había en una de las esquinas del campo y ... ¡apareció por esa! Me pegué a la valla y saqué el brazo. Empezó a dar la mano a la gente de mi lado. Cuando sólo me quedaban dos personas para que me diera la mano, su secretario personal o quien fuera le advirtió que al otro lado también había gente y ... se fue para allá. Mala suerte.
En 1984, con ocasión de un viaje del Papa a Sudamérica en el que hizo escala en Zaragoza, allá que fuimos con el colegio y pudimos acompañarle un rato.
Al año siguiente, fui con el colegio a Roma, a la I Jornada Mundial de la Juventud. Fue impresionante y guardo un gran recuerdo porque significó mi primer viaje "largo" y mi primera salida de España.
Volví a Roma en la Semana Santa de 1987 (¿o quizá fue 1986?) y allí también tuve la suerte de verle.
La última vez que le vi en directo fue en Santiago de Compostela, en la II Jornada Mundial de la Juventud, que tuvo lugar en esta ciudad. Creo que era el año 1992 y no sé cuánta gente llegamos a reunirnos en el Monte do Gozo, pero la que sí estaba (la busqué, pero no la encontré) era A.
Sé que no soy objetivo al hablar de Juan Pablo II, pero me da lo mismo. Era una figura de talla mundial que sabía como nadie llegar a todo el mundo. Dicen los que saben de esto, que nunca nadie ha conseguido reunir a tantos jóvenes, ningún grupo musical, ningún acontecimiento deportivo ... ¿Cómo lo hacía para conectar con todo el mundo y especialmente con los jóvenes? No lo sé, tenía un carisma especial.
Aquí tenéis un vídeo que seguramente muchos de vosotros habréis visto ya y que puede dar una vaga imagen de la cercanía del Papa.
Era un ser entrañable y bueno. Uno más. Cercano y querido por todos.
ResponderEliminarSiempre me emocionaron sus palaras.
Juan Pablo II, Descanse en Paz.
Es difícil añadir algo a tu post, Paterfamilias. Fue muy importante para la vida de la Iglesia y para la de cada uno de nosotros, una muestra de que la Providencia sigue cuidándonos, un hombre excepcional. Por eso me enfurecen los comentarios puristas sobre si ha pasado o no el tiempo reglamentario para la beatificación, sobre si el milagro es de los buenos o de los mediocres.
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