En cuanto nos enteramos de que el día 1 de mayo se celebrará en Roma la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II., A. y yo hemos empezado a movernos para intentar asistir. Entre otras cosas, le debemos que nos encontrara nuestra casa. Me explico:
En el año 2005, cuando nos enteramos que esperábamos a nuestro quinto hijo, A. decidió (las mujeres son así y hay que dar gracias a Dios por ello) que era el momento de cambiar de piso, que ya no cabíamos. Hay que aclarar que -como ahora- no teníamos ni un duro, así que no le hice mucho caso. Como las mujeres siempre van muy por delante nuestro (cuando nosotros vamos, ellas vuelven), A. ya se había preocupado de pedirle a Dios que fuera una niña, pues en caso contrario, no cabríamos en casa (no es que nuestros niños sean muy gordos, sino que por reparto de habitaciones no sabíamos qué hacer). Cuando la ecografía nos confirmó que era un niño, A., lejos de enfadarse con su interlocutor, le dijo "Si no es una niña, tú sabrás por qué lo haces, pero ya nos puedes estar buscando una nueva casa, porque aquí no cabemos " (no es textual, pero más o menos fue así). Después de hablar con el Jefe, me comunicó que cambiábamos de piso. "Ahh, ¿ya tienes uno?", le dije tartamudeando y con el miedo en el cuerpo. "No, pero ya verás", y me contó esa "conversación".
Se pasó unos meses buscando un piso, pero los precios no se amoldaban a nuestro presupuesto. En el mes de abril, sin embargo, encontró uno que le gustó. Estaba en la misma calle en la que vivíamos, era grande y no especialmente caro. Al decirme que no tenía parking ni ascensor (era un primero), le dije que se lo quitara de la cabeza. Al cabo de un tiempo insistió y me animó a ir a verlo. Lo vimos a toda velocidad (íbamos con los niños) un domingo por la mañana. Me gustó y a los pocos días llamé a A. desde el trabajo para que lo reservara, que yo iría con el hermano de un amigo mío (A., al que dediqué una entrada hace unos días) que es arquitecto.
Cuando A. llamó, la propietaria le dijo que ya lo había vendido, bueno que lo tenía apalabrado. A. se desanimó mucho y yo intenté, junto con mi amigo A., convencer a esta Sra. No hubo manera. Llegué incluso a llamarla a escondidas de A. haciéndole saber que A. estaba muy ilusionada y que era ideal para nosotros. Nada, no conseguí arrancarle ni un "ya veremos", decía que su palabra valía mucho y que ya se la había dado al futuro comprador, cosa que le honra.
Es entonces cuando A. me dijo: Hace unos días que ha muerto Juan Pablo II y le he pedido que interceda por nosotros para que esa casa sea nuestra. Pasó el tiempo y llegamos a perder la esperanza.
A finales de abril, la propietaria de la casa llamó a A. y le dijo que si todavía estábamos interesados, la casa era nuestra. Le explicó que el potencial comprador le daba largas y que el día 27 de abril, día de la Virgen de Montserrat (así lo contaba ella), se despertó de golpe y, sin saber por qué, decidió que la casa tenía que ser para una familia con niños, en definitiva, para nosotros.
A. me llamó enseguida al trabajo para comunicarme este increíble final y empezamos a movernos para llevarlo a buen fin. Conseguimos vender (y muy bien) nuestro anterior piso y en septiembre nos trasladamos. Es más, en cuanto acabamos el traslado (estábamos colocando las últimas cajas), A. notó sus primeros síntomas de parto y corriendo hacia el Hospital. Nació JP que, sin que sirva de precedente, alguno podrá imaginarse qué nombre se corresponde con esas iniciales.
Por eso y muchas más cosas, creemos que debemos ir.
Continuará ...
¡Qué envidia, Paterfamilias! Ojalá salga todo bien y podáis ir, parece que desde Barcelona es más fácil.
ResponderEliminarVuestro milagro es bien bonito, con sueño profético y todo, como en el Evangelio. A mí también me hizo pronto un favor: tenía un recurso difícil en los tribunales, empecé a rogarle que me ayudara al poco de morir, vino por fin la sentencia, gané, y al ver la fecha en que el tribunal se había reunido era el lunes 4 de abril, dos días después de su muerte. Lo vi como un signo de su intercesión.
Quedamos a la espera de "Roma (II)".
Pater...Enhorabuena por esta esposa. Se cierra una puerta y se abre una ventana...y si se cierra una ventana...pues a ver si hay un respiradero en la azotea. Iréis a Roma. Fijo. Sobre todo si A.se lo propone jajajaja. Bien por ella. Y por ti...que tuviste buen ojo.
ResponderEliminarSerá un momento especial: mucho¡¡¡
ResponderEliminar...Pater, es una ésplendida historia, para convertir vuestra casa eun un hogar auténtico. Bravo por la tenecidad de Agripina!!!
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