lunes, 23 de mayo de 2011

Niños haciendo de ... niños

Ayer, excepcionalmente asistí a Misa en la Catedral (digo excepcionalmente porque lo normal es que lo hagamos en nuestra Parroquia).

Allí fui acompañado de P., Mi. y Q. y me encontré con mi amigo I. (aquel que os conté que comía había comido huevos de hormiga). Al salir, me sugirió un tema para una entrada en este blog: los niños en Misa. Esta sugerencia vino a raíz de unos niños que se sentaron muy cerca nuestro y se pasaron toda la ceremonia jugando con unos papeles, primero enrollándolos y luchando como si fueran espadas y después haciendo aviones y lanzándolos constantemente por el templo.

Estos niños estaban aparentemente solos (sus edades, más o menos, entre 5 y 9 años) ocupando un banco y molestando sin piedad al resto de feligreses. Sin embargo, en un momento determinado, se acercó desde unos cuantos bancos atrás un hombre (con pinta de ser su padre) para llamarles la atención. Fue una aparición fugaz porque ya no volvimos a verlo en toda la celebración.

Aunque algunas veces acudimos todos juntos, A. y yo solemos turnarnos para ir a Misa y evitar así llevar a los pequeños con nosotros y que monten alguna de las suyas. Aunque soy de los que cree que deberíamos ir todos juntos, muchas veces me dejo llevar por la presión. No llevo muy bien esas miradas de la gente cuando los niños hablan o corretean al lado del banco que ocupamos. Sí, sé que es una contradicción, pero ...

Pero, una cosa es estar continuamente pendiente de tus hijos (ni estás tú atento, ni lo están ellos y, además, distraes más a los demás) y otra pasar olímpicamente. El de ayer era de éstos, de los que les da absolutamente igual, mientras los niños seguían haciendo de las suyas (llegando a dar con el avioncito a un señor mayor al que poca gracia le hizo) y eso, no me parece bien.

Otras veces es el propio sacerdote el que se enfada cuando los niños hacen ... eso, de niños. Los hay que se callan, con unos silencios muy largos, otros que llaman la atención a los padres en mitad de ceremonia y, en cambio, hay otros (pocos) que salen en tu defensa. Recuerdo una ocasión en la que A. y yo sólo teníamos a Ma. y P. Como eran pequeños, se pusieron a corretear por el lateral de la nave, mientras yo estaba allí con ellos. Algunas personas mayores giraban constantemente la cabeza buscándonos con la mirada. Incluso uno de ellos chistó (¿se dice así?) para que dejaran de correr. En ese momento, el sacerdote paró la Misa y, cuando me esperaba lo peor, dijo: "Los niños hacen lo que tienen que hacer, que para eso son niños. A mí me distrae mucho más un adulto girando la cabeza o haciendo callar a un niño". Yo no daba crédito a lo que oía. Ese hombre pasó a ser mi héroe y a punto estuve de hacerle la ola o ponerme a aplaudir.

Bueno, como en otras ocasiones, en el medio está la virtud y el de ayer (tengo a I. de testigo) era de los que nos hacen tener mala fama. Entiendo que estas situaciones descritas son trasladables a otras situaciones similares.

Por cierto, I. se va esta semana a Turquía. Ayer me lo comentó diciéndome que volverá a comer cosas raras, aunque después matizó que no son tan raros en su alimentación.


9 comentarios:

  1. Pater... dile a I. que su alimentación es digna de ser estudiada...jajajajaja.
    Con respecto a los niños...
    En mi parroquia, por desgracia, no tenemos ese problema. Y no porque no haya niños, que los hay y muchos, sino porque ni sus padres, y mucho menos ellos, van a Misa.
    Yo suelo asistir sóla, o con mis suegros, puesto que a mi marido no le gusta participar y prefiere salir en bici. Y me llevo a los niños conmigo. El primer día que los llevé, el sacerdote (don Aquilino), me dió las gracias, en mitad de la celebración, por acercarlos a la iglesia. Yo me quedé un poco alucinada (pues no tenía porqué hacerlo), pero dp entendí el porque.
    Mis hijos se suelen portar bien, pese a su edad. Martín, a veces, y por suerte (para mí) se queda dormido en el carro, otras, sin embargo, se pone terco y me hace salir. Nunca nadie me miró mal (más bien todo lo contrario). Sara se pasa la Misa preguntándome dónde está el Papá del Cielo y escucha muy atenta a don Aquilino. También juega en el banco, a mi lado, pero no creo que moleste, pues es silenciosa y no se menea mucho. Cuando acaba la ceremonia siempre se quiere acercar al Altar para echarle un beso a su Papá del Cielo, y después se marcha muy contenta.
    No sé qué harán cuando tengan uso de razón. Igual se portan "mal" o igual lo hacen como niños, pero, al menos, espero que sigan acudiendo puntuales a su cita de los domingos.
    Son niños, debemos darle tiempo (siempre y cuando no falten el respeto a nadie, claro).
    Un bico Pater

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  2. Apúntame en la lista de feligreses intolerantes: me molestan los niños que corren, las señoras que hablan, los jóvenes (si es que hay alguno) que se ríen. Quizá es que estoy más atento al público que a la función.

    Si toca bautizo o funeral ya me cuelgo de la lámpara, directamente.

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  3. Una cosa es que se intente educarles bien y otra que se les impida ser niños, digo yo.

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  4. estoy a medio gas..
    estudio y/o duermo? todo a la vez..
    pasaba a saludarte. un abrazo.

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  5. Dolores, me parece muy bien que los lleves. Yo a veces no me atrevo y tampoco se portan tan mal, la verdad. Es muy gracioso eso de que le envíe un beso a su Papá del Cielo.

    Fernando, estos niños que hoy hablan serán los feligreses de mañana. Si no les dejamos ir porque molestan, cuando puedan ya no querrán. No sé, es lo que creo.

    Modestino, es cierto, hay que dejarles que sean niños, pero dentro de un orden porque hay cada padre ...

    Hola Monty, ¡cuánto tiempo! Gracias por pasarte a saludar

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  6. Buenas, Pater."...estos niños que hoy hablan serán los feligreses de mañana. Si no les dejamos ir porque molestan, cuando puedan ya no querrán." plas, plas, plas. Completamente de acuerdo.

    Un saludo postelectoral

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  7. Qué buena respuesta, Paterfamilias.

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  8. ...pues yo al principio me ponía nervioso por las mías ...y temía llevarlas por lo que dices; pero al final casi que me "despreocupo" porque no hay nada más rico en una Misa, que el que hayan niños haciendo el niño...

    Oí una vez que un Obispo que celebraba, que comentaba que más que preocuparse por lo que hacían los niños, se preocupaba viendo la de arrojo de nervios que ponían sus padres.

    PD. entro de "puntillas" en el blogg, por aquello de los arrebatos de SR. blogger

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  9. Fernando, eres de buena pasta

    Muy bueno, Tomae

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