sábado, 21 de mayo de 2011

¿Son así?

Como estamos en el mes de mayo, ayer nuestro hijo Q. se fue de romería con el colegio. Se llevó sus bocadillos y su bebida y, lo más importante, iba sin uniforme. Iba feliz porque no tenía clase. 

Por la tarde recibí una llamada de A. y me informó de un incidente que, desgraciadamente, había protagonizado Q. Recogí a Q. de su entrenamiento y de camino a casa le pregunté cómo le había ido. Su cara, normalmente alegre, cambió el gesto (reconozco que en ese momento no me acordaba de la llamada de A.) y empezó a contarme.

(Desde que he empezado a escribir esta entrada, me he levantado ya varias veces porque JP y S están "jugando")

A lo que iba, la respuesta de Q. fue:

"Bueeeeno, el Sr. X me ha castigado ... ¡pero no sé por qué!"

Yo: "¿Cómo que no sabes por qué? ¿Algo habrás hecho, no?"

Q.: "Noooo, de verdad. Unos niños se habían subido a un tejado que era muy bajo y el Sr. X les castigó ... y ... como yo estaba allí, a mí también."

Yo: "¡Hombre, Q.! ¿tú también te habrías subido, no?"

Q.: "No, de verdad. Cuando me dijo que yo también estaba castigado, le dije que no había subido, pero no me hizo caso, entonces nos mandó a un árbol"

Yo: "¿Y?"

Q.: "Como nos aburríamos, empezamos a tirar piedras a un bote y ... sin querer, no sé cómo ... le di a X."

Yo: "¿Cómo que le diste a X. sin querer? ¿Estaba al lado del bote?"

Q.: "No"

Yo: "¿Entonces?"

Q.: "No sé"

Yo: "Y ... ¿dónde le diste?"

Q.: "... en la cabeza"

Yo: "No te oigo, ¡¡¡¿dónde?!!!"

Q.: "En la cabeza"

Yo: "¿Le has abierto la cabeza a X.?"

Q.: ", pero sólo le salió un poco de sangre"

No sé qué cara puse y, a continuación, sonriendo y con la mayor naturalidad del mundo, me dice "¡Y todo lo demás, muy bien!"

No sé si es del todo consciente, nos toma el pelo o es la visión que un niño de 9 años tiene sobre ciertos actos y sus consecuencias. No había en él ni un atisbo de culpabilidad.

A. llamó dos veces a la madre del pobre X. para interesarse sobre su estado. Al final no ha habido que cogerle ningún punto.

9 comentarios:

  1. ¡Gracias a Dios!

    Es importante formar la conciencia moral de los niños. Muchos padres no lo hacen, relativizan lo malo que hacen sus hijos, creen que basta un discursito amable para corregirles, como si ya fueran adultos. Parte de nuestros problemas actuales vienen de esa tolerancia de muchos padres con los errores de sus hijos.

    Me alegro de que no pasara nada grave.

    ResponderEliminar
  2. Menos mal que todavía quedamos unos cuantos padres cuerdos por este mundo. Más de uno le habría echado la culpa a X., diciendo que su hijo estaba traumatizado por algo que le hizo cuando tenía 3 años o alguna chorrada por el estilo. Sin tener en cuenta que por supuesto no se podría castigar a ninguno de los niños, vaya a ser que se "traumen", como dice el juez Calatayud.
    Sara M.

    ResponderEliminar
  3. Me alegro de que X esté bien.

    Creo, Pater, que hay dos temas distintos. Parece que tu hijo es sincero. Él no se subió al árbol. Lo castigaron. No sé si te va a servir lo que te voy a explicar o si te parecerá bien. Tengo por costumbre creer a mis hijos. Si mienten acaban por sentirse mal y dicen la verdad. Porque es una carga en el alma saber que tu padre te cree y se la has jugado. Ante un castigo injusto, me parece que no es malo decir que bien, que sí, que no se ajusta a la verdad... aunque es una forma de empezar a darse cuenta de que en la vida les va a tocar tragar y no siempre se los valorará con equidad. Se puede plantear como un ejercicio preparatorio y, si me apuras, de humildad.
    La pedrada es otro asunto. A esta edad no se saben todavía las consecuencias que acarrea un piedra que se lanza y no calculas dónde va a caer. Es un buen momento para abordar el tema de que hay que pararse antes de actuar... Poco a poco, Pater. Un chaval que te dice "por lo demás muy bien" se retrata. Se nota que no tiene ni un ápice de malicia. Y que ha sido sincero.

    Me ha enternecido mucho tu post de hoy. Y me ha recordado viejos tiempos.

    Un saludo y un beso a tu hijo.

    ResponderEliminar
  4. Lo siento Sunsi, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Para mí no vale lo del "tengo por costumbre creer a mis hijos". Ni eso, ni como mi marido dice (aunque luego no es verdad), "los niños siempre por principio mienten". Ni tanto ni tan calvo, pero creo que es muy arriesgado eso de creerles siempre. De hecho solo conozco, creo, tres casos. Y te puedo decir que en los tres casos, los padres son engañados, sus hijos mienten y especialmente a ellos. Ese tipo de niños se escuda en que sus padres les van a apoyar, y la otra parte es siempre la que miente, incluídos profesores. Me parece vergonzoso. No digo que nunca haya que creerles, pero ponerles seriamente en duda...
    Sara M.

    ResponderEliminar
  5. Con tu permiso, Pater.
    Perdona, Sara. Me parece que estamos diciendo cosas distintas. Seguramente porque no he sabido explicarme bien. Detrás de la afirmación "tengo por costumbre creer a mis hijos", hay muchas horas dedicadas a la formación de la conciencia. Me sabe mal decirlo porque puede parecer muy de "libro" y no es así.

    Quizá la expresión más acertada sería partir de la "presunción de inocencia".Claro que hay dudas razonables. Es un tema largo, profundo y "clave" en la educación de los hijos que no tiene nada que ver con apoyar lo que no se debe apoyar jamás. Antes que madre he sido profesora, primero de concertada y después titular de IES. Entiendo lo que explicas...

    Gracias por la enmienda.

    ResponderEliminar
  6. Y seguimos con permiso de Pater. Sunsi, ¿qué edades tienen tus hijos?. Y si, seguramente a mí me faltan unas cuantas horas de preparación de conciencia, pero unas veces es tan fácil y otras tan complicado...
    Sara M.

    ResponderEliminar
  7. Hola, Sara. No he querido decir que te falten horas ni mucho menos... La verdad es que es complicado explicarse a través de un medio tan limitado... Te respondo con mucho gusto. Tengo cuatro hijos: 22, 21, 18 y 16 años. Los dos primero son chicos. En edad escolar solo está la de 16. Y no es nada fácil, Sara. Nos equivocamos muchas veces... y vuelves a retomar. No soy nadie para dar lecciones. Era una opinión y respeto que no estés de acuerdo. Cap problema...

    Un abrazo, Sara. Y un saludo para ti Pater, que estás muy callado. ¿Todavía en jornada de reflexión? ;-))))

    ResponderEliminar
  8. No me he molestado Sunsi. Lo de que me faltan horas lo he dicho yo, y además me estoy dando cuenta de nuestras diferencias: dichas las edades de tus hijos, te cuento que los míos tienen 11 y 7. Totalmente diferentes, ¿no?. Saludos, y voy a ver si me paso por tu blog, ¡se me olvida!.
    Sara M.

    ResponderEliminar
  9. Sunsi, estoy encantado (y aprendiendo) con estas ideas que aportáis, así que poco puedo decir

    ResponderEliminar

Recuerda que es un blog para todos los públicos. Si vas a dejar tu comentario, procura que no sea ofensivo ni de mal gusto, así como que sea respetuoso con las opiniones de los demás. Muchas gracias