Ayer le propuse a Q. preparar entre los dos la comida: una "fideuà". Evidentemente puso cara de asco y me preguntó que por qué ese plato precisamente. "Porque sé que no te gusta y, la verdad, me sorprende. Estoy convencido de que si lo preparas tú, te gustará", fue mi respuesta. La arriesgada apuesta funcionó y a la hora de comer no dejó ni un fideo en su plato, llegando incluso a repetir.
La foto de esta entrada es el resultado de lo que Q. y yo preparamos y lo que hay en el cuenco es el "allioli" preparado por A.
La receta que seguimos es la que figura en uno de los libros de la Thermomix y yo intenté seguir a rajatabla los diferentes pasos que en el mismo se mencionaban. Y aquí está el quid de esta entrada, la clave, el tema central de la misma. Mientras yo intentaba seguir al pie de la letra lo que allí ponía, A. me decía que había que ser algo más flexible. Por ejemplo, si allí dice "chipirones", no pasa nada por poner otra cosa, como podría ser una sepia, que es lo que hicimos.
Supongo que ahí radica la excelencia o la genialidad, en saber improvisar y no seguir estrictamente las reglas que se marcan (al menos en la cocina). Reconozco que yo soy más de seguir a pies juntillas las recetas, mientras que A., no y de ahí que sus platos sean bastantes mejores que los míos (además de que por un plato que yo cocine, ella haga 100).
Pues bien, parece que mis genes se han cebado con S., el pequeño de la familia. Os cuento:
Hace unos meses, le compramos en Primark un pack de 7 calzoncillos cuya gracia era que cada uno era de un color y en ellos ponía el día de la semana. Así, había unos en los que ponía "lunes", otros "martes", "miércoles" ... y así hasta el "domingo". Además nos pareció una buena idea para que aprendiera los días de la semana de una forma práctica y que fuera él mismo el que se ocupara de buscarse la ropa interior a la hora de vestirse. Nada más lejos de la realidad. La a priori gran idea, se convirtió en un suplicio. Cada mañana se repetía la misma historia:
S: ¿Qué día es hoy?
C (Cualquiera, el que estuviera más cerca): Jueves
S: ¿De qué color son los calzoncillos del jueves? o ¿Qué pone aquí?, mientras sujetaba unos calzoncillos con la mano
Claro, en alguna ocasión (gracias a Dios, pocas veces) ha habido algún retraso en alguna lavadora (la de la ropa blanca, por ejemplo, que contiene los calzoncillos del viernes) y eso ha provocado un drama a la hora de vestirse porque el niño -que es menos flexible que su padre siguiendo una receta de cocina- es incapaz de ponerse otros calzoncillos que no sean los del viernes. "Venga, guapo, ponte éstos normales, que no pone ningún día". "No. Hoy tocan los blancos, porque es viernes"
Esta rigidez en sus planteamientos hizo que el miércoles fuera testigo de la siguiente conversación durante el desayuno.
Mi (u otro hijo, no lo recuerdo): Hoy es el último día de cole antes del puente.
Q. (u otro): Es como si fuera viernes.
Varios: ¡Eso!, como si fuera viernes
S: ¿Hoy es viernes?
A. (a grito pelado): Noooo, por favor, no le digáis que es viernes, que nos montará el numerito con los calzoncillos.
Mi hija pequeña también tiene esas braguillas de Primark, menos mal que no sabe leer porque lo de encontrar la del día sigue la ley de murphy, están todas menos la que toca, jeje
ResponderEliminarSííí, veo que sabes perfectamente de qué hablo
EliminarMi hija pequeña también tiene esas braguillas de Primark, menos mal que no sabe leer porque lo de encontrar la del día sigue la ley de murphy, están todas menos la que toca, jeje
ResponderEliminarPues eso ;-)
EliminarJajajjaja, que grande S.! Tiene toda la lógica del mundo, ponerse los calzoncillos del lunes un jueves no mola
ResponderEliminarJajajaja. Lo que me pareció realmente gracioso fue el comentario de A.
EliminarJajajajajaja!
ResponderEliminarPobre S... si es que... cómo sois! Para qué le compráis unos calzoncillos para cada día de la semana, si luego no cumplís las reglas... jajajajaja!
Yo creo que, en general, los enanos, cuando son tan pequeños, no son nada flexibles... pero nada nada! Y es que, en el fondo, a ellos la rigidez les da seguridad...
Bs.
Estoy de acuerdo, creo que esa rigidez les da seguridad. Lo mismo pasaba cuando eran pequeños y no seguías algún hábito
Eliminar¡A quién se le ocurre! Si le compráis unos calzoncillos "de marca" diaria, pues es para lucirlos cuando toca, jajaja. Pues si, un pelín cuadriculados si que sóis a veces los hombres. Y oye, a ver si le da el cuadriculismo para tener sus cosas, en el más amplio sentido de la palabra, bien organizadas.
ResponderEliminar¡Nos acordaremos de vosotros los viernes!
Jajajaja "lucirlos cuando toca"
EliminarSí, eso parece, somos un pelín cuadriculados. En la cocina, y en mi caso, es por la inseguridad en la elaboración de un plato
Hace bien tu hijo. Ya tendrá tiempo de saltarse las reglas.:) Un beso.
ResponderEliminarEso también ... y las preocupaciones dependiendo de qué reglas
EliminarQué curioso, Páterfamilias, justo el otro día hablé con un amigo -tan comilón como yo- de las fideuas: a mí se me da bien cocinar paellas y arroces, pero nunca me he atrevido con este plato. Mi amigo me animaba a hacerlo, no debe ser más difícil que una paella, pero nunca me he atrevido.
ResponderEliminarSí, en la cocina conviene, las primeras veces, seguir letra a letra las recetas; luego ya se coge una soltura que te permite improvisar, añadir, quitar, cambiar, que es lo que da el sello personal de cada uno.
Me siento muy identificado con tu hijo. Si yo tuviera un calzoncillo para el lunes y el lunes no me lo pudiera poner estaría todo el día nervioso, inseguro.
¡Hombre, por fin alguien comenta mi "creación"! Fernando, si yo -que no tengo ni idea de cocinar- soy capaz de hacer una fideuà, imagínate un experto arrocero como tú. Es más, ya estás poniendo fecha para invitarnos a una. ;-)
EliminarJajajaja, qué exagerado eres con lo de los calzoncillos
Educando a cada paso, me encanta!!!! Genial idea la de cocinar juntos.
ResponderEliminarMis 3 son muy cocinillas, y mi peque (14) es como el tuyo: hay que hacer la receta del bizcocho de chocolate y seguir leyendo todos los pasos. Yo ya no mido el azúcar o la harina, que están en muy pequeñas cantidades y se pueden añadir "a ojo" Y el se empeña en sacar la pesa, y no para de preguntarme si la cantidad de cada cosa es la adecuada.
Va con el carácter. La mayor es arriesgada, inventa y dirige. La segunda, si la encuentras, es cómoda y predecible. El peque es estricto, cumplidor y se deja llevar.
Bueno, salió bien, pero era un poco arriesgada.
Eliminar¿Así que te han salido cocinitas? Pues eso es una suerte, ¿no?
Yo soy fan incondicional de la flexibilidad!!!; te aconsejo que pongas todos los calzoncillos en lejía, todos bien blancos para evitar estos estreses matinales que no sientan nada bien ;) y al pobre niño lo teneis mareado.
ResponderEliminarGenial la idea de cocinar lo que no le guste para lograr que le encante, te copio...Ya me ves esta noche hirviendo acelgas con Marciano, que a sus 22 aún no lo he conseguido. Te haré un monumento si come verde, fuerte abrazo!
Jajajajaja, en lejía ...
EliminarSi triunfas con lo de las acelgas, cuéntanoslo y te promocionamos para el Premio Nobel de ... no sé, ¿de la Paz? Los milagros, como sabrs, en Lourdes ;-)
Que te puedo decir Pater....eres seguidor de mi blog, lo conoces,sabes de él... Esa escena perfectamente podría haber ocurrido en mi casa.
ResponderEliminarYa sabes cómo te entiendo ¿verdad? Yo estoy empezando a pensar que es algún gen masculino que se retuerce en algún momento y nacen así, a piñón fijo. :D
Besazo
Jajajajaja. Pero qué pasa aquí!!! ¿Solo entran exagerados?!!!
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