No soy muy dado a llamar a mis hijos, ni siquiera cuando son pequeños, con frases, más o menos acertadas, que describan sus cualidades o características. No es por nada en concreto, imagino que cada uno es como es y manifiesta sus sentimientos como le parezca. Eso no quita que haya que tener cuidado cómo le llamas y, sobre todo, dónde usas esas frases.
Cursaba yo entonces 6º de EGB cuando, al salir del colegio, fui a casa de un amigo porque teníamos que hacer un trabajo que nos habían encargado. Cogimos el tren juntos y nos dirigimos directamente a su casa. Conviene aclarar que este niño era hijo único lo que, como se verá, le disculpa aunque no justifique lo que más tarde acaeció. Al llegar a su casa, llamó al timbre y desde dentro una voz femenina (su madre) preguntó quién era. Mi amigo contestó "soy yo" y en ese momento, la madre, mientras abría la puerta, empezó a decir "Ay, mi mendruguito de pan, mi pajarito indefenso". Mi amigo se puso rojo y yo no sabía qué hacer. Cuando la madre abrió la puerta (después de pronunciar tan desacertadas expresiones) vio que su hijo estaba acompañado ... pero le dio lo mismo, actuó como si nada y le dio un buen achuchón.
Evidentemente, me faltó tiempo para, al día siguiente, contárselo al resto de la clase.
No es que eso me marcara de por vida (a mi amigo supongo que sí), pero se me ha quedado grabado y a pesar del tiempo transcurrido recuerdo esa escena como si hubiera ocurrido ayer.
No es necesario analizarla detenidamente para darse cuenta de los errores que se cometieron en tan poco espacio de tiempo y en una situación aparentemente tan sencilla. Así, a bote pronto, se me ocurren los siguientes:
- Preguntar "¿quién es?" cuando llaman a la puerta. Para eso existe una cosa que se llama mirilla y permite, además de observar la cara de tu hermano cuando llama al timbre y no le abres la puerta, ver quién es el que ha llamado.
- Contestar "yo" a la pregunta "¿quién es?". Simplemente porque todo el que llama es él, es decir "yo" desde la óptica del que llama. Debe ser que ésta es otra de esas situaciones en la que se cumple aquella máxima de "a preguntas tontas, respuestas tontas".
- Decir "mendruguito de pan" y/o "pajarito indefenso" a un hijo. No es excusa que sea hijo único. Estoy convencido que esa señora con más hijos repartiría equitativamente sus frases. A uno le llamaría así y a otros, no sé, "cachorrito" o "capullito de alhelí". Esa característica era intrínseca a esta señora, no venía determinada por la situación concreta, sino que ella era así.
- No haberme ido. Supongo que porque me encontraba en plena formación de mi conciencia o por otra causa que se me escapa, pero lo cierto es que no abandoné el lugar corriendo.
Estoy seguro de que, aun sin dar más datos, más de uno encontrará otros errores en la situación descrita
jajaja, fíjate que yo utilizo el "capullito de alhelí" no precisamente como un piropo (de forma irónica y con rintintín).
ResponderEliminarAunque me dá que la mayoría de las madres utiliza, alguna vez en su vida, ese tipo de frases con sus hijos, ya sea con fin cariñoso o para tocar las narices.
Saludos Pater
Ay , pater... Con esa manía que tengo de acortar los nombres y decir "melindres" a mis ciudadanos aunque ya son señores... No me extraña que se enfurezcan conmigo.
ResponderEliminarSaludos...