Esta mañana he cogido el autobús para ir al Juzgado. Al cabo de un rato, ha subido una persona y ha ocupado el asiento inmediatamente posterior al mío. Al poco he empezado a oír unos extraños sonidos que han reclamado mi atención. Eran como unos chasquidos acompañados de olor a golosina de melón. Como provenían del asiento de atrás, disimuladamente me he girado y he podido observar una escena escalofriante: era una señora de más de 60 años mascando chicle con suma fruición y haciendo globitos que explotaban (y desprendían el olor a melón) con exagerada velocidad. La señora llevaba una bolsa de supermercado y vestía una camiseta de manga corta y cuello redondo (de playa, vamos).
Si bien el trayecto no ha sido del todo agradable, debo agradecerle haberme proporcionado una idea para la entrada de hoy: la (falta de) urbanidad.
No me considero especialmente fino en el trato ni he sido educado con la finura de la aristocracia, pero cada día soporto menos la ordinariez. Sin ánimo de resultar exhaustiva y contando con que seguramente dejaré de describir situaciones, unas por olvido, otras por no resultarme del todo desagradables y otras por ser tan desagradables que me niego a reproducirlas, ahí va la lista de los comportamientos que peor encajo:
1) Determinados ruidos corporales: sorber con la nariz (sé que, en la mayoría de los casos, es como un tic, pero me da igual), emitir ciertos sonidos con la boca que ahora mismo no sabría cómo describir, pero es igual a cuando alguien come un plátano y no cierra la boca al masticar.
(Aviso a navegantes: aquel que en este primer punto buscaba la descripción de otros sonidos corporales, que no siga leyendo, se ha equivocado de blog)
2) Ciertos olores. Me resulta insoportable una conversación con alguien que la noche anterior ha cenado ajo con algo más. No sé si es un defecto de mi naturaleza o qué, pero ante este hedor, mis glándulas pituitarias, en lugar de cerrase, se abren como nunca y hacen que no me pierda detalle del aroma.
El olor a sudor merece mención aparte. Tras años de observación, he llegado a la conclusión de que sólo existen dos causas por las que una persona puede oler a sudor:
a) Porque tiene una disfunción. No pasa nada, hoy en día existen multitud de tratamientos que evitan ese olor.
b) Porque se ha repetido una prenda previamente sudada. En este caso, no puedo con ello.
No os engañéis, no hay más. Si uno lleva una camisa limpia y empieza a sudar, tranquilo que, a no ser que exista una disfunción, no huele. Ahora bien, si esa camisa nos la volvemos a poner al día siguiente (aunque se haya secado), el olor será de campeonato.
3) Hablar a gritos. Imagino que existen diversos orígenes, como puede ser una incipiente o mediana sordera, una inseguridad en uno mismo que le lleva a intentar "estar por encima" de los demás, etc, pero la mayoría de los casos equivale a ordinariez.
4) Tics (o no) que llevan a tocarse ciertas partes del cuerpo de manera inconsciente (supongo) y repetitiva. No hace falta entrar en detalles, pero todos conocemos a un famoso deportista (tenista) que tiene esa fea costumbre cuando practica deporte. Aunque, sinceramente, no va por él.
5) Hablar comiéndose letras (incluso palabras). Si alguno está pensando en los andaluces, también se ha equivocado de blog. Estoy pensando en aquellos que, pasado de generación en generación, hablan ya un idioma propio a base de no pronunciar ciertas letras de una palabra. Llega un momento en que resulta difícil entenderles.
6) Colarse en los sitios. No hay cosa que me ponga de peor humor que uno/a que, con absoluto desprecio hacia sus congéneres, se cuela en un sitio mientras los demás (que debemos ser tontos) esperamos nuestro turno. Hay que reconocer que este comportamiento se da en gente de diversos estratos, no está únicamente reservado a determinada clase social.
Bueno, creo que por hoy ya está bien. Sólo comentaros que tengo un compañero de trabajo que reúne varios de los comportamientos anteriormente descritos: sorbe por la nariz, habla a gritos, se toca y/o rasca compulsivamente partes de su cuerpo (concretamente dos, una delante y otra detrás), habla idioma propio, etc. Un auténtico campeón.
Lo de colarse, es que no lo soporto!
ResponderEliminarLo demás, tampoco es que me guste, pero debe ser que el sentido del olfato no lo tengo tan desarrollado como otros, así que no es de lo que más me incomode.
Ah! y lo de hablar alto, siempre pienso que pobres de ellos que deben estar un poco sordos y por eso no se oyen ;)
saludos,
...Las risas histéricas en la mesa de al lado de un restaurante, bueno, la de al lado y la de más allá que también se oyen, sobre todo si son con la "i"
ResponderEliminarHablar a gritos, colarse, hacer sonar la bocina aunque no haga falta, hablar a gritos por el móvil o hablar y hablar por el móvil en el autobús, poner los pies en el asiento del autobús, no ceder el sitio a la gente mayor en el autobús o en el metro, discutir de lo que uno no sabe, llevar camisa negra y corbata clara, mear y no lavarse las manos, hablar en el cine, ...
ResponderEliminar(Suerte en el Getafe-Sevilla; a mi equipo, el Depor, le vendría muy bien que les ganarais por 0-4)
ResponderEliminarViajando en medios públicos uno encuentra muchas ocasiones para descubrir la poca urbanidad de algunos: desde gente que saca trozos de merluza de una bolsa de deporte, pasando por quien se quita los zapatos en el tren, quien ríe a carcajadas la película de turno o quien se come un yogurt en el asiento de al lado del bus sin ningún temor a salpicarte los grumos.
ResponderEliminarA mí, Pater, cada vez me "ofenden" menos los olores (aunque me molestan), gritos( mi primogénito me ha vacunado), chicles mascados compulsivamente... Muchas veces las faltas de urbanidad son faltas de oportunidad. Si el progenitor no enseña... o no sabe más...pues es lógico.
ResponderEliminarLo de colarse... ni hablar ¡vamos! Otra...¡¡¡la impuntualidad!!! Y aquí entono el "nostrum culpa" ("mea" no...) porque mi familia lleva una fama...No hay forma ni humana ni inhumana de llegar a la hora. Otra... la insaciable curiosidad de los que siempre te someten a un interrogatorio... Otra... los que te repasan de arriba a abajo cuando te ven por primera vez y/o/también cada vez que coincides.
Seguro que hay más cosa, pero ahora no me acuerdo y deduzco que no serán importantes.
Bueno , Pater... Buen finde.