Tengo un compañero de trabajo (aquel que aquí os cité en el último párrafo de la entrada) que, además de reunir en una misma persona aquellas cualidades, es un caradura. Os explico. El despacho se encuentra en un lugar rodeado de la llamada "zona azul", aquella fórmula recaudatoria establecida en tantos municipios de nuestro país. Pues bien, este compañero es de los que viene a trabajar en coche y aparca justo enfrente del despacho (en zona azul, claro) sin poner el correspondiente ticket. Como estamos en unos bajos, cada cierto tiempo se asoma para ver si ha llegado el/la vigilante de la zona azul y cuando llega, sale corriendo a la puerta y empieza a silbar y a gritar que lo ha dejado allí un momento y que ahora mismo se va. La mayoría de las veces cuela y el vigilante le quita la denuncia que ya le estaba colocando en el parabrisas de su vehículo.
Yo, la verdad, no puedo con este comportamiento y en más de una ocasión así se lo he hecho saber. Pero si sorprendente es eso aún más es el hecho de que cuando el vigilante le quita la denuncia él reniega en voz baja y se queja de que tiene que salir y sacar el coche de ahí (no os creáis, la mayoría de las veces da una vuelta a la manzana y espera a que se vaya el vigilante para volver a aparcarlo allí). Otras veces va a la máquina expendedora y saca su ticket. También lo hace quejándose.
Pero lo más increíble es el día que por no haber estado atento le han puesto la multa. El cabreo es monumental. Empieza preguntando a los demás compañeros que por qué no le han avisado (claro, deberían ser vigilantes del vigilante, digo yo) y después maldice a "todo lo que se menea" -usando su mismo lenguaje- porque le han multado.
He llegado a la conclusión de que no es consciente de que esa actitud constituye un fraude y una falta de respeto hacia los demás ciudadanos. En ocasiones, comentamos con los compañeros esta actitud y todos coincidimos en el dineral que se debe haber ahorrado con este comportamiento y nos reímos cuando lo recordamos enfadado porque se ve obligado a poner ticket o a pagar la multa.
No sé por qué escribo hoy sobre esto y más teniendo en cuenta que esta noche se celebra la Verbena de San Juan que, como sabéis, por estas latitudes significa una noche de hogueras y petardos hasta las tantas y habría sido más propio escribir sobre esta costumbre y no sobre ese compañero.
Tu compañero es un jetas!!!. Yo tengo uno que siempre llega una hora antes (como todos), pero para tomarse algo en la cafetería de al lado, cuando el resto lo hacemos para intentar aparcar bien. Lo malo es que, al tratarse de un centro hospitalario, muchas veces tenemos problemas para encontrar sitio, pero al tío le dá igual, él , con toda su cara, aparca en la entrada (reservado a entrada de pacientes y ambulancias) y se pira al bar, y después se viene quejando de lo malo que es aparcar y de la mala leche qeu se gastan lo guardias de seguridad.
ResponderEliminarCréeme, si yo fuese guardia de seguridad, a su coche ya se lo habría llevado la grúa más de una y dos veces.