La entrada de hoy la estoy escribiendo desde el tren y, aunque es un poco incómodo, me hace mucha ilusión usar mi iPhone para esto (quién nos iba a decir que podríamos hacer estas cosas hace unos años).
Esta mañana esperaba expectante la llegada al despacho de aquel compañero de trabajo del Barça. Ha llegado con una sonrisa bobalicona dibujada en su cara. Me pregunta si vi el partido y le digo que no, que sólo había visto los goles y que según había oído el R. Madrid no había jugado. Yo, que creía que le alababa, me he quedado sorprendido con su reacción: se ha enfadado. Ha empezado a decirme que ya estoy restando mérito al Barça y no sé qué más cosas. No daba crédito a lo que oía. Me ha parecido un pelín susceptible y enseguida he pensado que si ganando como ganó reacciona así, qué pasará cuando pierda. Espero no estar delante o, al menos, que no me pida mi opinión
Los futboleros somos a veces así de simples e infantilones. Esa susceptibilidad me parece que se da especialmente en los culés, que tienen cierto complejo de perseguidos ... y no digo que no puedan tener razón a veces.
ResponderEliminarCuando alguien está convencido de que lo hace todo bien no alcanza a comprender que alguien pueda criticarle, aunque lo que se le comente no sea propiamente una crítica...
ResponderEliminar