Como escribí en mi anterior entrada, ayer estuvimos en Barcelona para acompañar al Papa. Mis suegros se quedaron con los dos pequeños y nos fuimos con los otros cuatro.
Madrugamos y, tras desayunar un poco, nos dirigimos a la estación de RENFE pues, como sabéis, los FGC convocaron una huelga para el domingo (inaudito) para protestar por el recorte en sus sueldos (?). Al llegar a Barcelona, nos fuimos a la Calle Diputación y, en la esquina con la calle Roger de Flor, nos quedamos para ver pasar al Papa. En todo ese trayecto vi muchos balcones engalanados con banderas vaticanas y catalanas y, en cambio, vi poquísimas pancartas con el "Yo no te espero" que, según la prensa, se habían colocado masivamente en la ciudad. Es más, en los pocos balcones que había una de esas pancartas, salían los propietarios con una cámara de fotos en la mano para inmortalizar el momento en que el Papa pasara por ese lugar. Contradictorio, ¿no?
Después de ver pasar al Papa en el "papamóvil" nos dirigimos a la Plaza de Toros Monumental para seguir la Misa de dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia. Soy incapaz de decir cuántas personas había en la Plaza, pero sé que estaba casi llena. Al acabar, salimos al exterior y corrimos hasta la Calle Diputación para volver a ver pasar a Benedicto XVI. Y así fue.
Reconozco que el viernes tenía un poco de miedo sobre esta visita, pero a la vista de los resultados, se puede decir que ha sido un éxito. Que aquellos que amenazaban con boicotear la visita han resultado ser un número ínfimo y que, a pesar de la cobertura mediática que se les ha dado, han pasado totalmente desapercibidos.
Muchas gracias, Santo Padre, por su visita a España.
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