Estamos en pleno puente de la Inmaculada, momento que en casa aprovechamos para montar el Belén con los niños. Así que hoy, o mañana, nos tocará salir a buscar ciertos elementos indispensables para que sea medianamente digno: piedrecitas, plantas, algo de musgo, tierra, etc.
Cuando esté acabado, prometo hacer una foto y colgarla aquí.
Ayer vinieron a cenar a casa dos matrimonios amigos nuestros, Je. y M. y D. y J. y comentamos la posibilidad de celebrar la noche de Fin de Año juntos. Hasta aquí todo bien. El problema fue cuando J. (esposa de D.) propuso que cada familia hiciera algo esa noche, lo cual no me pareció nada mal, es normal que colaboremos entre todos y así facilitar el trabajo a los organizadores. Lástima que J. no se refería a eso, sino a que cada familia preparara una actuación -musical, teatro, humor o lo que sea-, lo cual me ha provocado un estado de nerviosismo similar al que puede sentir cualquier divo antes de salir al escenario (supongo).
En mi vida he hecho poquísimas actuaciones. Recuerdo salir de ángel en una obra de teatro del colegio cuando iba a 3º de la extinta EGB. Mi madre me animaba diciendo que era normal que me eligieran para el (dificilísimo) papel de ángel, porque era el más guapo de la clase. Y yo me lo creía. La frase que debía recitar era algo así como "No temáis pastores, vengo a anunciaros una buena nueva: ha nacido el Hijo de Dios en Belén". Es curioso cómo, después de 34 años (¿ya?), todavía recuerdo esa frase. Será porque la dificultad que entrañaba no era excesiva y porque mi dilatada experiencia teatral se ciñe a esa actuación y a algún que otro error "bolo" posterior.
Recuerdo una anécdota ocurrida durante uno de los muchos ensayos de esa obra de teatro que el paso del tiempo no me ha hecho olvidar. Como ya os he dicho, yo (el Súper ángel más guapo de la clase, según mi madre) anunciaba a los pastores el nacimiento de Jesús. Al acabar mi frase, uno de los pastores debía decir "Yo no me trago esa bola" (imagino que la frase se adaptó a nuestros tiempos, para hacerla más comprensible). Cuando el pastor dijo eso de la "bola" , un niño de la clase, haciendo una "broma", dijo "Pues yo sí" y enseguida se metió en la boca una bola de acero ("canicón" lo llamábamos). Todos nos reímos (cosas de la edad), mientras él fue poniéndose rojo alcanzando tonalidades violáceas, haciendo aspavientos con los brazos y señalándose la garganta. Suerte que el profesor se dio cuenta enseguida, corrió hacia él y le metió los dedos en la boca sacándole ese canicón. Estuvo a punto de ahogarse con esa gracia.
Bueno, lo que os decía, no sé qué podemos hacer nosotros el día de la actuación que pondrá fin al año 2010. Se me ha llegado a ocurrir meterme un canicón en la garganta, creo que se reirían, aunque lo descarto porque peligra mi integridad física. Seguiremos pensando.
Por cierto, ayer lo pasamos muy bien con estos amigos. D., el marido de J., es irlandés y eso da un toque cosmopolita a cualquier cena de amigos. Además, es un tío divertido. Su mujer, J., es de Madrid, pero muy integrada porque empieza a hacer sus pinitos con el catalán. Je., el marido de M. (¡qué lío, eh!), es aragonés (para alguno también es extranjero) y es bastante irónico, cosa que a mí me hace mucha gracia. Finalmente, M. (¡sí!, la mujer de Je.) es BTV (de Badalona de Tota la Vida) que, para el que no lo sepa, otorga un pedigrí similar al que pudiera ostentar cualquier casa real europea.
La cena acabó de forma precipitada porque unos gritos salvajes de JP nos alertaron de una posible apendicitis. Al final la cosa ha quedado, gracias a Dios, en una especie de cólico.
No puede ser... ¿En serio que Je, aragonés, está casado con una BTV? Igualico que mi cuñado mayor, casado con una BTV de rompe y rasga (a los efectos, la hermana que no tengo; soy la única mujer). Y viven en Badalona, claro...
ResponderEliminarMe alegro de determinadas coincidencias...
Saludos
¡Qué gracia! Pues éstos acaban de irse a vivir fuera de Badalona y ella va adaptándose poco a poco al exilio.
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