No tengo ni idea desde cuándo se hacen, pero lo cierto es que cada año vuelven. Son las comidas y/o cenas de empresa por Navidad.
Ayer estuve en la cena del trabajo de A., que, a la vez, es el colegio de los niños. En ésta se invita a los consortes de los empleados/as. Los jóvenes pueden traer a su novia.
El ambiente es muy bueno y se aprovecha para entregar un premio (es una figurita de bronce que representa a un alumno) a los que cumplen 25 años de servicio en el colegio. Normalmente se le hace esta entrega con la lectura de un ripio (una especie de semblanza del homenajeado) por parte de un compañero. Hay auténticos genios a la hora de redactar estos ripios, pues son capaces de resumir el carácter del que va a recibir el premio, explicando a la vez diversas anécdotas protagonizadas por éste a lo largo de este periodo. Ayer, además, se dio la circunstancia de que el que recibía el galardón era el creador de la figura y, al recogerla, nos obsequió a los presentes con un discurso muy divertido.
Algunos se animan a actuar para los demás, tocando un instrumento, actuando en un número preparado para la ocasión, recitando poesía. Tiene mérito y normalmente lo hacen muy bien. Incluso el que declama. Existe uno al que le gusta mucho la poesía y año tras año nos recita alguno de estos poemas. Soy incapaz de describir cómo lo hace, sólo puedo decir que lo vive. A la hora de los gustos existe división de opiniones: hay quien le gusta y a quien no. Yo, como no entiendo de poesía ni de cómo se recita, no tengo opinión, pero eso no quita que me resulte ... peculiar.
Hoy, a mediodía, hemos celebrado la tradicional comida de Navidad de un Buefete de Barcelona en el que estuve unos años trabajando y con cuyo titular guardo una buena amistad. Así que cada año me invitan y cada año voy.
Ahora mismo ya noto el cansancio de esa cena y esa comida.
Esta noche tenemos la cena del despacho en el que trabajo, pero yo no asistiré. Ya no puedo más.
La Navidad está más que empezada.
Estas cenas y comidas pueden ser una ocasión de disfrutar o un auténtico martirio, según las circunstancias. Hay mucha horterada suelta, pero también hay mucha gente de bien con la que vale la pena compartir el momento.
ResponderEliminar...pienso que en esas comidas, hay quien come lo que no ha podido durante ese año.
ResponderEliminar