Hoy Mi. cumple 11 años. Es el 3º de nuestros hijos y como habéis adivinado los más astutos, llegó a este mundo en pleno puente de la Inmaculada. Ese año (1999) no tenía puente, así que me vino muy bien que decidiera nacer ese día. A. siempre me recuerda cómo le decía que me iría muy bien que diera a luz ese día porque -según cuenta- tenía una reunión a la que no me apetecía mucho ir.
Como ya conté en alguna entrada anterior, éste es aquél que, al llegar a casa cuando le dieron al alta hospitalaria a A., nos amenizó con sus lloros durante varios días. Los mayores tenían entonces 3 y 2 años. Fue una de las peores experiencias vividas, la cual no se la deseo ni a mi peor enemigo.
Con el paso del tiempo, se ha convertido en un excelente chaval. Más listo que el hambre y bueno de verdad.
Recuerdo perfectamente cómo una señorita que tuvo en P5 nos citó para una tutoría y A. y yo acudimos convencidos de que nos iba a decir de todo menos bonito. Sin embargo, la tutoría fue una alabanza constante de Mi. y de sus virtudes llegándonos a enseñar un dibujo que había hecho y que le había llamado poderosamente la atención. El dibujo estaba bien, pero lo que captó la atención de la señorita fueron los detalles que el mismo contenía: existían diversos animales representados y en el suelo podían distinguirse perfectamente las huellas de cada uno de ellos. Es más, lo que primero se veían eran las huellas y si buscabas en el dibujo, acababas encontrando el animal al que pertenecían.
Aunque parezca una tontería, salimos muy animados de esa tutoría y nos hizo ver a nuestro hijo con otros ojos. Imagino que, como dice quien "piensa de oficio", esto debe ser aquello de "educar en positivo".
Muchas felicidades.
Alguien que deja constancia de esos detalles, tendrá claro donde pisa y será capaz de sembrar...
ResponderEliminarDeben dar un gusto muy especial esas tutorías, felicidades!!!