Hoy seguimos con los recuerdos de la época en los que presté mis servicios para aquella empresa del sector financiero. Como ya os dije ayer yo representaba al Departamento Jurídico que, para entendernos, significaba que estabas en todos los "fregaos". Hubo un Director General que intentó explicarme por qué era tan importante que mi Departamento (ya os dije que era el único integrante del mismo) estuviera in-for-ma-do-y-par-ti-ci-pa-ra-ac-ti-va-men-te en la actividad de la sociedad y se limitó a decirme que era así porque "todo tiene trascendencia jurídica". Y se quedó tan ancho.
Cuando llegué a aquella empresa, mi conocimiento de la Bolsa se limitaba a las del súper y a las de la basura. Sin embargo ellos no eran conocedores de este "pequeño" detalle y me consultaban muchas de las cosas relativas a los mercados financieros. El Consejero Delegado -que es quien me fichó- me recomendó apuntarme a un Curso de Derecho del Mercado Financiero en una importante Escuela de Negocios de Barcelona. El primer día pude comprobar que me iba a resultar complicado por cuanto la mayoría de participantes eran economistas. A medida que el curso fue avanzando fui entendiendo esa circunstancia.
Entre mis múltiples tareas estaba la de Vicesecretario del Consejo de Administración de la sociedad. Aunque el título quede muy bien y en lugar de tarjetas de visita utilizara trípticos para que cupieran todos mis cargos, era el último mono del Consejo, el que redacta el acta, vamos.
También era el Secretario de diversas sociedades (de capital riesgo la mayoría) y lo mismo, era el encargado de redactar las actas del Consejo y de llevar al día el libro de actas, el depósito de cuentas anuales y las diferentes inscripciones en el Registro Mercantil. Alguna de ellas tenía su sede en Madrid y allí me tocaba ir cada vez que decidían que debía reunirse el Consejo. Todavía recuerdo con horror la primera vez que fui allí. Eran gente muy peculiar (hay que tener en cuenta que formaban parte del Consejo los socios que más dinero habían invertido en la misma, que no siempre coincide con la gente que más educación tiene). Una de las primera propuestas que surgió es la de reunirse semanalmente. Como ya me vi desplazándome cada semana a Madrid les convencí de lo oportuno que resultaría que se reunieran semanalmente pero no constituyéndose en Consejo de Administración, sino que podía ser como una reunión "de inversión". Sorprendentemente les pareció bien.
En esa misma reunión lo pasé muy mal cuando el responsable de la Sucursal en Madrid tomó la palabra y propuso algo acerca de una operativa FIFO. Convencido de que era una muestra de su sentido del humor inicié una risa y todos me miraron. Entonces, disimulando, carraspeé varias veces y conseguí (no estoy del todo seguro) que pareciera eso, un prolongado carraspeo. Al día siguiente, ya en Barcelona, averigué que eso del FIFO es un método de contabilidad con terminología anglosajona y que viene a decir First In, First Out. Esa reunión dio para mucho, porque más adelante oí mencionar la palabra PIPO. No moví ni un músculo ni emití sonido alguno, me limité a anotarlo para posteriormente transcribir el acta de la sesión.
Años más tarde, el Director General consideró oportuno que yo asistiera a todos los Comités de la empresa para que, entre otras cosas, redactara un acta de los mismos. Era un auténtico martirio. En esa época tenía algo más de tablas aunque menos de las deseadas, y me divertía (interiormente) asistiendo a los Comités de Inversión. Aunque asistía la plana mayor de la sociedad, me lo pasaba bien porque allí hablaba el responsable de Análisis. Era un tipo con gran autoestima y que dejaba caer numerosas perlas. Yo, evidente y conscientemente, las transcribía literalmente en el acta. Frases como "Hemos de estar atentos a la reacción del gigante asiático", "el tigre asiático puede darnos un disgusto" (tenía yo ya ciertos conocimientos como para saber que se refería a la economía coreana, sino habría interrumpido diciendo que el disgusto nos lo habría dado cualquier tigre, no solo el asiático), "puede darse el efecto del rebote del gato muerto" y otras más comunes, pero no por ello peculiares como "yo esperaría a que salieran los datos del paro en EE.UU.", "Estamos a la expectativa de los datos que el Tesoro de los USA publicará la semana que viene", etc.
Y digo que me hacía gracia porque, aunque de forma más sofisticada, no dejaba de recordarme a nuestros antepasados analizando intestinos de animales para pronunciarse en determinadas materias en un sentido o en otro. Es decir, las decisiones de inversión se tomarían -en principio- dependiendo de esas cosas. El responsable de Análisis venía a ser como un chamán o el brujo de la empresa. Sin embargo, lo más gracioso es que cada vez que acababa su exposición, la persona que mandaba, la dueña de la empresa decía algo así como "Vale, vale, muy bien, invertimos en Telefónica, Catalana Occidente y Santander" Siempre los mismos valores y muy seguros .
jajajaajaja... me recuerda en cierto modo a mi trabajo. El que manda, acaba tomando siempre la misma decisión, que no es otra que lo que tienen metido entre ceja y ceja.
ResponderEliminarAyyy!!! cuantas reuniones inútiles!!!.
Pater, no creo que eso del FIFO/LIFO o PEPS/UEPS
ResponderEliminar-Primero que Entra, Primero que Sale ... Último que sale...- sea un término contable, creo que es un término Jurídico,
ya sabes el caso de los gemelos al nacer, ¿quién de los dos tiene más derecho respecto a su hermano?
El primero que salió (nació) o el primero que entró (?)
Buen Finde!!!
No seas humilde, Páterfamilias: por mi experencia en la Administración sé que las actas son una cosa bien importante, de la que pueden derivar consecuencias graves. Durante un tiempo yo redacté las de la Mesa de Contratación, y había que ir con mucho ojo para evitar problemas.
ResponderEliminarYo, si fuera tú, hubiera durado poquísimo en esa empresa. Entre los informáticos, el listo ese de las metáforas, la economía que no era tu materia... Y venga tomar notas para las actas. Y tirarse de los pelos cuando, después de haber anotado toda la retahíla del responsable de Análisis, el jefe repite la misma operación.
ResponderEliminarSi no es indiscreción ¿te fuiste porque te hartaste?
Feliz domingo, pater. Creo que va a llover.
Peter Sellers hizo una película maravillosa que se llama Bienvenido Mr. Chance y que me parece mucho más ilustrativa que el famoso Inside Job.
ResponderEliminarDe todos modos, lleva mucha razón Fernando: el que escribe el acta tiene mucho más poder que el que simplemente habla o interviene. Del mismo modo que el que hace las preguntas domina la conversación.