miércoles, 22 de diciembre de 2010

La (otra) Lotería de Navidad

Animado por mi colega modestino, abogado -de los buenos- y bloguero como yo, dedicaré esta entrada a la Lotería de Navidad.

No soy un seguidor de tal costumbre, de hecho juego ese número que por obligación me veo obligado a compartir con algún compañero de trabajo, no sea que toque y sea el único que no lo haya comprado. Por eso, si quiero que me toque el Gordo lo más fácil es darle la mano al dueño del comercio que tenemos al lado del despacho, una auténtica bestia.

A mediodía me he instalado ante el televisor dispuesto a empaparme de todo (menos de cava) lo que gira alrededor de este sorteo. Da lo mismo el canal que estés siguiendo, pues existe una unanimidad total a la hora de tratar la "noticia". Reconozco que he prestado especial atención para poder tratar el asunto con la dignidad e importancia que merece y espero estar a la altura de tan magno acontecimiento.

Han dado varios datos para la estadística y "para los amantes de los números", destacando entre ellos que nunca en la historia de esta rifa había sido agraciado con el Gordo un número tan alto (setenta mil y pico), así como que nunca un premio (creo que era el 2º) había recaído en un número tan bajo (00174). Bien, ya tenemos contenta a una subespecie de la especie de los seguidores del sorteo.

Al parecer, una administración de lotería de Alcorcón -de verdad, soy incapaz de recordar qué premio ha repartido- contactó con una médium (inquietante término) para atraer la suerte ... ¡y lo consiguió! Evidentemente, han entrevistado a la adivina y preguntada por cómo lo hizo ha soltado la siguiente perla "Lo primero que hay que hacer es posicionarse energéticamente". Como me ha entrado la risa, no he podido estar atento al resto de su declaración.

La otra novedad ha sido entrevistar a uno de los niños encargados de cantar el Gordo (ahora dudo de si esta palabra se escribe con mayúscula, pero lo haré para diferenciarlo del comerciante-vecino). Preguntado sobre si esperaba un detalle por parte de alguno de los afortunados, ha soltado la frase del día: "Las gracias, no sé, que me den las gracias ... o un detalle ... o que me pongan un piso, en Valencia ... en la playa". Reconozco que el chaval me ha parecido gracioso y simpático.

Un detalle que desconocía y que hoy he visto por primera (y espero que última) vez ha sido la "galería de frikis" que van al salón donde se realiza el sorteo. No os podéis imaginar los disfraces que llevaban. Son gente (iba a decir personas, pero tampoco hay que exagerar) de todas las edades. Eso sí, con un denominador común: están para encerrarlas.

El resto, como cada año. Los responsables de las administraciones de lotería soltando aquellas frases de rigor "muy repartido, todo muy repartido", "estoy muy contenta de que haya tocado aquí" (esta frase siempre me ha hecho dudar sobre si se llevarán una comisión o si son tan buenas que se alegran de haber repartido la suerte), "este es un barrio trabajador", etc. 

Después, como no podía ser de otra manera, han entrevistado a alguno de los afortunados. Como sabéis, los agraciados (o al menos los que salen en la tele a exhibir su suerte) son personas que acostumbran a vestir chandal (si es del Betis, ya son pura raza) y que disfrutan con su momento de gloria. Ha sido entonces cuando los tópicos se han disparado. ¿Qué es lo primero que han dicho que harán con el dinero ganado? Exacto, "tapar agujeros". Una chica lloraba (le caían los mocos, pero como era una "choni", no le quedaba mal) mientras balbuceaba que su padre estaba en paro y su hermano también. Me he quedado con las ganas de saber si era una premiada o no. Otro decía que le habían tocado 300.000 € y que lo primero que haría sería "ir a cenar con la familia y después ... ¡ya veremos!"

Finalmente, ha aparecido un individuo con la rara virtud de aunar en un solo cuerpo la condición de "repartidor de suerte" y afortunado. Es el propietario de un bar de Pallejà (Barcelona) donde, a través de participaciones, ha vendido el número premiado con el Gordo, mientras él se quedaba con un décimo y 10 € en participaciones. No cabía en sí de gozo. De lo mucho que ha hablado, me quedo con "le había dicho que iríamos a esquiar a Vielha... ¡ahora nos iremos a Colorado, a Aspen ... o como se llame". Todo esto lo decía mientras agarraba a un niño que, imagino, era su hijo. Genial.

Lo mejor de todo, sin duda, ha ocurrido esta mañana en el despacho. Una de las chicas de recepción ha dicho "Espero que me toque la Pedrera". Por un momento he llegado a pensar que se sorteaba tan emblemático edificio de Gaudí.


1 comentario:

  1. Una visión divertida del día...PATER. El desfile de disfraces no tiene desperdicio.

    Yo me quedo con alguna persona que ha comentado que se le acaba el paro...con la espada de Damocles ante la retirada de la ayuda de esos 400 y pico euros... Me he alegrado de verdad.

    Un saludo

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