Campamentos madres-hijas, ¿por qué no?

Hoy no tenía previsto publicar entrada, entre otras cosas porque tengo que escribirla desde el móvil y eso siempre es más complicado, pero la actualidad manda.

Para empezar, deciros que Q. ha venido del cole con un brazo escayolado. Al parecer, un compañero de clase le ha empujado contra un muro y le ha provocado una fisura en uno de los huesos de la muñeca. El empujón habrá sido con ganas (o ese niño es el increíble Hulk) porque también trae las rodillas peladas y un golpe en la cabeza que, además del dolor, ha hecho que se rascara y le falte un mechón de pelo. Vamos, que el pobre Q. está hecho un Ecce Homo.

Quiero pensar que los padres del chaval no se han enterado porque todavía estamos esperando una llamada telefónica interesándose por el estado de Q. Cuando he hablado con Q. sobre el affaire me dice que es culpa suya porque le ha tirado tierra a este niño y si le pregunto si le ha pedido perdón por el empujón, dice que sí, que tres veces. No sé. El próximo día cuelgo foto porque desde el móvil no puedo.

El otro motivo que me lleva a escribir una entrada es el revuelo que se organizó con la anterior entrada sobre "Campamentos madres e hijas". Como parece que no se entendió muy bien el sentido del post, lo haremos al revés. Hoy os expondré las razones para celebrar un campamento madres-hijas:

Y para acabar, deciros que con todo el dolor de mi corazón hoy no hay BSO. Lo siento por aquellos que solo entrais aquí por la música.