viernes, 4 de marzo de 2011

Carnaval

Llega uno de los fines de semana más siniestros del año: el carnaval.

Nunca me ha gustado esta fiesta. Ni cuando era pequeño ni ahora. Y para llegar a esta conclusión no hace falta un análisis freudiano que diga que es un ejercicio de sacar a la luz esas frustraciones que todo ser humano lleva en su interior y la manera de exteriorizar ese anhelo guardado en su interior, en lo más profundo del alma.

El carnaval infantil tiene su gracia y los niños (la mayoría de ellos) se lo pasan bien. Se disfrazan de súper-héroe, de dibujo animado, de indio o vaquero, de lo que sea y son felices. Esta semana los he visto dirigirse al colegio con sus disfraces y sus caras pintadas.

Sin embargo, los adultos han hecho de la chabacanería la bandera de esta fiesta. ¿Cuántos disfraces fuera de tono? y ... ¿por qué esa manía de muchos hombres de disfrazarse de mujer, o de cura o monja, o de mujer de vida y moral disolutas? No lo entiendo, soy incapaz de entenderlo. Es la gran fiesta al mal gusto.

En nuestra ciudad, no asistimos a la rúa que se organiza (oficialmente "para niños") por el lamentable espectáculo que allí se da. Un año -vivíamos en nuestro segundo piso-, ese desfile pasaba por delante de casa  y fuimos testigos directos del horror: era auténtica pornografía y ¡estaba dirigida a los niños!

No conozco los carnavales de Cádiz, ni los de Venecia, pero por lo que he visto en la televisión, parece que el nivel es otro. Habrá de todo, supongo, pero lo que aparece en las noticias tiene su gracia (Cádiz) y su clase (Venecia).

2 comentarios:

  1. Lo que dices se aplica literalmente a los de Madrid, Paterfamilias, aquí no hay ninguna tradición de Carnaval y éste consiste en un desfila hortera organizada por el Ayuntamiento, cada vez con menos medios + gente payasa disfrazada por la calle, al estilo que tú dices + un baile en el Círculo de Bellas Artes, que antes era elegante y ahora ha degenerado en cutre-lux total. Pero sí, se supone que en las ciudades que citas, o en Brasil, o en Canarias, debe ser algo más elegante, no sé.

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  2. No me gusta el carnaval, Pater.No me he disfrazado nunca. Nunca he participado en esa fiesta. Y mis hijos tampoco lo han hecho. Tampoco en el cole.
    De paso sea dicho... no me gusta que en los colegios de base humanista-cristiana se fomente algo que "per se" tiene un significado muy claro. Hay pocas cosas con las que me pongo brava. Una de ellas es la incongruencia. Las "carnes tolendas" no me van. Y si hay libertad para que se monten rúas...también para decir por qué no participo de esta tradición pagana. Un caso parecido es la celebración del Halloween...

    Un saludo, Pater

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