martes, 15 de marzo de 2011

En el Metadona

El sábado vino a comer a casa N., amigo mío desde hace ya muchos años y casi un tío para los niños. Como faltaba alguna cosa para completar el aperitivo, nos fuimos a la tienda de comestibles que hay cerca de casa, pero tenían muy pocas cosas, así que nos armamos de valor y nos fuimos al Mercadona (Metadona, como le llamamos en casa).

El sábado llovía mucho y, como sabéis, hay gente que emplea ese hecho para ir al centro comercial o al supermercado. Como la furgoneta es grande y difícil de aparcar en cualquier sitio, opté por ir a un Mercadona "de barrio". Eso, sumado al hecho de la lluvia, hizo que el parking estuviera a reventar. Como era la primera vez que iba, al entrar en el parking no me fijé en las señalizaciones y seguí una dirección que no era la adecuada. Vi a una persona que pretendía salir con su coche, puse el intermitente y esperé para aparcar el mío. De frente venían varios coches y uno de esos cochecitos con cilindrada de motocicleta y espacio para dos personas. Su conductor -un individuo de similar aspecto al de la foto- me miraba fijamente y movía los labios como si me hablara. No fui capaz de leerle los labios (entre otras cosas porque pronuncian muy mal) y, al llegar a mi altura, bajó la ventanilla y se dirigió a mí. Bajé yo la mía y me dijo algo parecido a "¡qué lihhto, nosotros hasiendo cola y tú te meteh en diresión contraria pacogé un sitio!" (trad. "Disculpe, quizá no se haya dado cuenta, pero Vd. ha tomado la dirección equivocada y, de esta forma, mientras los demás seguíamos las indicaciones pertinentes, Vd. ya goza de su plaza de aparcamiento"). Me disculpé diciéndole que no me había dado cuenta.

Después de aparcar nos dirigimos al ascensor (único medio para acceder al supermercado) y esperamos a que llegara. Cuando lo hizo, entró una pareja con un carro de compra y N. y yo dudábamos si entrar o no atendido el poco espacio que quedaba en el elevador. Animados por esa pareja ("Venga, que cabéis"), entramos y, cuando estaba a punto de cerrarse la puerta, entró a toda prisa otra pareja diciendo él "ehhhh, que si noh apretamoh un poco, cogemos toós. Ademáh, nosotroh somoh shicoh". Cuando acabó la frase, tenía yo a su parienta tan cerca de mi, que era incapaz de distinguir su piel de la mía. Parecíamos siameses. N. y yo nos mirábamos con cara de circunstancias y aguantamos estoicamente ese recorrido de un piso que, por la situación, se me hizo más larga y angustiosa que a cualquiera de los mineros chilenos rescatados de la Mina San José en aquella cápsula.

Una vez dentro del supermercado fuimos testigos del frenesí consumista de la mayoría de los clientes y del elevado tono de voz en sus conversaciones. Conseguimos sortear varias avalanchas e ir directamente hacia nuestros objetivos. 

Realizada la compra y con la satisfacción de estar sanos y salvos, volvimos a coger el ascensor para dirigirnos al aparcamiento. Antes de entrar en el coche, mi amigo N. me llamó y me señaló una plaza de aparcamiento en la que se hallaba estacionado el mini-coche del energúmeno que me llamó la atención. ¡Estaba aparcado en una plaza reservada para minusválidos!

Nota: Quizá algún lector habrá caído en la cuenta de que existe una leve (o gran) diferencia entre el final de la entrada original y el de ahora. La explicación es muy sencilla. Una seguidora de este blog, a la que admiro (ahora, todavía más) y respeto, ha tenido la delicadeza de comentarme privadamente un hecho que hace que cambie el final de la entrada. Me ha hecho ver que, aunque fuera en tono de broma, era del todo desafortunado. Mis disculpas para todos y mi agradecimiento para ella. (21:47 h)

12 comentarios:

  1. Caray, si que da de sí una compra en el mercadona, visto el tema que da para tu blog, procuraré pedírtelo más a menudo....
    Besos.
    Mater

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  2. Hola, es la primera vez que comento en tu blog. Me parece interesante pero no siempre comparto tu opinión. Hoy en concreto creo que has pasado. Vale que no te gustara el cometario que te hizo, quizá no tenga mejor instrucción, pero no le faltaba razón.

    Y en cuanto a llamarlo energúmeno y juzgar que por la falta de cerebro es minusválido es bastante atrevido, por lo menos. Los minusválidos merecen respeto y consideración por parte del resto de ciudadanos. Mencionarlos para un chascarrillo es de muy mal gusto. Por lo demás, estoy convencido de que no sabes si realmente era o no minusválido y tenía derecho a estar aparcado en esa plaza, puede que sí puede que no, no podemos aventurarnos a juzgar a la gente.

    Un abrazo muy fuerte

    Ah... y me encantan los "mercadona de barrio", se respira alegría sin complejos.

    Manuel, un elitista reciclado.

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  3. Hola Manuel, me alegro que te hayas animado a hacer tu primer comentario.

    Te agradezco que te parezca interesante el blog y te agradezco que no siempre compartas mi opinión. Si lo hicieras, seríamos iguales.

    Me parece haber escrito que le pedí disculpas (pues, aunque mi error fue sin mala fe, tenía razón) Otra cosa son las formas. Por la edad que tenía ya no podía decir aquello de "no pude estudiar". Si no lo hizo (parecía evidente) fue porque no le dio la gana (también muy respetable).

    Estoy de acuerdo contigo, los minusválidos merecen todo el respeto.

    Te puedo asegurar que no era minusválido.

    Entiendo tu mensaje políticamente correcto que impide incluso hacer bromas (chascarrillos) y me alegro que hayas encontrado tu sitio en los Mercadona de barrio

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  4. AleMamá, ya veo que el supermercado es universal ;-)

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  5. Hola Pater!!!! Qué capacidad de sintesis, has descrito a la perfección lo que pasó el sábado. Pero sigo sin salir de mi asombro ante la facilidad con que comprendiste los sonidos guturales que emitía el "sujeto" que te recriminaba tu comportamiento, yo no entendía nada. Siempre lo he sospechado, eres un crack para "logg idiomashhh". Por cierto avisame cuando haya que comprar de nuevo, es de lo más entretenido....N

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  6. Hola Manuel, soy N. Por la entrada del blog sabrás que yo fui testigo de todo lo que aconteció en la mañana del sábado en el Mercadona. Pater actuó como una persona perfectamente educada y se disculpó por su error de conducción. Hay personas que van por la vida como si todo el mundo les debiera algo, y por lo tanto su sentido del humor va parejo a esta actitud. Actitud que demostró la persona que recriminó a Pater con evidente falta de educación.
    Y por cierto, presumir de estar convencido que el sujeto recriminador era minusvalido es un poco arriesgado porque tanto él como su hijo que lo acompañaba estaban los dos en perfectas condiciones, cosa de la que tanto Pater como yo y seguro que tú también te alegras.

    Un fuerte abrazo, Manuel

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  7. No entiendo el motivo del escándalo. Me pareció, al leerlo, que lo que querías decir es que el tío, además de maleducado, había aparcado en una plaza que no le correspondía, por no ser minusválido. ¿Es esto correcto? ¿O lo que querías decir que efectivamente era minusválido? En caso de serlo, eso no impide el juicio inicial de que era maleducado, por muy minusválido que fuera.

    La tentación de lo políticamente correcto siempre está ahí, y varias veces he estado en mi blog dando vueltas y vueltas a una idea, temeroso de ofender a los minusválidos, a los homosexuales, a los gallegos, a los funcionarios, ... Esto puede llegar a ser un gran peligro de auto-censura.

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  8. Con tu permiso, Pater.
    Fernando... Descubro en tu comentario que el tema da para mucho. Yo creo que no es auto-censura. Considero que la raíz es mucho más profunda. Nace de la distinción entre idea y persona. Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de contar con MAESTROS de la vida que me explicaron que a las personas se las respeta siempre, piensen como piensen, sean como sean... La persona es un Bien absoluto. Otro tema son las ideas, convicciones... que, paradójicamente, en ocasiones se silencian ...

    Me parece que la clave es distinguir , por ejemplo, la homosexualidad del homosexual, el aborto de la mujer que ha abortado... A veces resulta complicado emitir un juicio justo en el que quede clara una postura sin salpicar a la persona. Pero merece la pena hacer el esfuerzo. Más que auto-censura creo que se trata de respeto... y de la voluntad explícita de no juzgar.

    Perdón...Me he extendido demasiado.

    Un saludo a ambos.

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  9. Yo odio molestar a nadie con mis posts, Sunsi, y las veces que lo he hecho he pedido disculpas. Lo que quería decir es que ahora estamos cayendo en el extremo contrario: haces un post criticando que la mitad de los concejales tengan que ser mujeres, en seguida piensas "espera, a ver si alguna mujer va a creer que estoy a favor de la discriminación o de la violencia doméstica", empiezas a meter aclaraciones para no ser culpable, queda todo un poco ridículo.

    Gracias por tu comentario.

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  10. OK, Fernando. Perdona la tardanza en contestar. No había visto tu comentario.
    Un saludo afectuoso

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