Gracias a Dios son pocas las veces que hemos acudido al servicio de Urgencias (médicas) de cualquier Hospital o Centro de Asistencia Primaria (CAP) que se precie. La mayoría de las veces que lo hemos hecho ha sido acompañando a uno de nuestros hijos, pero oyendo historias que cuentan otros padres, no solo no abusamos sino que puedo afirmar categóricamente que vamos poquísimas veces. Y eso es de agradecer. Lo agradecemos sobre todo nosotros porque pasar allí una tarde o una mañana no es recomendable (ni bueno para la salud).
Si las Urgencias son un mundo aparte, las Urgencias de Pediatría forman un submundo dentro de aquél. Da lo mismo a la hora que llegues: siempre hay gente esperando. Además, cuando llevas ya un rato esperando, llegan nuevos enfermos que siempre son atendidos antes que tú. Siempre he querido pensar que son casos más graves, pero al final uno acaba sospechando.
La entrada de hoy la quería dedicar a una visita a la que vi obligado a realizar a ese servicio. Era el 26 de septiembre, pero no recuerdo de si fue en 2009 o en 2010. Esa noche venían a cenar a casa J. y M. Antes de que llegaran me dio por fregar platos y uno de porcelana que ya estaba bastante tocado, se me rompió en las manos clavándoseme una de sus mitades en la mano derecha, justo donde se inicia el dedo pulgar. Salió sangre, mucha sangres, así que A. me envolvió la mano en un trapo y me acompñó a Urgencias. Fuimos andando porque está muy cerca de casa (aunque, por lo visto nos correspondería el Hospital situado entre la población en la que residimos y la vecina). Al llegar, me hicieron esperar muy poco (la sangre sigue impresionando) y me atendió un médico (eso espero) mayor, inusualmente mayor tratándose del servicio de Urgencias. Dijo que no era nada importante. Me dio tres pinchazos de anestesia metiendo la aguja de la jeringuilla dentro de la herida abierta (muy abierta) y enseguida empezó a coser. Digo "enseguida" porque la anestesia aún no actuaba. Finalmente sólo fueron tres puntos de sutura, pero teniendo en cuenta que tres fueron también los pinchazos y que cuando cosía era como hacerlo sin anestesia... Al acabar me dio un consejo: "a partir de ahora no hagas trabajos para los que no estás dotado" y me recomendó usar el lavavajillas
Como el corte fue profundo y dañó un nervio, de vez en cuando me acuerdo de ese médico y su consejo.
Un rato en urgencias da para mucho: uno ve de todo, y si es fin de semana y por la noche, no te digo.
ResponderEliminarAleMama, creo que he apretado el botón equivocado y he borrado tu comentario. Si puedes volver a enviarlo...
ResponderEliminarÉste es el comentario de AleMama que por error borré:
ResponderEliminar"Conozco algunos que se escusan con su falta de pericia en ciertos trabajos, pero si no lo hacen nunca, ¿cuándo serán aptos? No es el caso de mi marido porque me ayuda mucho, pero sí lo es porque disculpa a los hijos por su falta de experiencia....es una lucha constante"
AleMama
Pater... Dices que el consejo te lo dio un médico "mayor"... Una hipótesis. ¿No sería que a él ni se le hubiera ocurrido lavar los platos;-))))? Si lo piensas un poco, el asunto no tiene ningún secreto...tampoco hay que hacer un cursillo especializado... jajajaja... Qué bien te fue la recomendación, ¿eh?
ResponderEliminarUn saludo....