lunes, 11 de octubre de 2010

Puente

Este mes de octubre trae un día (hoy) en el que unos cuantos afortunados pueden hacer el llamado puente, que no es otra cosa que enlazar el no dar golpe con otro "no dar golpe", es decir el día laborable situado entre dos festivos.

Aquí en casa una fecha como la de hoy se ha vivido de una forma totalmente atípica: A. ha ido a trabajar, los niños han ido al cole y yo, a pesar de tener fiesta en el despacho, tenía señalados dos juicios por la mañana (el viernes, una compañera de profesión me llamó para preguntarme si podía sustituirla en un juicio que tenía señalado con anterioridad al mío y yo, como buena persona que soy, acepté).

Los dos juicios que tenía son del llamado Turno de Oficio (o asistencia jurídica gratuita), así que os podéis imaginar qué tipo de cliente defiendo. Hoy se trataba de un tipo al que la policía detuvo "conduciendo" un vehículo sin haber obtenido nunca el permiso de conducir. Efectivamente, era de raza gitana y su única coartada era que, mientras esperaba que llegara una grúa a la que había avisado (porque claro, él no conduce) para que le llevara el coche, no se le ocurrió otra cosa que sentarse al volante y encenderlo para oír qué tal sonaba el motor. Vamos, lo que hace todo el mundo cuando compra un coche cuyo destino es el transporte de chatarra. Dos detalles: al llegar al Juzgado, he visto como entregaba a su mujer las cosas que llevaba en el bolsillo para que no le molestaran durante el juicio y entre éstas se encontraban las llaves de un coche. El otro es que cuando me preparaba el tema, leí con estupor su declaración en sede judicial, en la que decía que el coche lo quería para su mujer, que tampoco conduce por no tener carnet. Lógicamente, he entrado a hablar con el Ministerio Fiscal y, tras una negociación, ha aceptado una pena de multa (alta) evitando así la prisión.

El segundo caso (el mío propiamente dicho) se traba de un chico acusado de conducción bajo los efectos del alcohol y desobediencia grave (no someterse a las pruebas de alcoholemia). Este segundo hecho es el que complicó todo, pues además de considerarse que iba bebido, se aumentaba la pena solicitada por estar acusado, no de uno, sino de dos delitos. Al final también hemos alcanzado un acuerdo con la Fiscal y tampoco entrará en prisión.

El segundo de los temas me ha dado especial rabia. Lo había preparado a conciencia y creo teníamos opciones de una absolución. Es cierto, sin embargo, que el riesgo es grande y siempre hay que mirar en beneficio del cliente. Además, quien finalmente decide es éste.

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