Anoche estuve en una nueva reunión del cole de los niños. En concreto se trataba de la reunión de P3, curso de nuestro sexto hijo, S.
La novedad de esta reunión era que mi mujer no podía asistir, así que, por primera vez, debía enfrentarme yo solo a esta situación. Antes de salir hacia el colegio le hice a A. las típicas preguntas de rigor para no meter la pata:
- La clase de S. son los elefantes, ¿verdad?
- No, los elefantes, no es su clase, es todo el curso. Su clase es P3 A.
Ante tal respuesta, opté por no preguntar nada más.
Cogí la furgoneta y me dirigí al colegio. Al llegar, comprobé que no había muchos coches aparcados por el lugar ("me he equivocado de día", pensé), pero a medida que me acercaba a la entrada, éstos comenzaban a abundar.
Llegué al aula (P3 A) y ... ¡no había nadie! Acostumbro a ser puntual, pero me extrañaba no ver a nadie en el aula a falta de 5 minutos de la hora programada para su inicio. Cogí el móvil e hice como que llamaba a alguien para no quedarme allí, quieto, sin saber qué hacer y disimular ante padres de otros cursos que por allí pasaban buscando su aula.
Empezaron a llegar más padres. La mayoría de ellos eran novatos y eso me tranquilizaba bastante, pues a mi cara de palo hay que añadir mi invencible timidez que, en situaciones como la vivida anoche, hace que siempre quede como un imbécil. Al rato llegó la señorita. Cuando ya pasaban los 10 minutos de cortesía, se inició la reunión. La señorita de los niños nos dijo que como había habido cambios respecto del año anterior (eso explicaba que no conociera a casi ninguno de los padres que allí había), lo mejor era que nos presentáramos. ¡Lo que me faltaba! Una prueba más para intentar superar mi insuperable timidez. Pensé que lo mejor sería hacer una gracieta y, al llegar mi turno, así lo hice. Debió gustar porque todos los padres se rieron mucho (lo que me hace sospechar es que rieron demasiado, pero bueno)
La señorita nos explicó las actividades que hacían los niños, las previstas para el próximo trimestre y nos entregó algunos folletos explicativos. También recogimos un "regalo" que los niños habían preparado con especial ilusión y nos lo habían dejado encima de su mesa (esta mañana he despertado a S. enseñándole el regalo que nos había dejado y ha funcionado estupendamente)
Al acabar la reunión, nos esperaba una sesión con un formador (así se definió él). Nos felicitó a todos los asistentes porque -dijo- encontrarse a esas horas (eran ya las 21,30 h) a tantos padres dispuestos a escucharle para intentar aplicarlo en la educación de sus hijos, tenía un mérito ... "Este tío ya me cae bien", pensé. La verdad es que la sesión fue muy amena y de la que pude extraer alguna conclusión. En el fondo, todo es cuestión de tu actitud ante las cosas.
Al llegar a casa, cerca ya de las 12 de la noche, me encontré a A. metida en la cama con el netbook que su padrino regalo a Ma. (nuestra hija) viendo una película. Quizá la escena no tenga nada de particular, pero si os dijera que A. suele quedarse frita en el sofá a eso de las 22 h., pues eso, me sorprendió. Imagino que ayudó también el hecho de no tener TV en el dormitorio, así que, en cuanto se vio "sola", pensó que la ocasión la pintaban calva.
Dentro de unas horas, para acabar la semana, tengo una vista en un Juzgado de una población cercana sobre un tema de guarda y custodia.
Por la noche me espera una sesión de Play Station con unos amigos. Más adelante ya dedicaré una entrada a este tema (da para varias, pero con una creo que es suficiente), pero ya os adelanto que jugamos a fútbol (Pro Evolution Soccer, nada de FIFA) y que, salvo uno de los participantes, los otros son cuarentones y padres de familia numerosa.
Ahhh, me olvidaba, ¡el Sevilla ganó al Borussia de Dortmund en Alemania!
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