Yo era de aquellos que creía que tener un blog era algo así como un snobismo. Si la mayoría de la gente -pensaba yo- no tiene nada interesante que aportar al resto de mortales.
Sin embargo, a raíz de seguir algún que otro blog, te das cuenta de que existen personas anónimas que, quizás por la forma de contar las cosas, o porque realmente es interesante aquello que cuentan, te enganchan en sus escritos.
Como todo el mundo, cada uno tiene sus preferencias en cuanto a blogs. Regularmente, aunque no con la regularidad que quisiera, sigo algún blog de diferente temática. Sigo uno sobre fútbol (es fácil adivinar a qué equipo hace referencia), otro de un conocido escritor, otro de un familiar y muy esporádicamente algún otro de temática variada.
Lo más parecido sería como cuando sigues una serie de televisión y acabas enganchándote. Aunque no conozcas al autor, lo consideras como un amigo y eres capaz incluso de saber su opinión sobre temas de actualidad aunque aún no se haya pronunciado al respecto.
No es que sea un experto en la materia, ni mucho menos, pero desde que sigo alguno de estos blogs, he podido observar cómo otros (alguno lo seguía) han ido desapareciendo por muy diversos motivos, aunque la mayoría de ellos ha sido por la falta de constancia del autor. Hay quien empieza con una actividad frenética, como si quisiera explicar su vida en una sola entrada y, a las pocas semanas, ya no escribe nada. Se cansa. Éstos me recuerdan a algún hijo mío en edad infantil que, como es propio en esa edad, se ilusionan por lo inmediato y son incapaces de ver, no ya la trascendencia de las cosas, sino eso con un poco de perspectiva.
He llegado a ver cómo algún propietario de un blog, lo dejaba inactivo tras la llegada del facebook. He comprobado en alguno cómo coincidía su nula actividad bloguera con una permanente conexión a esa red social (qué mala cosa es una Blackberry para algunos). Son aquellos que cada vez que entras en el facebook han escrito no sé cuántas cosas, te han enviado enlaces, se han suscrito a cientos de páginas, dicen que ellos también "se han reído en clase y no podían parar" (?)... ¡Es como una narración -minuto a minuto- de su vida!, aunque ésta carezca del más mínimo interés. Cuántas veces hemos leído a alguno de nuestros amigos aquello de "está comiendo", o "se va a dormir", o "está en clase" (muy atento no creo que esté, digo yo), o ... Haría falta que alguno de confianza le dijera algo así como "¿y a mí, qué?"
No quisiera alargarme con el tema del facebook y volver sobre lo que decía de los blogs que, en mi caso, podría resumirse en una cosa muy cierta y que no es otra que nunca pensé que llegaría a tener uno y ... ¡aquí me tenéis!
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