Hoy voy a ser original y no voy a dedicar ni una sola línea a las elecciones que hubo ayer en nuestro país. A pesar de la importancia que tenían y del vuelco que se ha producido, pues eso, no voy a tratar este tema.
Os contaba hace ya un tiempo que el cliente es -en la mayoría de los casos- el principal enemigo del abogado y esto se ve de forma mucho más clara en el Turno de Oficio. Hoy mismo estaba de guardia y he tenido que asistir a un individuo acusado de un delito contra la seguridad del tráfico (una alcoholemia, para entendernos). Al llegar, el funcionario del Juzgado me ha facilitado el atestado elaborado por la Policía Local y me ha dicho que fuera estaba mi cliente y que empezaríamos con la declaración de un testigo de los hechos. He salido a hablar con mi cliente y estaba acompañado de dos mujeres. El cuadro era dantesco, pero el principio de presunción de inocencia y la caridad cristiana hace que uno se sobreponga a determinados cuadros y siga lo más dignamente ejerciendo su profesión.
Mi cliente me ha contado una historia que, sin haberme leído aún el atestado, hacía que pareciera de lo más inverosímil. La historia, muy resumida, explicada por mi cliente es la siguiente (los entrecomillados son citas textuales):
El pasado viernes él estaba en el Campo de fútbol de un barrio de la ciudad porque sus hijos entrenaban. Primera interrupción mía, "¿A qué hora entrenan tus hijos?" Respuesta: "Por la tarde". "Ahhh, es que los hechos acaecieron a las 23.30 horas", le digo. Una de las "testigos" que lo acompañan me pregunta si las 23,30 h. son las once y media. Sí, de la noche, le digo yo.
Sigamos con el relato. Estaba él en el bar, junto con otros padres de niños que entrenan, bebiendo y "de fiesta", así que iba "mu animao". En un momento dado, una persona entró gritándole "Jonathan (así se llama y, no sé por qué, no me extraña), que tu coche está ahí afuera mal aparcao". Miró en su chaqueta y vio que no tenía las llaves del coche. Salió corriendo y se encontró el coche mal aparcado, sin nadie dentro, con las llaves puestas y el motor y las luces encendidas. Al momento llegó la Policía Local y le practicaron la prueba de alcoholemia arrojando un resultado positivo en ambas pruebas.
Como me había dicho que no conducía porque tiene el carnet de conducir retirado, le he preguntado que por qué llevaba las llaves en la chaqueta. Después de un breve, pero tenso silencio, me ha dicho que las lleva en el mismo llavero que las de casa.
Le he tenido que decir que yo era su abogado y que no se preocupara que iba a defenderle, "que voy contigo, así que, por favor, cuéntame la verdad". Se ha sorprendido mucho y me ha asegurado que es tal y como ocurrió. Le he dicho que me esperara que debía entrar para asistir a la declaración del testigo que figura en el expediente. Entonces me ha dicho que una vecina suya, "que es ... que es prostituta", le quiere hacer la vida imposible, así que este testigo seguramente es un amante de su vecina. Normal, todos tenemos vecinas así, ¿no?
La declaración del testigo ha sido impecable, coherente en todo momento y sin ninguna duda ante las preguntas que yo le formulaba. Éste conducía detrás de mi cliente y vio todo. Después del percance (el coche que, según mi cliente, el que se lo cogió sin su permiso lo dejó estacionado, acabó medio volcado en el arcén), bajó a auxiliarle y comprobó que se encontraba bajo los efectos del alcohol. Tras asegurarse que no estaba herido, se alejó de allí y llamó al teléfono de atención ciudadana para informar de los hechos. Y éstos avisaron a la Policía Local.
Después ha entrado mi cliente y he debido ayudarle en su declaración, pues, a pesar de lo seguro que decía estar, existían múltiples lagunas en su exposición. En un momento dado, por ejemplo, cuando ha dicho que el coche se lo habían cogido, el funcionario judicial le ha preguntado si alguna cerradura estaba forzada. Entonces, ayudado por mí, ha dicho que no, que las llaves las tenía en el bolsillo de la chaqueta y alguien se las debió coger.
Al rato, me han avisado porque la Fiscal quería hablar conmigo y muy seria y vehemente me ha dicho que más vale que reconozca los hechos si espera alcanzar una conformidad y que pensaba solicitarle penas por ambos delitos, esto es, conducción bajo los efectos del alcohol y conducción sin permiso de conducir (recordad que le había sido retirado por unos hechos similares anteriores). Si íbamos a juicio, pensaba solicitar penas de prisión (tenía ya antecedentes) y si reconocía los hechos "sólo pediría multa y retirada del permiso de conducir". En un momento de la conversación y viendo mi cara de circunstancias, la Fiscal me ha confesado que admira a los abogados del turno de oficio por las situaciones en las que nos vemos obligados a actuar.
He hablado con mi cliente y ... ha aceptado declararse culpable. Al final, al aceptar lo solicitado por el Ministerio Fiscal y aplicársele la rebaja de un tercio de la pena prevista por la ley, se le ha impuesto, por ambos delitos, una multa de algo más de 2.500 euros y retirada del permiso de conducir por un tiempo de 20 meses.
No he querido alargarlo demasiado (quizá por ello no se entienda mucho, lo siento), pero me ha costado convencer a mi cliente de que ésta era la mejor opción para él. He tenido que demostrarle que, a pesar de sus numerosos engaños, sabía que en el mes de septiembre (sí, hace dos meses y se ve que no escarmienta) ya aceptó una pena de multa y retirada del carnet de conducir por un periodo de 8 meses. Eso ha sido definitivo.
Vaya.... seguro que no quieres hablar, ni siquiera un poquito de las elecciones????
ResponderEliminarLo de tu cliente para cagarse (de miedo)... pensando en que gente así conduzca un coche y pueda cruzarse con alguien de nuestros seres queridos...
Estoy con Madre, lo siento mucho por tí, pero mucho más por lo que pudo haber pasado y por desgracia en muchas ocasiones ocurre. Lo que sigo sin entender, es porqué en estos casos, en lugar de retirarles el carnet no se les retira el vehículo. Es evidente que SU coche lo vuelven a coger, pero si fuera otro el que se lo tuviera que prestar, seguro que otro gallo cantaría.
ResponderEliminar"El cuadro era dantesco, pero el principio de presunción de inocencia y la caridad cristiana hace que uno se sobreponga a determinados cuadros y siga lo más dignamente ejerciendo su profesión".
ResponderEliminarEso lo resume todo Pater.
Mi admiración hacia tí, hacia los abogados de oficio en general y hacia cualquier otro profesionista que, sin importar lo surrealista de la situación con la que le toque lidiar, sea capaz de actuar en el mejor interés de su cliente con dignidad, respeto y objetividad. Paciencia que te ha dado Dios eh. Saludos!
Dantesco, cómico, penoso el Jonathan...mal, lo que se dice aburrido, no te lo debes pasar. Ahora entiendo que tu hijo no entienda qué haces!
ResponderEliminarÁnimo, pon un San Job en tu vida ;)
Pues yo me hago tu pregunta: ¿Por qué mienten los clientes? Yo creo que si me viera en un lío en el que necesitara a un abogado, no le mentiría. Como tu dices, está para ayudar. Pero por lo que describes, todo la historia es tan kafkiana, que casi lo más curioso no es que te mienta, sino la imaginación que le ha echado... El gachó.
ResponderEliminarComo se le retirael carnet a uno que NO tiene carnet?
ResponderEliminarClaramente admiro a los abogados del Turno de Oficio. Yo seria incapaz. Bien es cierto que, de las muchas virtudes que me adornan,mla paciencia NO es una de ellas pero...
ResponderEliminar...es que solo se me ocurriria decirle:
-Pero, a ver, aguililla, pero es que tu me ves cara de gilipollas?
Tiene mucho mérito intentar ayudar a una persona así, pero no sé si daría mejor resultado que lo hubierais mandado una temporada a la cárcel. Un beso.
ResponderEliminarEstoy igual que Primogénito, yo no valdría para abogado de Turno de Oficio, porque acabaría a "leches" con mis clientes. Por ello te admiro y, pido a Dios que te conserve la paciencia.
ResponderEliminarPor cierto, hay algo que no entiendo (lo sé, soy cortita...) pero, no me parece nada lógico que, siendo la segunda vez en poco tiempo que a ese "hombre" le retiran el carnet de conducir por la misma "historia", ahora la pena que le aplican no sea lo dura que debería de ser en caso de que no se confesase culpable de los hechos. jolín, así se culpa cualquiera!!, digo que sí, amén y me libro de la pena de prisión y consigo que me la rebajen un tercio. Se reirá de los peces de colores y no te extrañe que en unos meses (mismo en navidades) no lo tengas que volver a defender en el Turno de Oficio.
Delincuentes!!!!! pá matar a alguien!!!
Perdón....
Bicos
Comprendo el miedo de tu cliente, Páterfamilias. Cuando uno va a su abogado, a su médico o a su confesor comprende que conviene decir la verdad, pero puede ser muy desagradable, sobre todo cuando vienen las preguntas inesperadas, como las que tú le hiciste.
ResponderEliminarCasos como éste ayudan a comprender el atasco de la Justicia en España.
Es obvio que la medida de multarle y retirarle el carnet no surtió efecto anteriormente, así que habría sido mejor mandarlo una temporadita a la cárcel a reflexionar. Personas así son un peligro para la sociedad, entiendo que debe ser duro defenderlas...
ResponderEliminarBriseida, ¡bienvenida a tu casa! Muchas gracias por tu comentario y, como dices, visto que la primera de las condenas surtió poco efecto, quizá debió ser más dura. Aunque para mí, como abogado de él, habría sido un palo ;-) En mi opinión, creo que volverá a caer y aquí ya ...
ResponderEliminarUn saludo,