Ya os explicaba aquí las ganas que tienen mis hijos de tener una mascota. También os contaba las pocas ganas que tengo yo de que entre un animal en casa. Pues a pesar de eso, cada día soy más tonto.
El viernes, la secretaria del despacho trajo el perro que ilustra la entrada. Como veis es un cachorro de no sé qué raza y que una de sus hermanas se lo había encontrado abandonado. Lo llevaron al veterinario para que lo desparasitara y le pusiera una vacuna.
Me contó que su padre no quería animales en casa y que su hermana -aunque se moría de ganas de quedárselo- buscaba a alguien que pudiera hacerse cargo de él. Yo, lejos de utilizar la inteligencia con la que Dios me dotó, envié un mail a A. adjuntándole la fotografía. Evidentemente me contestó enseguida diciéndome algo así como "Qué mono!!!!! Me encanta, ¿nos lo quedamos?" Le dije que ni de broma y me olvidé del tema. Por la tarde recibí un correo electrónico de A. (pobre, ya va acostumbrándose a eso de llamarse Agripina) insistiendo en que estaría muy bien si pudiéramos quedarnos con la perrita (creo que no lo había dicho, pero sí, es una hembra). La secretaria me volvió a insistir esa tarde para que me lo pensara bien, la ilusión que le haría a los niños, lo mona que era la perrita, etc.
Como el viernes fuimos a una fiesta sorpresa de un amigo que ayer cumplió 40 años, aprovechamos A. y yo para hablar del tema sin tener que escondernos de nuestros hijos o sin tener que usar el famoso lenguaje-clave (es tan clave que a veces ni nos entendemos). Llegamos a un acuerdo y decidimos quedárnoslo.
Durante la comida del sábado les dimos la noticia a los niños (poco a poco) y no cabían en sí de gozo. Es entonces cuando a la secretaria le envié un wasap diciéndole que sí, que nos lo quedábamos y preguntándole que cuándo podríamos tenerlo. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me contestó que su hermana aún no se había decidido y que, aunque había muchísimas posibilidades de que no se lo quedara pues a la negativa paterna había que unir su imposibilidad de ocuparse de él, debíamos esperar al lunes.
Esta mañana me ha confirmado que la perra de su hermana se queda allí, en casa de sus padres. Me ha parecido deducir una ligera disculpa porque quizá me dio a entender otra cosa. He preferido no decir nada.
A pesar de no haber querido nunca tener a ese animal (ni a ningún otro), se me ha quedado mal cuerpo por la decepción que esta tarde tendrán los niños. Eso me pasa por tonto y por haberme adelantado a los acontecimientos. Está claro que, aunque me hubiera dicho lo que me dijo, debía haberme esperado y no tener que pasar por este mal trago.
Pues muy mal por tu secretaria!!!! esas cosas no se hacen!.
ResponderEliminarPero bueno, me parece que, ahora, y muy a tu pesar, acabas de abrir la puerta a las mascotas en tu hogar...
Se ve que Agripina es de buen corazón... jejejeje.
Por cierto... sigo alimentando a tus pececillos y no los veo crecer!!.
Uffff, eso me ha pasado alguna vez con Criatura, por precipitarme, precisamente... y es un fastidio!
ResponderEliminarNo me quiero ni imaginar si hay una preciosa perrita de por medio...
Yo me niego a tener animales en casa... con la excusa de que vivimos en un zulo... nadie me replica... por ahora!
Ufff, vaya decepción los niños: después de haner puesto el caramelo en la boca, la moza esa se merecería que los niños se la comieran viva.
ResponderEliminarQué lástima. Pero no te preocupes, el mundo está lleno de cachorros sin dueño;) Seguro que encontráis alguno a vuestra medida. Un beso.
ResponderEliminarA veces una cara de desilusión da mucha pena. Pero si se lo explicas, lo entenderán y seguro que tendréis otra oportunidad de acoger a otro cachorro.
ResponderEliminarHa quedado claro que no te gustan los animales, o al menos para tenerlos en casa, pero dan una compañía y los niños aprenden tanto con ellos, que yo sí que lo recomiendo. Más viendo lo organizada que está tu casa con todos sus cuartos diferenciados, nombrados y ordenados.
saludos, pater,
y no te preocupes por el árbol de Navidad :)
Que todos los problemas sean esos!!!
ResponderEliminarPor desgracia hay muchos, pero muchos-muchos cachorritos que están esperando que alguien les adopte.
Te animo, de verdad, a que adopetis un cachorro, porque creo que es un lujo para los niños crecer con un perro. Verás como en unos meses no podrás imaginarte la vida sin el nuevo miembro de cuatro patas en la familia.
Me uno a los comentarios anteriores. Lo siento mucho por tus hijos, vaya chasco. Sn embargo, cuando te ofrezcan otro cachorrito, ya lo tienes hablado con A. Eso es estupendo (que te hayas quedado sin argumentos, quiero decir).
ResponderEliminarSeguro que te ofrecen otro cachorrito pronto. Y no te arrepentirás si vuelves a aceptar y finalmente te animas.
Ni se te ocurra. Yo cometi ese grave error... Es un hijo mas. O peor porque no te lo dejan llevar a muchos sitios (bueno, como a los hijos...).
ResponderEliminarAunque la verdad es que, en un momento de debilidad en el que Primogénito Consorte se encontraba un poco sola en este nuevo país, pique y aquí se instalo la criaturita que, en ese momento tenia 45 días y 20 centímetros y ahora es una bestia.
Y ten cuidado que, según el tamaño, come mas que 2 niños juntos...
Se me olvidaba. Si persistes en el error, te puedo llevar alguno de los cachorros de mi perro. Así queda todo en familia y somos como quiera se llame tener un "hijo" y un "nieto" en común, jejeje
ResponderEliminarCaíste de cuatro patas, Pater... Lo que está claro es que todos quieren perro.. y a ti ya se te ha ablandado el corazón. Tendrás SEGURO (iba a decir por desgracia) más oportunidades.
ResponderEliminarOtro tema es el de la hermana de la secretaria... o de la secretaria. He vuelto a leer el post y, francamente, si lo ofreció debería haber sido consecuente. No me parece bien. A eso se le llama no tener palabra. Y seguro que tú ni siquiera se lo insinuarás. Bien por ti.
Tus hijos... un punto que les ayudará a entender que a veces tenemos ilusiones que se desvanecen. Aunque cuesta, es muy formativo. Luego encajan mejor los palos de la vida.
Es mona la perrita. Tiene razón Agripina.
Un saludo, Pater.
Sí, Leles, estoy asustado. Me parece que he abierto una puerta que hasta ahora estaba perfectamente cerrada. ¿Los pececillos? Creo que son de mentira ;-)
ResponderEliminarSí MadreYMas, todavía no sé cómo he podido ser tan tonto (ni cómo he podido ceder)
Modestino, te puedes imaginar cómo fue la tarde de ayer. Suerte (o no) que los mayores leen el blog y me evité más explicaciones.
Susana, no sé si llegaremos a tener alguno. Con lo reacio que yo era ... y más que me he vuelto ahora.
Meloenv..., sí que da pena, sí. Como decía antes, no sé si finalmente habrá mascota o no. Gracias por lo del árbol de Navidad.
MARIA, de acuerdo contigo en que ojalá todos los problemas fueran esos. En cuanto a las adopciones de cachorros, ya veremos, ya veremos ...
Carmen, ¡qué me vas a decir tú! Muchas gracias por los ánimos.
Primogénito, que no, que era de una raza pequeña. Me parece que era una variante de Yorkshire (vamos, que no era el típico enano peludo). Gracias por ofrecernos cachorros de vuestra mascota, pero no, no creo que aceptemos (que esos crecen ... y mucho)
Sunsi, ya ves. Tú lo has dicho, he caído de cuatro patas.
Que rabia lo del perro y mira que estaba emocionado en tenerlo, ya que el principio era segurísimo que nos lo quedábamos.
ResponderEliminarTe animo a volver a intentar adoptar un perrito que no crece.Besos.
estoy parando en un hotel en palermo por trabajo, lo que mas me cuesta de viajar es dejar a mi mascota!!
ResponderEliminarHola Mónica, bienvenida. Buf, con eso que me dices ya me estás dando motivos para negarme. Pensaba que el hotel era de Palermo (Italia) y estaba pensando a qué horas llegas tú a los hoteles ... ;-)
ResponderEliminar