martes, 22 de noviembre de 2011

Una variante de la timidez ... o no

Hoy, queridos lectores, voy a pediros un acto de fe. Sí, por un momento debéis imaginaros que tengo algún defecto. Sé que ahora mismo habré destrozado alguna vida e incluso puedo haber perdido algún seguidor, pero creo que era necesario decirlo. Lo siento, no soy perfecto. A. puede dar fe de ello.

Esta característica que hace que sea un ser cuasi perfecto, en lugar de la perfección personificada con mi cuerpo glorioso y todo es la timidez y, en concreto, en su variante de la vergüenza ajena. No sé si realmente la vergüenza ajena podría incluirse dentro de la timidez, pero yo lo voy a hacer y, además, me voy a quedar tan ancho, que es otra de las características que tenemos los cuasi perfectos.

A pesar de no pertenecer a ningún grupo de "vergonzosos ajenos anónimos" (me daría vergüenza ajena participar en cualquiera de sus sesiones), es un tema que -me parece- lo estoy dejando. Recuerdo más situaciones embarazosas cuando era pequeño o más joven que no ahora (los más astutos habréis observado el detalle de colocar el adverbio comparativo "más" delante de "joven" para destacar que aún hoy sigo siéndolo) y no sé muy bien a qué se debe.

Como alguno/a estará nervioso/a por conocer en qué situaciones hace que a uno se le ponga la cara roja, os pondré algún ejemplo:

- Ver bailar a alguien. No sé ni me gusta bailar. Hasta aquí, normal (aunque más de uno se empeñe en demostrarme que esto ya es un problema). Sin embargo, va más allá, es ver bailar a alguien conocido y darme vergüenza ajena y si encima baila mal, no puedo ni mirar.

- En un espacio en el que hay un silencio absoluto (varias personas en un ascensor, por ejemplo) y que a uno le suenen las tripas (sé que hay otras situaciones todavía más desagradables, pero me da vergüenza ajena transcribirlas). Esa situación provoca que me ponga rojo y, evidentemente, todo el mundo piense que he sido yo.

- Que alguien haga el ridículo y yo sea testigo directo de ello.

El escribir sobre ese imaginario grupo de "vergonzosos ajenos anónimos" me ha hecho pensar en cómo sería una de sus sesiones. Me imagino un local que bien podría ser un aula de una escuela, con varias sillas en el centro colocadas formando un círculo. A un lado del aula una mesa con vasos de plástico, un bizcocho y una botella de 2 litros de Fanta de naranja. Habría una monitora que nos animaría a  presentarnos. El primero en hacerlo, fruto de su timidez, tartamudearía al pronunciar su nombre y todos los demás nos pondríamos rojos a la vez. El segundo -ya veterano- intentaría demostrarnos que este síndrome se supera y para ello contaría un "chiste". Como nadie se reiría, otra vez nos pondríamos rojos. Antes de que el siguiente tomara la palabra, uno que está nervioso viendo cómo se acerca el momento de su presentación y se balancea en su silla apoyada sobre el suelo únicamente con sus patas traseras (de la silla), caería al suelo y todos, al unísono, volveríamos a enrojecer. La tercera en presentarse, al contemplar la escena y en un intento de eliminar nervios, vomitaría el trozo de bizcocho previamente engullido derramando toda la Fanta como consecuencia de tan tremenda arcada. Nuestras caras, que no han tenido tiempo de volver a su color natural (en el supuesto de que no fuera el rojo), subirían el tono colorado. En ese momento, todos intentaríamos esquivar miradas, consiguiéndose el efecto contrario, esto es, un sinfín de cruces de miradas que, al ver las tonalidades faciales de los allí presentes, harían que el color -y el calor- en la cara fuera del todo insoportables. Un final más que probable para esta sesión sería con varios de sus asistentes ingresados en Urgencias de cualquier centro sanitario público (con sus batas verdes abiertas por detrás que no harían otra cosa que agravar los síntomas por la vergüenza ajena que ello provoca en el paciente paciente (la reiteración es consciente teniendo en cuenta que hablamos de las Urgencias de un hospital público).

Para acabar y pensando en aquellos/as que estéis desolados/as por este descubrimiento, podéis pensar que es una virtud. Vendría a ser una forma heroica de vivir la caridad con los demás, no sé una especie de solidaridad con mis congéneres en grado sumo que hace que viva ese sufrimiento que él debería vivir (algunos, la verdad, ni se inmutan) en mi propio ser.


13 comentarios:

  1. Jajajajajajaja! Has vuelto a tomar carajillos de anís después de comer? Estás fatal!!!!

    Dos cosas:

    1. Acabas de fastidiar mi idea platónica sobre ti...
    2. En serio te da vergüenza cuando a alguien cercano a ti le suenan las tripas?

    Anónima Esposa... tienes el cielo ganado.

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  2. Yo estoy con MadreYMas, sólo que tampoco sabía que eras tan raro... ¿Ver bailar a alguien? ¿Incluyendo a Fred Astaire?

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  3. Efectivamente, yo tambien doy fe de que no eres perfecto...
    El tema del baile supongo que es genetico. Progenitor proclamaba ufano en la boda de Pater que a el no lo sacaba nadie a bailar...¡A el!, ...¡Que no habia bailado ni el dia de su boda!
    De hecho yo era victima de esa misma enfermedad. Lo que pasa es que en Latinoamerica no te queda mas remedio que curarte. Solo te digo que, la 1a reunion de padres del cole, se convirtio en baile a los 20'. Y la 1a comunion de R tambien... Y la de J ni te cuento
    Mejor dejarse llevar.

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  4. Guarda este post como una reliquia, Pater. ¡¡¡Y sácalo dentro de unos diez años como mínimo!!! Verás tú qué pocas vergüenzas te quedan... Es lo bueno que tiene la edad. Bueno... y que entonces no habrá quién te sople porque ya serás perfecto;-)

    Qué cosas tienes, Pater...

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  5. Ahora que he podido leer la entrada completa coincido en que algo te has chutao, brother!
    Igual, timido si eres (y eras). Todavia me acuerdo cuando ibamos a casa de un amigo (amigo del pack) y tardabamos mas de 10' en llamar al interfono porque tu nunca querias llamar y yo estaba hasta el gorro de llamar siempre yo.
    Y de cuando saliste 2 semanas con aquella TAN fea porque te daba vergüenza decirle que no te gustaba nada. Patetico.
    Menos mal que conociste pronto a Agripina. No me imagino siendo el tio de sobrinos con nariz de pera en vez de las hermosuras que me tocaron...

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  6. Creo que voy a terminar de escribir tu perfil a traves de los Comentarios en tus Entradas (las del blog...aunque en las otras hay lugar de sobra, jeje).
    O sea, "Viborita, el Retorno" en fasciculos coleccionables...

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  7. JAJAJAJAJAJAJA, vaya manera de prepararme para cenar, ¡así da gusto! Suscribo lo que dice Madre, palabra por palabra. Y lo de Primogénito genial, conforme lo iba leyendo iba pensando lo que él ha terminado escribiendo, que el final nos lo va a desvelar en los Comentarios, jajaja.
    La descripción genial, en serio, es que todavía me río pensando en la fanta derramada, la silla que se cae para atrás, las caras rojas, de verdad genial. Y como dice Sunsi, guarda este post, pero no para ver que ya no te quedan vergüenzas (¿qué pasará en la boda de Ma.?, tachán, tachán...), sino para reírte un buen rato. GRACIAS.

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  8. ...a mí lo que me da vergüenza ajena, es más, estripitosa vergüenza, es cuando veo a un Notario ilustre (sea del colegio de ilustres que sea) bailando una danza africana con tutut (de esos del lago de los cisnes) y mallas "turbopaquet" si el tío tiene barba y está gordo todavía me provoca más sonrojo en mi tez.

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  9. Hola Paterfamilias: Soy el ingenierocomehuevosdehormigasmexicanas.

    Pues yo he estado bailando el sábado hasta las 6 de la mañana en una fiesta de musica de los años 80. Lo que me dio vergüenza (ajena) fue ver una "noia" pasados los 40 en estado lamentable al acabar la fiesta.

    Mañana te cuento, si tengo posibilidad de conectarme, lo que he comido (estoy en India). espero no hacerte pasar vergüenza ajena...

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  10. Primogénito... gracias!!!! esperamos ansiosas la tercera entrega!!.
    Pater... creo que deberías de proponerte dejar de comer las cosas raras que te envía el comehuevosdehormigas. No ves que te sientan mal!!!!!!.
    No fastidies que te dá vergüenza que a alguien le suenen las tripas!!!!, jajajaja, entonces no deberías de conocerme, porque yo soy la metepatas más grande que conozco y, sabiendo que te dá vergüenza eso, seguro que es verte y sonarme las tripas!!!.
    Pero bueno, no sé de qué me extraño, la descripción que acabas de hacerte es idéntica a la de mi queridísimo sufridor (sobre todo en el baile, que debe de ser una tara en la genética masculina).

    Agripina... ¡Tú sí que vales!, me tienes a tus pies.

    Por cierto, menuda tu imaginación con la terapia de vergonzosos anónimos!!!... jajajaja

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  11. 1ª evidencia, no tiene nada que ver la timidez con sentir vergüenza ajena. 2ª evidencia, sentir vergüenza ajena no es un defecto sino una virtud, pues demuestra que uno tiene ideas claras sobre cómo han de comportarse los demás (y uno mismo, claro).

    Yo siento vergüenza ajena por muchas cosas, pero sobre todo por la violencia: ver a dos tíos discutiendo a gritos por un problema de tráfico me produce una angustia casi física.

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  12. Lo de la verguenza ajena es común a muchos, lo que pasa es que no vale la pena sufrir si el aludido a lo mejor está feliz haciendo lo que te causa esa verguenza.

    A vivir que son dos días.

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  13. Esta entrada ha sido escrita en plenitud de facultades (o eso creo), sin haber ingerido ni introducido en mi cuerpo mediante artilugio sustancia psicotrópica ni alucinógena alguna.

    Siento haberte defraudado MadreYMas ;-)

    Carmen, ¿tan raro es avergonzarse de ver bailar a otro? Con Fred Astaire, ves, no me psas, será solo con los que lo hacen mal. ;-)

    Gracias Primogénito, yo también te quiero. No sabía que comentabas sin haberte leído toda la entrada. ¡Eres un genio! No recuerdo en absoluto eso que dices del interfono (no digo que no sea verdad, pero ...)

    Sunsi, es cierto, cada vez menos cosas me dan vergüenza. No sé si lo guardaré, pero intentaré acordarme dentro de 10 años.

    ¿Tú también Sara M? Cría cuervos ... Me alegro que te haya gustado.

    Ves, Tomae, a mí no creo que me diera vergüenza eso (sobre todo por lo inverosímil de la situación, aunque, tal y como está el patio, tiempo al tiempo)

    ¡Hombre I., qué alegría! A mí también me habría dado mucha vergüenza ajena ver a esa "noia" en ese estado. Me la imagino con serias dificultades para aguantar el equilibrio y diciendo cada cosa.

    ¡Dios mío, Leles! veo que tendré que evitarte conocerte como sea ;-)

    Fernando, por fin alguien viene a poner un poco de cordura en esta entrada. Y sí, esa situación que describes a mí también me produce un severo malestar general.

    También es verdad, Modestino. Yo aquí sufriendo y el tío (que baila) que debería estar pasando una vergüenza horrorosa, tan tranquilo. Si es que ...

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