
En mi vida me había encontrado en esta situación: he engordado. ¿Cuánto? Ni idea, ni me pesaba antes y ahora me guardo muy mucho de hacerlo. ¿Y cómo lo sé? Pues, aunque sea de letras, soy capaz de detectar ciertos indicios, inequívocos por otra parte, de que mi cuerpo se está dando de sí. Alguno de estos síntomas son:
- Cada vez que me encuentro con un amigo (es siempre el mismo), me dice "Estás más gordo" No, no me molesta que me lo diga, simplemente me toca los c......, pero como es tan majo, no se lo tengo en cuenta (el próximo día le soltaré una ...)
- La ropa no me sienta tan bien como antes. Estoy convencido de que a base de lavarla encoge. Aunque tampoco puedo fiarme mucho de mi criterio porque aún cuando voy a comprar pantalones y un/a dependiente/a me pregunta mi talla, le contesto que un 38. Si iba con A. me miraba con cara de pena y después, dirigiéndose el idiota preguntón, le decía, "quiere decir una 44". Si iba solo, el meteme-en-todo, me miraba con incredulidad y contestaba con un "¿Perdón?", dando a entender que quizá me había equivocado.
A veces, al ir a acostarme me siento "magdalena". Tengo calzoncillos (boxer, siempre boxer) que la goma superior arruga la tela de la prenda en cuestión y al quitármelos por la noche, me dejan unas marcas en la piel igualitas a una magdalena cuando le quitas el papel.
- El imitar a una mujer embarazada me sale muy bien y con muy poco esfuerzo. Ojo, no es una barriga cervecera, lo que pasa es que mi vientre ya no es plano y si antes ya la imitaba bien con el simple gesto de "sacar barriga" y pegar las palmas de las manos en las lumbares, ahora es más fácil.
- Mi estilizada figura ya no lo es tanto. Vamos, que tengo unos michelines que han decidido acompañarme permanentemente. Si antes, cuando iba por la calle, el murmullo que me acompañaba era porque la gente, al verme, comentaban entre sí "¿Has visto qué figura?", ahora me acompaña el silencio.
- Sudo más. El hecho no es alarmante porque los que somos cuerpo glorioso sudamos colonia, pero el aspecto puede llevar a que alguien se lleve una imagen equivocada de mí.
- Cuando juego a padel ya no llego a todas las bolas. Bueno, nunca lo he hecho. Quiero decir que cuando juego a padel llego a menos bolas. Esa transformación de mi cuerpo serrano quizá tenga algo que ver, pero tampoco se trata de deslomarse por una pelotita amarilla. Además, para eso ya tengo un compañero, ¿no?
A ver, tampoco hay que exagerar. Todavía voy andando, no rodando, a los sitios, los del departamento de marketing de Michelin no me han llamado para ofrecerme ser la imagen de su nueva campaña, sigo entrando de frente en cualquier habitación... Además, cuando le pregunto a A. si me ve más gordo siempre me dice "estás guapísimo"
Es posible que haya llegado el momento de hacer un poco de régimen. Creo que primero me pesaré y teniendo en cuenta la altura (¿va así?), veré cuántos kilos debo perder.
Suerte que la báscula no es de aquellas que una voz decía tu peso. Imaginaos por un momento que me peso y se oye "Por favor, de uno en uno"