jueves, 31 de marzo de 2011

Cuando estás harto de niños

Como cuestión previa, deciros que A. y yo nos encontramos en una de las mejores épocas a nivel familiar, o mejor dicho, a nivel niños. Da lo mismo que hagamos malabarismos para llegar a final de mes, lo cierto es que desde hace meses (¡cómo pasa el tiempo!) dormimos toda la noche de un tirón. Atrás quedan aquellas jornadas inacabables por que por las noches, uno u otro lloraba porque ... no sé, se le había caído el chupete, se había caído de la cama, se le tapaba la nariz ...

Ya conté en una entrada anterior que después de 14 años ininterrumpidos comprando pañales habíamos dejado de hacerlo. Era una primera etapa superada. Ahora hemos conseguido pasar página a lo de dormir a ratos (sobre todo A.). Sé que dentro de nada vendrán nuevos retos (los adolescentes ya serán más mayores y ... mayores serán sus problemas), pero ahora mismo, como decía, estamos muy bien: los mayores aún no lo son tanto y los pequeños tampoco son tan pequeños.

Eso no quita que, a veces, cuando estás harto de niños, estés deseando que se vayan de casa.

Durante la cena de uno de esos días en los que estaba ansioso de que llegara la hora de acostar niños, ellos estaban especialmente movidos, no paraban de hablar, gritar y moverse. Reclamé su atención por un momento y de forma muy solemne empecé a hablar. Conseguí captar la atención de todos, que, muy callados, atendían a mi discurso. El discurso no fue largo, simplemente me limité a decirles:

- No puedo más. Ahora mismo cerraré los ojos (mientras decía esto, me tapaba los ojos con las manos) y cuando los vuelva a abrir habrán pasado 30 años y todos os habréis ido de casa.

Se hizo un silencio sepulcral mientras todos esperaban expectantes a que abriera los ojos.

Dejé pasar un breve espacio de tiempo, lo suficientemente largo para mantener la tensión y lo suficientemente breve para que no se dispersaran, abrí los ojos y ....

¡Allí estaban todos mirándome!

Puse cara de extrañeza y, mirando a A., le pregunté:

-"¿Cómo?, ¿no se han ido?"

Y A., con una sonrisa de oreja a oreja, me dijo:

"¡Sí, éstos son tus nietos!"



miércoles, 30 de marzo de 2011

Brújulas

Desde pequeño siempre me han gustado cualquier dispositivo electrónico, ya fuera un reloj (aunque ahora prefiero los analógicos), una calculadora o lo que fuera. 

Cuando salieron las primeras agendas electrónicas suspiraba por ellas. De hecho tuve una Casio que funcionaba con botones, tenía poquísimas funciones y era muy poco práctica. Sin embargo era plana, muy plana y daba el pego. Me pasé muchas horas introduciendo datos (ya sabéis, aquellos teléfonos de tus amigos que te sabes de memoria, pero bueno).

La bomba fue cuando aparecieron en el mercado las agendas Palm. Aquello me pareció el "no va más", a la vez que imposible tener una en mi vida. Un hermano mío (el del "fircuito electrónico") me regaló una. Era el hombre más feliz de la tierra. Recuerdo cuando miré el calendario y vi que sólo llegaba hasta el 2032 y me pareció un grave error del fabricante. Cuando, de repente, un día dejó de funcionar, entendí esa limitación.

Más tarde compré a través de eBay una Acer con sistema operativo Windows. No fue una gran compra, la verdad y además me duró muy poco. Cada vez que se me moría uno de estos cacharros pensaba que nunca más podría tener otro. Gracias a Dios siempre me he equivocado (de momento). Entonces un amigo me regaló un móvil (liberado) que tenía agenda electrónica. Eso era ya lo máximo. Nada podría superarlo: tenía dos dispositivos en uno y el tamaño era bastante reducido. Estaba yo encantado con eso, cuando otro amigo mío me regaló mi actual teléfono móvil, que por tener, tiene hasta brújula y ... por fin puedo escribir sobre lo que quería desde un principio: las brújulas.

No sé qué extraño magnetismo (¡qué bueno, ha sido sin querer!) hace que me sienta atraído por ellas. Nunca he sido capaz de entenderlas bien (lo siento, de pequeño no fui "boy scout"), pero tengo una en la mesa del despacho, otra en casa y, no sé por qué, siempre me han gustado. Casi todas las que he tenido tienen publicidad de medicamentos.

Lo único que tienen en común estas dos "debilidades" mías es lo negado que soy para comprender la tecnología (me pongo nervioso, por ejemplo, cuando mi dispositivo no se sincroniza con el ordenador) y para saber cómo funciona una brújula.

martes, 29 de marzo de 2011

Estadísticas

Hace un tiempo, la lectura de uno de los blogs amigos me dio una idea para una entrada en el mío: las estadísticas del blog.

Existen estadísticas de todo o casi todo y, la verdad, encuentras algunos datos sorprendentes, otros curiosos y algunos, por qué no, divertidos.

En cuanto a las entradas publicadas, el ranking lo encabeza la titulada "La última cima", seguida de "Dalsy" y, en tercer lugar, "En el Metadona". Esta última, por cierto, tiene el récord de comentarios (12), lo cual no me sorprende por la polvareda que levantó y la lección que (gustosamente) recibí. Estoy convencido que el título es determinante a la hora de las búsquedas, así que si alguno está buscando ser muy leído, ya sabe, títulos llamativos, polémicos, que estén de moda, o algo por el estilo.

Quería comprobar también (cultivando el ego, lo reconozco) desde dónde me leen y ... ¡sorpresa!, gana España y por goleada. Desde aquí se han visto 5.881 páginas. Le sigue Estados Unidos con 217 páginas, Francia, 38, México, 30, Argentina, 27 y Chile, 16 (gracias AleMamá). Un análisis precipitado me llevaría a concluir que en España se lee más que en Argentina o que en Sri Lanka no leen blogs.

En cuanto a navegadores gana el "Chrome" con un 36%, seguido muy de cerca por "Internet Explorer" (31%). Después vienen "Safari" (22%), "Firefox" (8%) y otros. Los sistemas operativos más utilizados para la visita de páginas son: "Windows" (75%), "iPhone" (11%), "Macintosh" (8%) y "iPad" (3%). El resultado de las demás es insignificante. Quizá esto podría ser un reflejo de la vida real.

Y ahora viene el que -para mí- resulta más divertido. Son las "fuentes de tráfico" y dentro de éstas las "Palabras clave de búsqueda". Aquí encontramos datos sorprendentes. Hay gente que ha llegado a este blog tecleando "ecologistas demagogos".

Otros han llegado a través de "críticas que se tenía de nuestro anterior registro civil". ¿Hay gente que escribe tanto en el buscador? Me ha sorprendido.

La palabra "costellada" se ha usado varias veces.  Detrás de "Dalsy pastillas" hay gente que busca en internet y que -lo siento- han ido a para a mi blog.

Uno (o una) buscaba algo escribiendo "mira lo que ha hecho a su novia". Mejor no saberlo.

Una persona llegó aquí buscando "hijo del presidente de libia que ha echo" (sic). No sé qué habrá hecho, pero estoy seguro que esta frase la escribió nuestro anónimo buscador durante una clase de Lengua Española.

Otras son "fotos familias numerosas pamplona", "calçotadas en la comarca de la selva", "2011 semana blanca del corte ingles", "como ir sagrada familia a parque güell"

Me ha parecido divertida la experiencia.




lunes, 28 de marzo de 2011

El circuito eléctrico


Cuando éramos pequeños, un trabajo típico que nos mandaban hacer en el colegio era el famoso circuito eléctrico. No había mucho espacio para la imaginación y, un poco más trabajado o no, era muy parecido al que aparece en la fotografía. Es decir, una tabla de madera, una pila (de petaca), la bombillita, el interruptor y, claro está, cable. Había quien utilizaba más cable o con un recorrido más sinuoso, otros usaban una bombilla más grande, pero, como decía, las variantes eran más bien pocas.

Bueno, era yo el que creía que existían pocas variantes en ese trabajo hasta que vi el que hizo uno de mis hermanos. Sé que estuvo trabajando con esmero en esa tarea durante varios días. Cuando por fin la acabó vino a enseñármela con un elevado grado de satisfacción reflejado en su cara.

-Ya está, ya lo he acabado, mira.

Le da la vuelta a la tabla de madera  y ...  mi cara era un poema.

No me acuerdo de cuál era el recorrido del cable, si se encendía o no la bombilla ... Lo que se me ha quedado grabado es lo que había escrito allí con una letra enorme y esmerada. Allí ponía:

 "FIRCUITO ELECTRÓNICO".

Mentiría si dijera que no me entró un ataque de risa. Sí, nos reímos mucho y cada vez que lo recordamos volvemos a reirnos.

Reconozco que, no sé por qué, me hizo más gracia lo de "electrónico" que lo de "fircuito"

Ahhh, nunca supe (ni me atreví a preguntar) qué nota sacó.

domingo, 27 de marzo de 2011

Cambio de horario

Esta noche hemos adelantado se ha adelantado una hora el reloj. Será porque el fin de semana desconecto (y durante la semana tampoco presto mucha atención) pero lo cierto es que nos ha pillado por sorpresa. Estábamos dudando si hacer alguna excursión con los niños u otro plan alternativo creyendo que eran las 8 de la mañana, cuando, al subir la persiana, hemos comprobado que el día era lluvioso (después, contagiado por el resto del barrio, se ha arreglado un poco) y hemos decidido cambiar de planes. Hemos desayunado como un domingo cualquiera y, cuando nos organizábamos sobre a qué hora iríamos a Misa, hemos caído en la cuenta (gracias al móvil) que vivíamos en otra hora. En ese momento todo han sido prisas.

Esto ha hecho que me plantee una vez más si merece la pena o no este cambio de horario que, año tras año, se repite en otoño y en primavera para "adaptarnos" al horario de verano y de invierno. Adaptarnos y, según dicen, ahorrar energía. No tengo muy claro cuánta energía se ahorra (si es que realmente eso es cierto), pero me parece que sería todo más sencillo si el horario fuera siempre el mismo. De hecho, la propia naturaleza ya se encarga de que en verano anochezca más tarde (con el consiguiente ahorro energético), así que es otro motivo más para dudar de esta medida que non todos los países la siguen. Leí hace unas semanas que en Rusia han decidido no hacerlo más porque eso estresaba a las vacas y producían menos leche. Tuve que volver a leer la noticia porque creía que era una broma.

A ver si al final resultará que las vacas son más listas que nosotros.

viernes, 25 de marzo de 2011

La litera de tres

Siguiendo con la entrada de ayer y en cuanto a organización de una familia numerosa, la mayoría de los conocidos que se encuentran en esta situación coinciden en que las cosas se van haciendo poco a poco (gracias a Dios los hijos no vienen todos de golpe). Así, llega un momento en que la prioridad es encontrar un espacio para colocar al nuevo retoño.

El problema -y gordo- es cuando ya no hay más cera que la que arde y por mucho que todos se aprieten, allí ya no cabe nadie más. Es entonces cuando se agudiza el ingenio (la necesidad hace la mayoría del trabajo) y ... ¡aparece una solución! En nuestro caso es A. la que suele tener estos "ataques de ingenio" y, con la ayuda de internet, encuentra grandes soluciones.

Para el que no lo sepa, os diré  que A. es forofa de IKEA es una biri-biri de IKEA. Como diría Belén Esteban (cambiando un poco la frase), "por IKEA, mata". Sin embargo no todo está allí. Cuando no encontramos lo que buscamos en esa multinacional sueca y caes en una profunda depresión pensando que no existe remedio en el mundo (al menos el conocido), aparece, como decía, una genial idea de A. y se pone manos a la obra.

Una de las más sonadas fue cuando llegó el momento de que S. pasara de dormir en la cuna a una cama como cualquiera de sus hermanos. En casa tenemos 4 habitaciones y la más grande es la nuestra, simplemente porque tiene cuarto de baño, en otra duermen P. y Mi. en dos camas plegables chulísimas (no como los plegatines de nuestra infancia). Éstas se recogen hacia la pared de forma lateral y de forma muy fácil. La tercera es para Ma. Allí está como una reina. Y en la última había una litera para Q. y JP. Es verdad que además había una cama nido, pero el tener que sacarla cada día resultaba muy incómodo, sobre todo por el poco espacio que existía.

Cuando yo ya estaba desesperado y a punto de tirarme a la bebida, A. tuvo la feliz idea de poner una litera de tres camas. "¡Pero si eso no existe!", le dije yo.

"He visto unas en internet"

 "A ver, a ver... A., ¿te has fijado que todas son (no sé por qué ) de México?"

Al final encontró unas de la marca Flexa (hago publicidad de forma consciente por lo agradecidos que estamos con estos fabricantes daneses) exactamente igual a la de la fotografía (no he puesto una foto de la que tenemos en casa porque quiero mantener el anonimato y A. puso los nombres de sus ocupantes con una letras de colores"muy monas".

La litera causa admiración entre nuestros invitados y, aunque llama la atención por lo insólito de la solución, ha sido un descanso (nunca mejor dicho) para esta familia.

jueves, 24 de marzo de 2011

Orden vs Familia numerosa

Muchas veces la gente nos pregunta cómo nos organizamos siendo tantos y la respuesta, la verdad, no es fácil. Simplemente no lo sé. Intentamos ser un poco más ordenados (y lo conseguimos algunas veces). Pero, por lo menos en nuestro caso, no existe una fórmula mágica ni nada por el estilo.

Evidentemente es A. la que lleva la voz cantante en todo lo relativo a la intendencia doméstica. Lo tiene todo controlado y además lo hace de una forma muy natural, ni es meticulosa ni una histérica. Por ejemplo, en casa tenemos un "cuarto de máquinas" o lavadero, donde, además de ese electrodoméstico, hay una secadora, un congelador, la tabla de la plancha, estanterías para la comida (también hace las veces de despensa) y varios armarios empotrados en los que hay de todo. A. tuvo una idea y me pidió añadir unas estanterías a las ya existentes. Compró ocho cestas planas y forradas de tela en su interior y fue poniendo el nombre (con una letra preciosa) de cada miembro de la familia en cada una de ellas. La finalidad no es otra que, recién sacada la ropa de la secadora, cuando aún muchas prendas pueden evitar la plancha, se dobla y se pone en la cesta de cada uno. Luego los niños se encargarán de recoger cada uno su cesta y "ordenarse" su ropa en su armario. Los dos pequeños aún no lo hacen, pero algún hermano "de forma voluntaria" se ocupa de hacerlo por ellos.

Otra gran aportación de A. (fue una amiga suya la que le dio la idea) ha sido el sistema para marcar la ropa de los niños. Como la mayoría de mis hijos heredan ropa de sus hermanos y aquello de poner la inicial de su nombre es complicado en algunas prendas (además de repetirse en un caso), se trata de que cada hijo tiene un punto. Si una prenda tiene un punto es de Ma., si tiene dos, es de P. (el segundo), si tiene tres puntos es de Mi. (el tercero) ... y así hasta el sexto. La gran ventaja de este sistema es que cuando uno hereda una prenda de su hermano simplemente hay que añadir un punto a los que ya existían sin que sea necesario aquello tan engorroso de tachar una inicial y poner otra. Por ejemplo, a P. (2 puntos) se le ha quedado pequeño un jersey y Mi. lo puede aprovechar, pues nada, en la etiqueta se pone un punto más. Pasará a tener 3 puntos y todo el mundo verá que es de Mi (si fuera un súper-jersey y aguantara lo que no está escrito, se le añadiría otro punto y pasaría a ser de Q.)

Más adelante ya os explicaré alguna de las cosas ideadas por A. para que el funcionamiento de la familia sea más fácil.


miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Merecen ayudas las familias numerosas?

La familias numerosas creo que no merecen ayudas. Quizá suene muy tajante esta afirmación, pero siguiendo la teoría de mi amigo D. (el irlandés) veréis que está en lo cierto.

Si por ayuda entendemos la disposición gratuita de fondos públicos realizada en favor de personas o entidades públicas o privadas por razón del estado, situación o hecho en que se encuentre o soporte, entiendo que no, que las familias numerosas no merecen ninguna ayuda.

La familia numerosa debe ser promocionada a través de invertir en ella. He encontrado una definición de inversión que me ha parecido acertada:

"En el contexto empresarial la inversión es el acto mediante el cual se adquieren ciertos bienes con el ánimo de obtener unos ingresos o rentas a lo largo del tiempo. La inversión se refiere al empleo de un capital en algún tipo de actividad o negocio con el objetivo de incrementarlo. Dicho de otra manera, consiste en renunciar a un consumo actual y cierto a cambio de obtener unos beneficios futuros y distribuidos en el tiempo."

Me parece acertada, para este caso, la última frase de la definición.

Tal y como está el patio, las familias numerosas son las únicas que pueden asegurar el funcionamiento de nuestra sociedad en un futuro no muy lejano. Desde hace ya tiempo, la pirámide de la población española está invertida (en el sentido de "al revés"), sin que se dé el relevo generacional. Si bien es verdad que la inmigración ha ayudado a mitigar en parte el déficit de población, este relevo no está ni mucho menos asegurado.

En estos tiempos se habla de los problemas y dificultades que existen para el sostenimiento del sistema de pensiones, pues imaginaos dentro de unos pocos años.  Mientras tanto, nosotros, las familias numerosas, contribuimos y colaboramos desinteresadamente a que pueda mantenerse este sistema. De ahí que considere que apostar por la familia numerosa (aunque sea por razones egoístas o de supervivencia) debería ser un objetivo prioritario y la opción más lógica sería invirtiendo en ella. Invertir tal y como reza la definición que he transcrito.


Aunque suene exagerado, las familias numerosas deberíamos tener a unos agentes apostados en la puerta de nuestra casa ofreciéndonos unas cantidades de dinero por el mantenimiento de nuestros hijos. A cambio, ellos (el Estado o quien sea, últimamente se privatiza todo) obtendrían unos beneficios futuros como puede ser el pago de la pensión de unos cuantos ciudadanos. Un ejemplo, A. y yo que tenemos 6 hijos, el día de mañana, cuando trabajen podrán mantener a 4 personas (imaginemos que 2 de ellos son para nosotros -¡qué menos que los hemos tenido!-). Por tanto, estos "inversores en familia numerosa" estarán interesadísimos en que tengan la mejor preparación para el día de mañana estudiando en las mejores universidades, que no enfermen (no sea que se les estropee la inversión), que se alimenten bien, etc.

Pues en nuestro país no existe ni siquiera una discusión acerca de si lo mejor es una ayuda o una inversión. Aquí no tenemos ni las ayudas. Ahora bien, el día de mañana, seremos todos los que nos beneficiaremos de esos "insensatos" que tuvieron muchos hijos.





martes, 22 de marzo de 2011

Pamplona

Esta tarde he recibido un correo electrónico dirigido a muchas personas de parte de la mujer de un amigo. Ella es francesa, y en el correo nos informa a todos los destinatarios de que una prima suya ha restaurado una casa de campo cerca de Nimes y que, de cara al verano, podríamos alquilarla. He mirado los precios y, sin ser del todo cara, me ha parecido inaccesible para nosotros, que somos ocho. Le he contestado agradeciéndole el detalle, pero rehusando la oferta puesto que somos ocho y no cabríamos.

El hecho de ser familia numerosa y que últimamente estoy  escribiendo entradas sobre recuerdos, me ha traído a la cabeza una escapada que hicimos hace 2 años a Pamplona.

Nosotros somos socios de la FANOC (Famílies Nombroses de Catalunya) y la Federación Española de Asociaciones de Familias Numerosas organizó su anual Congreso en esa ciudad durante un fin de semana (dos días y una noche). Nuestra asociación consiguió unos precios irresistibles a fin de que pudiéramos acudir al Congreso. Si no recuerdo mal, pagabas 40 € y tenías derecho a asistir al Congreso, comida del sábado y una noche en un Aparthotel. Lo mejor es que este precio no era por persona, sino ¡por familia! e incluía también un servicio de guardería durante el Congreso y la visita el domingo a Senda Viva, un parque de atracciones y animales. Aprovechando el ofertón, A. y yo decidimos ir con los 4 mayores acompañados de otra familia amiga nuestra. Lo pasamos muy bien y, entre otras cosas, tuvimos la suerte de asistir a una conferencia de aquel Juez de Menores (Emilio Calatayud) que tan famoso se hizo por aplicar el sentido común. Estoy convencido que el Jefe (como Sunsi le llama) también es un gran Juez, pero no he tenido la suerte de oírlo. ;-)

Durante el viaje de ida sufrimos nuestro primer percance. Al parecer, el parachoques trasero de la furgoneta se había soltado un poco por el lado izquierdo y la fuerza del viento hizo el resto del "trabajo". En plena autopista vi como saltaba por los aires un trozo de parachoques.

Por la noche, al llegar al Aparthotel, me disponía a aparcar la furgoneta en el paking del Hotel. Llegando a la puerta de acceso a través de una rampa, ésta hacía un repentino giro de no sé cuántos grados, por lo que me quedé medio atravesado. Jo. se ofreció a guiarme, pero al final nada se pudo hacer. No podíamos tirar ni hacia adelante ni para atrás sin rascar el vehículo. Rasqué todo el lateral -y mira que es larga- de la furgoneta. Al llegar a la recepción, una señorita me preguntó si ya había aparcado el coche. No estaba de humor, por lo que muy educadamente le dije "Bueno, la mitad, la otra mitad me la he dejado en la puerta"

Al día siguiente, cuando nos dirigíamos a Senda Viva, me paró una patrulla de la policía foral navarra. Me dijeron que circulaba a 140 Km/hora cuando estaba limitado a 100. ¿A 100?, les dije, ¿no es esto una autopista? Sí, pero su vehículo es industrial y tiene limitada la velocidad a 100 Km/hora. Como la habíamos comprado de segunda mano, no teníamos ni idea de eso. A. se enfadó tanto que, mirando a los niños, dijo "Hijos, para este señor vosotros sois ganado". No sirvió de nada. Me pusieron una multa de 200 € y me retiraron 2 puntos.

Repito, lo pasamos muy bien, pero ... al final no salió tan barato.

lunes, 21 de marzo de 2011

Guerra en Libia

Es cierto que no he seguido con todo detalle el conflicto libio, pero con sólo ver un noticiario o leer -aunque sea por encima- un diario, digital o tradicional, uno se da cuenta de que en Libia se está librando una guerra.

A diferencia de la intervención militar en Iraq, en la que la mayoría de la prensa, clase política, sindicatos, e incluso actores no dudaron en calificar el conflicto como guerra (y además injusta), ahora sólo he oído a Gaspar Llamazares oponerse a la participación española en el ataque. Sólo veo coherencia en este representante político y en el grupo parlamentario situado en sus antípodas ideológicas que, tanto entonces con Iraq, como ahora con Libia, mantiene la necesidad del ataque.

Hoy he visto a responsables políticos del partido de gobierno (durante el conflicto iraquí en la oposición) diciendo cosas totalmente contrarias a lo que manifestaban hace ya 8 años. Dicen que no es lo mismo y sin embargo para justificar el ataque a Libia, usan los mismos argumentos que defendían hace años los defensores del ataque a Iraq. Es muy gracioso.

¿Y los Sindicatos?

¿Y los actores?

¿Y los manifestantes del "No a la guerra"?

No veo caceroladas, ni concentraciones ante sedes de partidos políticos, ni ...

sábado, 19 de marzo de 2011

Urgencias checas

Ya que estamos metidos en este tema os contaré la experiencia vivida durante nuestro viaje de novios.

Nos casamos el verano de 1995 y a la semana nos fuimos de luna de miel a Praga. Lo pasamos muy bien y nos encantó la ciudad ... pero, siempre hay un pero. No sé si algo que comimos me sentó mal (a mi solo) o lo que fuera, pero el caso es que cuando llevábamos allí 3 ó 4 días me empezó a doler el estómago y por la noche empezaron los vómitos (llegados a este punto conviene aclarar al lector que no soy de vómito fácil). La cosa continuó y al final, después de expulsar todo, seguía devolviendo. Imagino que por el esfuerzo, lo que expulsaba estaba teñido de sangre, lo que hizo que A. se asustara (yo ya lo estaba, pues como sabéis un hombre enfermo es poco sufrido) y llamara a recepción diciendo "my husband is ill". Después, como desconocía la palabra inglesa que definía el vómito, explicó al médico del hotel todo el proceso. Cuando llevaba un rato con la explicación, el médico le dijo "ahhh, vomiting". Para matarlo.

Nos llamaron a un taxi (era un Seat Córdoba decorado en su interior como el taxista de "Mujeres al borde de un ataque de nervios") para que nos llevara al Hospital. Nos dijeron que me harían unas pruebas, pensando yo -iluso de mí- que me conectarían a alguna máquina o algo así. Al entrar en el Hospital el mundo se transformó en blanco y negro. Fue como retroceder 20 años de golpe. Me pasaron a una sala donde un médico indolente (y recién despertado de su sueño) nos dijo algo que no me gustó nada. Me hice el guiri a ver si se apiadaba de mí, pero no. Volvió a repetir lo mismo mientras se ponía un guante de latex y se ajustaba el dedo corazón de su mano derecha. Como seguía haciéndome el tonto aterrorizado por la escena, A. me dijo "Cariño, tendrás que ponerte mirando a Pamplona" y ... se cumplieron mis sospechas. Más tarde me enteré que así descartan una hipotética apendicitis, comprobando si ese órgano está inflamado o no. No sé, con los avances que ha experimentado la ciencia médica, ¿no existían otros métodos?

Al final me mandaron a casa (al Hotel) cansado y, sobre todo, humillado.

Ahora nos reímos recordando esa anécdota aunque A. no sabe que fue una excusa para conocer de cerca el sistema sanitario checo ;-). También nos reímos recordando que A. estuvo a punto de pasar por tres estados civiles (soltera, casada y viuda) en una semana. Quizá somos un poco exagerados...

viernes, 18 de marzo de 2011

Urgencias

Gracias a Dios son pocas las veces que hemos acudido al servicio de Urgencias (médicas) de cualquier Hospital o Centro de Asistencia Primaria (CAP) que se precie. La mayoría de las veces que lo hemos hecho ha sido acompañando a uno de nuestros hijos, pero oyendo historias que cuentan otros padres, no solo no abusamos sino que puedo afirmar categóricamente que vamos poquísimas veces. Y eso es de agradecer. Lo agradecemos sobre todo nosotros porque pasar allí una tarde o una mañana no es recomendable (ni bueno para la salud).

Si las Urgencias son un mundo aparte, las Urgencias de Pediatría forman un submundo dentro de aquél. Da lo mismo a la hora que llegues: siempre hay gente esperando. Además, cuando llevas ya un rato esperando, llegan nuevos enfermos que siempre son atendidos antes que tú. Siempre he querido pensar que son casos más graves, pero al final uno acaba sospechando.

La entrada de hoy la quería dedicar a una visita a la que vi obligado a realizar a ese servicio. Era el 26 de septiembre, pero no recuerdo de si fue en 2009 o en 2010. Esa noche venían a cenar a casa J. y M. Antes de que llegaran me dio por fregar platos y uno de porcelana que ya estaba bastante tocado, se me rompió en las manos clavándoseme una de sus mitades en la mano derecha, justo donde se inicia el dedo pulgar. Salió sangre, mucha sangres, así que A. me envolvió la mano en un trapo y me acompñó a Urgencias. Fuimos andando porque está muy cerca de casa (aunque, por lo visto nos correspondería el Hospital situado entre la población en la que residimos y la vecina). Al llegar, me hicieron esperar muy poco (la sangre sigue impresionando) y me atendió un médico (eso espero) mayor, inusualmente mayor tratándose del servicio de Urgencias. Dijo que no era nada importante. Me dio tres pinchazos de anestesia metiendo la aguja de la jeringuilla dentro de la herida abierta (muy abierta) y enseguida empezó a coser. Digo "enseguida" porque la anestesia aún no actuaba. Finalmente sólo fueron tres puntos de sutura, pero teniendo en cuenta que tres fueron también los pinchazos y que cuando cosía era como hacerlo sin anestesia... Al acabar me dio un consejo: "a partir de ahora no hagas trabajos para los que no estás dotado" y me recomendó usar el lavavajillas

Como el corte fue profundo y dañó un nervio, de vez en cuando me acuerdo de ese médico y su consejo.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Cambiar el chip

La semana pasada se fue de vacaciones con su mujer y sus dos hijos (de 11 y 3 años) un compañero de trabajo. Creo que ha aprovechado una de estas típicas ofertas de hoteles propias de esta época del año. Imagino que le habrá pasado como a la secretaria y que ya lo conté hace unos días, aunque a él esto le preocupa muy poco.

El tema hoy no va por ahí, sino de la actitud con la que se afrontan ciertas situaciones.

A su vuelta le pregunté cómo le había ido y si había disfrutado con su familia. Su respuesta fue un "ya sabes ... con niños ..." Es cierto, no es lo mismo viajar o ir de vacaciones (o cualquier otro plan) con o sin niños, pero cuando los tienes ... es lo que hay. Este compañero al que hago referencia no se lo monta bien. Siempre se está quejando de los niños, que si no puede hacer no sé qué, que si no puede ir a no sé dónde, que si ... Es curioso que precisamente él se queje de esto, pues muchas veces cuenta lo que ha hecho el fin de semana y muchos de ellos consiste en dejar a los niños con su madre y/o su tía y junto con su mujer, irse "de fiesta" (él así le llama) a la discoteca y -¿por qué no?- a un "after", para acabar el domingo alrededor de la hora de comer. Tiene 32 años y parece que no acaba de madurar. Seguramente sea éste el principal problema, pero existe otro que explica sus constantes quejas de los niños: sólo piensa en él. 

A mí me costó un tiempo darme cuenta, pero cuando entendí que es como todo en la vida, que primero debes pensar en los demás y después en ti, disfrutas mucho más. Pues con los hijos con más motivo, es un cambio de chip. ¿Que te vas de vacaciones con los niños? Intenta que se lo pasen bien y verás cómo disfrutas.

Ahora que ya me sé la teoría sólo me falta ponerla en práctica ...

martes, 15 de marzo de 2011

En el Metadona

El sábado vino a comer a casa N., amigo mío desde hace ya muchos años y casi un tío para los niños. Como faltaba alguna cosa para completar el aperitivo, nos fuimos a la tienda de comestibles que hay cerca de casa, pero tenían muy pocas cosas, así que nos armamos de valor y nos fuimos al Mercadona (Metadona, como le llamamos en casa).

El sábado llovía mucho y, como sabéis, hay gente que emplea ese hecho para ir al centro comercial o al supermercado. Como la furgoneta es grande y difícil de aparcar en cualquier sitio, opté por ir a un Mercadona "de barrio". Eso, sumado al hecho de la lluvia, hizo que el parking estuviera a reventar. Como era la primera vez que iba, al entrar en el parking no me fijé en las señalizaciones y seguí una dirección que no era la adecuada. Vi a una persona que pretendía salir con su coche, puse el intermitente y esperé para aparcar el mío. De frente venían varios coches y uno de esos cochecitos con cilindrada de motocicleta y espacio para dos personas. Su conductor -un individuo de similar aspecto al de la foto- me miraba fijamente y movía los labios como si me hablara. No fui capaz de leerle los labios (entre otras cosas porque pronuncian muy mal) y, al llegar a mi altura, bajó la ventanilla y se dirigió a mí. Bajé yo la mía y me dijo algo parecido a "¡qué lihhto, nosotros hasiendo cola y tú te meteh en diresión contraria pacogé un sitio!" (trad. "Disculpe, quizá no se haya dado cuenta, pero Vd. ha tomado la dirección equivocada y, de esta forma, mientras los demás seguíamos las indicaciones pertinentes, Vd. ya goza de su plaza de aparcamiento"). Me disculpé diciéndole que no me había dado cuenta.

Después de aparcar nos dirigimos al ascensor (único medio para acceder al supermercado) y esperamos a que llegara. Cuando lo hizo, entró una pareja con un carro de compra y N. y yo dudábamos si entrar o no atendido el poco espacio que quedaba en el elevador. Animados por esa pareja ("Venga, que cabéis"), entramos y, cuando estaba a punto de cerrarse la puerta, entró a toda prisa otra pareja diciendo él "ehhhh, que si noh apretamoh un poco, cogemos toós. Ademáh, nosotroh somoh shicoh". Cuando acabó la frase, tenía yo a su parienta tan cerca de mi, que era incapaz de distinguir su piel de la mía. Parecíamos siameses. N. y yo nos mirábamos con cara de circunstancias y aguantamos estoicamente ese recorrido de un piso que, por la situación, se me hizo más larga y angustiosa que a cualquiera de los mineros chilenos rescatados de la Mina San José en aquella cápsula.

Una vez dentro del supermercado fuimos testigos del frenesí consumista de la mayoría de los clientes y del elevado tono de voz en sus conversaciones. Conseguimos sortear varias avalanchas e ir directamente hacia nuestros objetivos. 

Realizada la compra y con la satisfacción de estar sanos y salvos, volvimos a coger el ascensor para dirigirnos al aparcamiento. Antes de entrar en el coche, mi amigo N. me llamó y me señaló una plaza de aparcamiento en la que se hallaba estacionado el mini-coche del energúmeno que me llamó la atención. ¡Estaba aparcado en una plaza reservada para minusválidos!

Nota: Quizá algún lector habrá caído en la cuenta de que existe una leve (o gran) diferencia entre el final de la entrada original y el de ahora. La explicación es muy sencilla. Una seguidora de este blog, a la que admiro (ahora, todavía más) y respeto, ha tenido la delicadeza de comentarme privadamente un hecho que hace que cambie el final de la entrada. Me ha hecho ver que, aunque fuera en tono de broma, era del todo desafortunado. Mis disculpas para todos y mi agradecimiento para ella. (21:47 h)

lunes, 14 de marzo de 2011

Japón

No es que sea un tipo especialmente ordenado ni nada por el estilo, pero lo cierto es que tenía unos cuantos temas apuntados para dedicar una entrada y sin embargo, la falta de tiempo unas veces y la actualidad otra, hacen que te olvides de ellos y escribas sobre otra cosa.

Todos hemos visto las sobrecogedoras imágenes del terremoto y posterior tsunami que han sacudido a Japón. Y todos estamos estremecidos por esas imágenes que hasta ahora sólo habíamos visto en el cine y que nos parecían más apocalípticas que reales. Es más, estas películas -si no recuerdo mal- entran en la categoría de "ciencia-ficción".

Si pensamos que detrás de esas imágenes existen personas reales, familias enteras que han perdido, no sólo todo lo que tenían, sino a sus familiares, el drama es de mayores proporciones.

Y todo esto ha ocurrido en un país "preparado" para este tipo de fenómenos de la naturaleza.

Poco han tardado también en salir a la palestra esas personas que se oponen a la energía nuclear cuando ocurre algún accidente o incidente en una de sus centrales, pero ojo, siempre y cuando sea en unos países determinados. Me explico, tras el accidente nuclear de Chernobyl (sé que han pasado ya muchos años), no recuerdo ver imágenes de manifestaciones en contra de este tipo de energía.

No soy conocedor de la materia, pero quería resaltar este hecho contradictorio y que me hace sospechar de la "bondad" de estos opositores a este tipo de energía. Además, si ante una catástrofe como la acaecida en Japón, no falla una central nuclear, ya me dirás tú cuándo lo hará.

Dejémonos de demagogia y ayudemos -cada uno como pueda- a este país devastado.

jueves, 10 de marzo de 2011

Desahucio

Esta tarde me han notificado la sentencia de un procedimiento de desahucio en el que mi clienta era la propietaria del inmueble arrendado. El resultado de la misma ha sido favorable a los intereses de mi clienta y la Procuradora me comentaba a ver si existía la posibilidad de avisar a la demandada de que se pasara por el Juzgado para ser notificada y evitarnos así la publicación de edictos.

Se me ha ocurrido llamarla por teléfono y se me ha puesto como una fiera. Prefiero no entrar en detalles ni alargar innecesariamente la entrada, pero sólo os adelantaré que me ha dicho "mataré a la dueña y después a Vd."

Después me ha llamado ella (por cierto, como si nada) y le he dicho que no se le ocurriera volver a decir eso y que quién era ella para decir esas cosas. No sólo no se ha desdicho de sus palabras, sino que me lo ha vuelto a repetir añadiendo esta vez que "por mis hijas hago lo que sea". He intentado -en vano- razonar con ella diciéndole que eso está muy bien, pero que empiece por pagar el alquiler mensualmente, que es lo mejor que puede hacer por sus hijas. Es cierto que está en una situación complicada y que -lo digo con mucha pena- está desequilibrada, pero no había manera de hacerle entender la situación y me parece que hay cosas que, bajo ningún concepto, deben decirse.

Evidentemente he llamado a mi clienta para advertirle de la situación, así como para prevenirle que no cogiera el teléfono si ésta la llama. Al rato me ha llamado mi clienta y mientras hablaba con ella, la (ex) inquilina le ha enviado un sms al móvil diciéndole "ojalá te salga un cáncer donde más te duela. Maltratadora"

Espero que la cosa no vaya a más, pero qué ganas de estropearle a uno la tarde.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El circo

Esta mañana, cuando me dirigía al despacho, he visto algunos carteles anunciando la visita de un circo a nuestra ciudad.

La idea que sobre este hecho nos han transmitido las películas (infantiles y de dibujos animados sobre todo) es que es motivo de alegría. ¡Que viene el circo, que viene el circo!, gritan los pequeños personajes de estas películas. A mí, sin embargo, nunca me ha llamado la atención.

Sólo he ido una vez al circo. Tendría unos 5 ó 6 años y lo poco que recuerdo es estar sentado junto a mi abuela viendo unos caballos dando vueltas alrededor de una pista que me parecía muy pequeña. En medio de ellos, había un hombre vestido con una ropa ridícula y en su mano llevaba un látigo que daba chasquidos a cada golpe que daba en el aire. No me acuerdo de los payasos.

Aunque sólo haya ido una vez, me parece que tengo suficientes elementos para opinar al respecto. Todos hemos visto una película, una serie o un reportaje que trate sobre este peculiar mundo. Puedo afirmar categóricamente que no me gusta (ni me gustó de niño) el circo. Existe, eso sí, una honrosa excepción: "Los payasos de la tele". A Gaby, Fofó y Miliki (más tarde, Milikito y Fofito) los recuerdo con cariño. Es verdad que cuando era niño la televisión sólo tenía dos cadenas y que las opciones para elegir eran muy escasas, pero, como decía, me gustaban mucho.

No sé por qué extraño motivo pero siempre he asociado a los payasos con la tristeza. Paradójicamente, cuando pienso en algo triste, aparece muchas veces la imagen de un payaso sentado en un taburete con la cara pintada y la expresión triste. Es aquello de "vestido para hacer reír, pero ..." También los asocio con la soledad. La imagen, en este caso, es la de un payaso (ya sin pintar), que, tras acabar su actuación, está cenando solo en su carromato.

Pues eso, que ha venido el circo a mi ciudad y no creo que vaya a verlo.


Son las 23 h, se acaba mi guardia y no he recibido ni una llamada. Por lo visto, los delincuentes están también de semana blanca.

martes, 8 de marzo de 2011

Semana blanca

El lunes empezó la Semana Blanca (negra para los padres) que no es otra cosa que un invento de nuestro anterior gobierno autonómico para, según decían, adaptarse a Europa y que consistía en que los niños no tendrían clase durante esos siete días.

A mi me hace mucha gracia esa expresión de "adaptarnos a Europa". ¿Por qué no empezamos a adaptarnos al resto de Europa en los sueldos o los horarios? No, siempre se utiliza esta expresión cuando se suben los impuestos o el precio de la gasolina.

Parece que estas vacaciones escolares tienen los días contados, así que la aventura del anterior gobierno será efímera, pues el nuevo gabinete tiene previsto volver a aquello que nunca debió abandonarse.

Son muchas las familias que han recurrido a los sufridos abuelos para poder hacer frente a este imprevisto (se sabía hacía tiempo, pero no deja de ser un imprevisto) y estos días se ven más que nunca por las calles a legiones de abuelos con nietos (legiones también).

Otras han tenido que cogerse unos días  a cuenta de las vacaciones para poder estar con sus hijos.

Nosotros hemos podido comprobar que el paso del tiempo tiene también su parte positiva: los mayores se han hecho algo mayores y pueden cuidar de los más pequeños. De esta forma, A. y yo hemos podido irnos a trabajar sin más (o con más) preocupaciones. Alguno puede pensar que qué estoy diciendo, que si me he olvidado de que A. trabaja en un colegio. Pues no, no me he olvidado y ... pues sí, a pesar de trabajar en un colegio, alguien allí decidió que trabajarían 2 días, así que ayer y hoy ha tenido que trabajar. Mi. se fue ayer de campamentos y hoy hemos colocado a JP y S. con mi suegra y unas amigas (las hermanas de la madrina -ya fallecida- de Q.) de la familia.

Y mañana ... estoy de guardia de imputados de una población cercana a la nuestra.

lunes, 7 de marzo de 2011

Sagrada Familia y Park Güell

Ayer tuvimos la suerte de acudir a la Basílica de la Sagrada Familia en una visita especial.

El plan era de lo más atractivo. Debíamos llegar a las 11 h y allí uno de los arquitectos que trabaja en tan magna obra nos daría una explicación de esa maravillosa construcción.

Quedamos con otras familias de nuestra población y nos dirigimos a la Sagrada Familia por otro camino al habitual porque ayer se disputaba la Maratón de Barcelona, cuyo recorrido obligó a cerrar determinadas calles y vías de la Ciudad Condal.

Cuando llegamos a nuestro destino pudimos comprobar que aquello estaba abarrotado de visitantes (en su mayoría turistas y la mayoría de éstos japoneses) y que la cola para acceder era larguísima. Estábamos en éstas, cuando uno de los que formaba parte de nuestro grupo y que había llegado antes nos avisó que debíamos acceder por otra puerta. Cuando ya estábamos dentro, se decidió dividir la visita en dos grupos, pues lo atractivo de la oferta, a la que había que añadir un precio irresistible (20 € por familia, cuando una entrada normal son 12 € por persona), había hecho que nos concentráramos allí muchas familias. El único problema es que nos tocó iniciar la visita por nuestra cuenta (tras una brevísima explicación por parte del arquitecto) y una vez acabada ésta, tendríamos la charla con el facultativo.

Es impresionante. Su majestuosidad, su luminosidad, sus infinitos detalles. Su contemplación es un repaso de la vida cristiana. Todo está allí por algo, no existe nada al azar ni por capricho, no se escapa ni un detalle. Además de la dificultad técnica que entraña una obra de estas características (y más en la época en que Gaudí la concibió), ese saber que todo lo que allí está es por algo, te hace comprender la genialidad del arquitecto.

De la charla con el arquitecto destacaría algunos puntos: nos contó que la obra fue encargada inicialmente a otro arquitecto, quien diseñó un templo neogótico con dos torres y tres naves. Al parecer, este arquitecto se enfadó con la asociación de devotos de San José (la que encargó la construcción) y fue entonces cuando designaron a Gaudí. También destacaría que, según todas las previsiones, se calcula finalizar las obras el año 2026, y eso a pesar de ser un Templo Expiatorio (sólo se construye con el dinero de donativos).

A. preguntó la altura que tendría la torre principal una vez acabada la obra. El arquitecto le contestó que 170 metros. Este detalle también tiene su explicación. Al parecer Gaudí quiso que la altura fuera ésta y no otra para que fuera inferior al Tibidabo y Montjuïc (montes que rodean Barcelona) porque no quería que una obra humana superara a una obra divina.

Con mucho más detalle nos explicó el significado de cada una de las partes de la construcción que, como ya os he adelantado, es un auténtico tratado de fe.

Después de la charla, asistimos a Misa en la cripta (donde está enterrado Gaudí) y desde allí nos fuimos a comer unos bocadillos que llevábamos preparados con dos matrimonios amigos nuestros y sus hijos al Park Güell, para culminar el "día gaudiniano".

Allí la visita fue mucho más rápida porque, aunque los niños aún tenían baterías para rato, nosotros ya estábamos un poco cansados. Además, nos preocupaba un poco el lugar donde habíamos aparcado los coches: estaba un poco apartado, no existía vigilancia y merodeaban por allí individuos con mala pinta.

Nosotros fuimos con 4 niños, Ma. y P. no vinieron porque tenían planes alternativos y, sobre todo, señalados con anterioridad. La verdad es que la visita a la Sagrada Familia es uno de esos planes que habríamos disfrutado mucho más sin niños, pero ...

sábado, 5 de marzo de 2011

Dieta y repostería

A. lleva unos días haciendo dieta. Ya se sabe cómo son las mujeres.

El problema es que desde que empezó ese régimen alimenticio, no para de hacer repostería. Dice que los niños se lo han "exigido" y, claro, la pobre está haciendo un doble esfuerzo: la dieta en sí y cocinar platos que sabe que no puede probar.

Me la imagino batiendo claras, poniéndole azúcar, deshaciendo chocolate y el clásico rebañar un cuenco o, al final, chupar esa cuchara ... ¡pues no!, no puede hacerlo, Debe ser muy duro.

Los niños y yo, la verdad, estamos encantados con su dieta. Desde hace unos días comemos unos bizcochos de chocolate buenísimos y una tarta de queso que, hay que reconocerlo, le sale perfecta. Os podéis imaginar cómo son nuestros desayunos y nuestras meriendas. Como esto siga así, seremos nosotros los que tendremos que empezar a hacer una dieta y ... quien sabe, a lo mejor nos da por hacer repostería. Sería entonces un círculo vicioso, una pescadilla que se muerde la cola, pero mientras haya alguno que haga dieta ...

Ahora mismo, mientras escribo esta entrada en el salón, viene un aroma de la cocina que no os lo podéis imaginar. El horno está funcionando y dentro hay, no uno, sino dos bizcochos de chocolate. Me viene a la cabeza la clásica imagen de los dibujos animados en el que un buen aroma viene representado por un humo que, suspendido en el aire, recorre toda la casa. Como en los dibujos, mi nariz lo ha detectado rápidamente y, cerrando los ojos, mi cuerpo se levanta de la silla y se va directo hacia la cocina.

viernes, 4 de marzo de 2011

Carnaval

Llega uno de los fines de semana más siniestros del año: el carnaval.

Nunca me ha gustado esta fiesta. Ni cuando era pequeño ni ahora. Y para llegar a esta conclusión no hace falta un análisis freudiano que diga que es un ejercicio de sacar a la luz esas frustraciones que todo ser humano lleva en su interior y la manera de exteriorizar ese anhelo guardado en su interior, en lo más profundo del alma.

El carnaval infantil tiene su gracia y los niños (la mayoría de ellos) se lo pasan bien. Se disfrazan de súper-héroe, de dibujo animado, de indio o vaquero, de lo que sea y son felices. Esta semana los he visto dirigirse al colegio con sus disfraces y sus caras pintadas.

Sin embargo, los adultos han hecho de la chabacanería la bandera de esta fiesta. ¿Cuántos disfraces fuera de tono? y ... ¿por qué esa manía de muchos hombres de disfrazarse de mujer, o de cura o monja, o de mujer de vida y moral disolutas? No lo entiendo, soy incapaz de entenderlo. Es la gran fiesta al mal gusto.

En nuestra ciudad, no asistimos a la rúa que se organiza (oficialmente "para niños") por el lamentable espectáculo que allí se da. Un año -vivíamos en nuestro segundo piso-, ese desfile pasaba por delante de casa  y fuimos testigos directos del horror: era auténtica pornografía y ¡estaba dirigida a los niños!

No conozco los carnavales de Cádiz, ni los de Venecia, pero por lo que he visto en la televisión, parece que el nivel es otro. Habrá de todo, supongo, pero lo que aparece en las noticias tiene su gracia (Cádiz) y su clase (Venecia).

jueves, 3 de marzo de 2011

¿Hacia dónde vamos?

Me ha alegrado comprobar que la mayoría de los lectores de la entrada de ayer entendieron a la perfección el tono de la misma. Aunque, insisto, en nuestro caso, es una realidad. ;-)

Ayer hablé con mi amigo P. y me explicó una situación real de la que fue privilegiado testigo y que a mi me ha hecho mucha gracia. Había un grupo de chicos y chicas jóvenes (cercanos a la mayoría de edad) en una plaza al aire libre delante de una estación de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC). Varios de ellos, al parecer, fumaban. Es entonces cuando pasó por allí una señora (de esas que por su cara deduces que está enfadada con el mundo) y a gritos les decía "Eso, fumando. Esto es muy malo". Mientras decía esto y en su cara se dibujaba un mohín de asco, con la mano iba apartando el (aparente) humo que flotaba en el ambiente. Es entonces cuando uno de los chavales le contestó con una frase que me pareció genial: "Señoraaaa, si no quiere humo, váyase al bar". Buenísima.

Esa anécdota me ha llevado a pensar las (busco un adjetivo, pero no lo encuentro) situaciones que se dan hoy en día gracias, en la mayoría de las ocasiones, a ciertas formas de legislar. Algunas serían de chiste si no fuera porque son reales. Otras, en cambio, son tremendas. Ahí van unas cuantas:

- Tu hija de 16 años puede ir sola a abortar, no necesita el consentimiento ni el conocimiento de sus padres, pero en cambio no puede ir sola al Centro de Atención Primaria (CAP) porque tiene dolor de garganta y quiere que la visite el médico. Debe ir acompañada de uno de sus padres. Esa misma chica no podrá tatuarse sin el consentimiento de sus progenitores o los que ostenten la patria potestad.

- A los 3 meses de celebrado el matrimonio, puede solicitarse el divorcio (con que lo inste uno de los esposos es suficiente, aunque el otro no lo quiera). En cambio, si quieres darte de baja de tu operadora de teléfono móvil deben transcurrir, como mínimo, 18 meses.

- Un menor de 14 años puede mantener relaciones sexuales (incluso homosexuales) libremente y sin que los padres puedan oponerse. En cambio, para votar, conducir vehículos o beber alcohol, debe ser mayor de edad.

Tu padre y mi padre pueden casarse. Eso sí, no podrán fumar en su boda.

- Un hombre puede operarse para cambiar de sexo. Una mujer puede operarse para cambiar de sexo. Esos dos individuos (ya no sé qué son), pueden casarse y el que era mujer y ahora es hombre puede quedarse embarazada/o por inseminación artificial. Parece rebuscado, pero creo que ya se ha producido un caso.

Son las primeras que me han venido a la cabeza. Existen otras que quizá sean más técnicas (por ejemplo, somos un país único en el mundo porque un mismo delito merece distinta pena dependiendo de quien lo comete, como pasa con la Ley de Violencia Genérica), pero creo que es suficiente para ver hacia dónde se dirige nuestra sociedad.

Bienvenidos sean los cambios, siempre y cuando sean para mejorar.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Son guapos

Ayer os hacía partícipes de una de mis características (la verdad, esperaba algún comentario de algún conocido diciéndome que no es para tanto, por lo que deduzco que sí, que es para tanto o que no me lee ningún conocido y me inclino más por esta última opción, no sólo para animarme, sino porque es una consecuencia lógica de tener un blog anónimo)

Hoy, sin embargo, os hablaré de una característica de mis hijos. Y lo diré así, sin rodeos: mis hijos son muy guapos.

(...)

Después de este silencio y sin que se haya producido ninguna intervención, continuaré con mi entrada.

Quizá alguno/a esté pensando que exagero o que es lo mínimo que puede decir un padre de sus hijos. Pues no, es simplemente así.

Hay niños feos. A. siempre me dice que no es cierto, que todos los niños son guapos y yo le digo que no, que hay que ser más realista y que -lo siento- hay niños que no, que no lo son. Yo he visto niños muy feos, de esos a los que al nacer no les pegaron en el culo, sino en la cara ... de lo feos que eran, o que había que llevarlos boca abajo en el cochecito para que no se les viera la cara.

Es verdad que también hay niños guapos. Sin ir más lejos, los míos. Evidentemente el mérito es de la madre de las criaturas, pero seguimos en lo mismo: son guapos. Para que os hagáis una idea de lo guapos que son, os diré que no puedo llevar una foto de ellos en la cartera (ya sé que ahora las llevo en el móvil, pero aunque algunos no se lo crean y otros no lo recuerden, hubo una época que en la cartera-billetera se llevaban fotos de seres queridos) y no podía llevarla porque en más de una ocasión, al abrirla y verse la foto, la gente me decía "¿todavía no la has quitado?". Yo, sorprendido, les preguntaba si no había quitado qué. Es entonces cuando entendía que se referían a la foto (normalmente de modelos) que acompañaban todas las carteras nuevas como indicando dónde debían ponerse las fotos, al igual que ocurre con los marcos de fotos, que suelen ir ya con fotos de modelos. Cuando les decía que eran mis hijos no se lo creían.

Los más avispados habrán observado que no existe ninguna foto en esta entrada. Dos son los motivos que me han llevado a tal excepción:

- No he encontrado en Google unos niños que se acerquen en guapura a los míos.

- No puedo poner una foto auténtica: mi blog dejaría de ser anónimo y, lo más importante, la mayoría de lectores no se lo creería.

Bueno, eso es todo.