lunes, 9 de marzo de 2015

Londres low cost (y fin)

London Bridge desde el Puente del Milenio
Decíamos que estábamos al final de nuestro segundo día en Londres y todo lo que habíamos visitado hasta entonces.

Nos levantamos (también temprano) el tercer día y, tras las duchas y el desayuno en el hotel, cogimos el coche de San Fernando (ya sabéis, un ratito a pie y otro andando) y nos dirigimos a Covent Garden. Allí, enfrente justo de la tienda de Apple, habíamos quedado para iniciar un tour turístico (a pie) al que nos habíamos apuntado vía internet. La gracia de este tour es que ... ¡era gratis! Se nos presentó Manel, un tipo de Ulldecona (de dijimos que nosotros éramos de Alcanar, el pueblo de al lado y se quedó alucinado) muy, pero que muy simpático y que conocía bien la historia. El tour incluyó Trafalgar SquareSaint James PalaceBuckingham Palaceel Palacio de Westminster, Downing Street, el Big Ben, que resulta que es el nombre de la campana de la torre, que se llama de Elizabeth.

A mitad de tour nos encontramos con la familia de un compañero de clase de P. Ya es casualidad, ¿no? Y más, si añadimos que ya en el aeropuerto de Barcelona vimos que la familia de un compañero de clase de S. cogía nuestro mismo avión (después volveríamos a coincidir en el vuelo de vuelta).


Ah, también nos enseñó el club donde Philleas Fogg hizo su famosa apuesta de que tardaría 80 días en dar la vuelta al mundo. Está en la calle Pall Mall, una de las más exclusivas de Londres, donde hay tiendas en las que puedes encargar la construcción de un yate o reservar un viaje al espacio. Al final, nos gustó tanto que hicimos un donativo. Os dejo su página web por si alguien tiene previsto viajar a Londres (u otra ciudad) próximamente y está interesado.

Después comimos en un Pub. Por cierto, en el tour descubrí que un Pub es un apócope de Public House y que, por tanto, al ser pública, te permite usar sus lavabos, sentarte en unas de sus mesas sin obligación de consumir y que te sirvan un vaso de agua (del grifo) totalmente gratis. Lo llegamos a saber antes ... Pedí el famoso Fish & chips y, perdonad mi inocencia,  a pesar de conocer el significado de ambas palabras, pensaba que era otra cosa. No estaba mal, pero ...

Tras el descanso, nos dirigimos al Tate Modern con la única intención de subir a la 6ª planta (cafetería) y contemplar las vistas de la ciudad, lo que resultaba gratis en contraposición al London Eye. Lo mejor fue el comentario -acompañado de una cara de sorpresa- de S. al llegar allí y ver que no íbamos a merendar: "¿Hemos caminado todo esto solo para ver este paisaje?" ¿El Museo? Pues, no sé, te tiene que gustar el arte moderno para encontrarle sentido a cualquiera de las obras que allí se expone. No lo visitamos, pero camino de la cafetería pude ver alguna de esas obras y ...

Catedral de San Pablo desde la 6ª planta de la Tate Modern

Era ya tarde, pero como muy cerca estaba la Catedral de San Pablo fuimos a visitarla. Lástima, cerraban a las 16:30 h Y allí empezó el drama. Se hizo de noche, estábamos agotados y lejos, muy lejos del hotel. Renunciando a nuestros principios, intentamos buscar un autobús que nos dejara lo más cerca posible del hotel. Imposible. Así que, con Mi. liderando el grupo y a base de engaños ("Queda muy poco", "En 25' llegamos al hotel" o comprando merienda) conseguimos llegar al hotel tras una caminata de más de una hora. Estábamos muertos. Habíamos recorrido 17,8 Km. El día había resultado espléndido (bastante frío, eso sí), no solo en lo climatológico.

El último día también nos levantamos temprano (nos acostábamos pronto y esa hora menos supongo que también influía) y nos fuimos an-dan-do a la National Gallery, con algún descanso en los parques que atravesamos. Al acabar, y tras otro fallido intento de coger un autobús (esta vez porque los billetes no los venden en el interior de los mismos, sino que hay que comprarlos en un sitio que no encontramos), regresamos andando al hotel. En total, hicimos 9,3 Km. Antes, comimos en un KFC. El chófer que nos llevaría al aeropuerto de Gatwick ya nos estaba esperando con un vehículo con capacidad para 9 personas. El trayecto fue más corto que en la ida, pero tampoco estuvo mal. Vamos, que el aeropuerto está muy lejos de Londres. Al llegar a Barcelona estaba nuestro querido y nunca bien ponderado amigo J que nos llevó a casa en su furgoneta.

De forma muy resumida podemos concluir que:

- Ha resultado un éxito eso de hacer un viaje en familia (con los riesgos que entraña hacerlo con una extensa familia, con las edades de los hijos muy dispares y con una sobriedad que ni en la Castilla más profunda). Han sido 4 días maravillosos y lo que ya nadie nos quitará son los recuerdos que guardamos.

- El clima nos ha acompañado en todo momento. Solo 3 días llovió un ratito, uno muy escaso, otro llegando al hotel y el tercero de poco más de un minuto y en forma de granizo que hizo las delicias de los niños.

- Londres no es caro, lo siguiente. Pero, hay que aprovechar que la mayoría de los museos son gratis, así como muchas otras actividades.

- La simpatía no es la característica predominante de los londinenses (dicen que no todos los ingleses son así) sobre todo a la hora de pasear por las calles. Les cuesta un mundo realizar un leve giro a su derecha o izquierda y esquivar así a otro peatón. Ojo, que si detectan que el obstáculo que se interpone en su recta trayectoria es "guiri", lo solucionan con un ligero golpe en el hombro acompañado de un leve empujón y un sorry. Yo lo entiendo, todo el día nublado y lloviendo te agría el carácter, ¿no?

- Eso sí es una ciudad cosmopolita. Y yo que creía que Barcelona lo era ... Hay razas para dar y vender y la normalidad es lo habitual (llegamos a ver policías con un tono de piel muy oscuro y con prendas propias de su religión perfectamente combinadas con su uniforme)

- También es una ciudad grande, pero grande grande. Nosotros, sin salir de la zona 1, hemos recorrido una cantidad de kilómetros inimaginable.

viernes, 6 de marzo de 2015

Londres low cost (1)

Royal Albert Hall
Sí se puede, sí se puede ... o lo que es lo mismo, es posible que una familia de ocho miembros visite Londres gastando lo justo. Eso sí, ya os podéis ir olvidando de ciertos "lujos" para que eso sea posible. El principal lujo al que renunciamos fue el del transporte público. No hemos cogido ni uno. ¿Y qué significa eso? ¡Pues eso!, que hemos andado muchísimo. He calculado que durante los 4 días de nuestra estancia en la capital inglesa hemos recorrido la friolera de 43,13 Km.

Nuestro amigo J. se lo curró y nos llevó al aeropuerto (el martes vendría a recogernos) con el consiguiente ahorro de aparcamiento que eso supone. Muchas gracias J. Llegamos el sábado a eso de las 12,30 h a Gatwick y ... ¡qué lejos está ese aeropuerto de la ciudad!. Y más aún cuando el conductor decide tomar otro camino porque hay mucho tráfico. El hotel era muy sencillo y cuando digo muy sencillo soy generoso. Céntrico (lo mejor), pero sencillo. Descargamos equipaje, nos comemos unos bocadillos que llevábamos preparados y corriendo a Hyde Park, visitando el Albert Memorial, el Royal Albert Hall (por fuera) y los almacenes Harrods (se mira, se toca, pero no se compra). Los niños disfrutan con los animales del parque (eso es un parque). Vamos a Misa a Our Lady of Rosary y, al acabar, el sacerdote se va a la puerta (como en las pelis) y saluda uno a uno a sus feligreses. No hace falta ser muy listo para detectar que no somos unos habituales, así que rápidamente se interesa por nosotros. Nos pregunta de dónde somos y los nombres de cada uno de los niños. La cena, cómo no, en Mc Donalds (si no, no salen las cuentas). Recordad que todo hay que multiplicarlo por 8. Por tanto, si alguna pareja decide visitar esta ciudad, puede permitirse el lujo de ir a otros sitios por el mismo precio que ocho que van a Mc Donalds. Después nos fuimos a Tesco, un supermercado donde comprábamos algo de comida y bebida para ir picando durante nuestras visitas. Por suerte, en la habitación del hotel teníamos una nevera. Recorrimos 7,4 Km.

Ardilla en Hyde Pak


Cisne en Hyde Park
Hyde Park











Albert Memorial

Harrods
El domingo lo dedicamos a pasear por Oxford Street (vendría a ser como el Paseo de Gracia de Barcelona o la Calle Serrano de Madrid) camino del British Museum, con parada en Picadilly Circus. Allí, un joven tocaba la gaita y, como cualquier turista, unos cuantos hijos se hicieron una foto con él. El British Museum es impresionante ... ¡y gratis!, como la mayoría de museos de la ciudad. Si te paras a pensar un poco es lógico, debe ser el peaje que deben pagar por los expolios perpetrados a los países de origen. Visitamos las colecciones de Egipto, Grecia, Roma y alguna otra civilización.

El tío de la gaita

A la hora de comer se nos ocurrió ir a Pizza Hut pensando que el precio sería similar al de la cena del día anterior. Cuando nos colocan a los ocho (no sé qué pasa allí, pero a cualquier lugar al que íbamos o no había sitio para todos o lo llenábamos nosotros), nos traen la carta y vimos que una pizza normal (pequeña, no nos engañemos) costaba 7,9 £  Ojo, que estoy hablando de una pizza margarita, que no tiene nada. A eso había que sumarle la bebida y, como ya os he dicho, multiplicarlo por ocho. ¿El resultado? que nos fuimos a otro sitio. Acabamos comprando una especie de bocadillos en Subway y comiéndonoslo en uno de los numerosos parques de la ciudad.

British Museum
British Museum










Al acabar nos dirigimos a la Wallace Collection porque P. quería ver alguna de las obras que había estudiado en Historia del Arte. Está muy bien, también es gratis y se visita en poco tiempo. Evidentemente, los pequeños ya empezaban a estar hartos de tanto cuadro. Volvimos al hotel, cenamos una ensalada comprada en el súper y nos acostamos. Esta vez habíamos recorrido 8,5 Km.
Cuadro típico de christmas en la Wallace Collection

Las instrucciones dadas a los niños sobre que debían aguantar y no quejarse de tanto caminar y el famoso "No empecéis con el típico 'cómprame eso'" estaba funcionando. Todavía quedaban dos días pero hasta ese momento lo estábamos disfrutando mucho.

(Seguirá)