lunes, 7 de noviembre de 2011

Caçadors de bolets

Hoy parece que hay una tregua. Llevábamos no sé cuántos días ininterrumpidos de lluvia y a los que somos de secano eso es insoportable. Es cierto que ahora todo está más limpio y el paisaje es más, no sé, más otoñal.

Como llevábamos mucho tiempo sin lluvia, los expertos (y los amateurs) ya nos advertían de que, de seguir así, debíamos empezar a prepararnos para las restricciones ... de agua, claro, que de las otras ya se encarga la crisis de que las tengamos.

Como casi todo en la vida, esta lluvia tiene su parte positiva: ¡este otoño habrá setas!

No soy "cazador" de setas (aclaración: existe un programa en TV3 que he visto esporádicamente y me parece muy bueno, que se llama "Caçadors de bolets" donde los protagonistas van a buscar setas y después las cocinan y ... hummm, te entran unas ganas de comerlas que ...), pero me encanta que otros las cojan y yo comérmelas.

Conozco a bastantes buscadores de setas. De hecho tengo la sensación de que es una afición cada vez más extendida y no sé si lo es por la edad (a medida de que te haces mayor, tus aficiones van cambiando) o porque siempre lo han sido. Sé que algunos forman parte de este último grupo, pero de otros no sé. Yo, en cambio, no tengo ni idea de setas. Como ya he dicho, me encantan, pero no sé distinguir un "rovelló" de una amanita phalloides (ya me entendéis). lo único que sé es que cuando más bonita sea la seta, más peligrosa acostumbra a ser. Desconfiad también de aquellas como las de la imagen en las que sólo falta David el Gnomo para que todo sea más real. Tampoco acostumbran a ser buenas.

Sólo una vez fui a coger setas y, la verdad, casi ni me acuerdo. Iba con J., aquel amigo mío que le dio por correr 100 Km. y recuerdo ir detrás de él y, de vez en cuando, cuando él me lo indicaba, cogiendo algún que otro "rovelló". Me recordó mucho a la pesca, donde cada maestrillo tiene su librillo y donde, tras un aparente buen rollo, allí nadie dice a otro nada que pueda interpretarse como una pista. Así, si ves pasar a un tipo con una cesta llena de setas y se te ocurre preguntarle (ni siquiera se intenta, pero uno llevado por su lirio en la mano podría hacerlo) de dónde las ha sacado, lo único que conseguirás es que sonría y te suelte algo así como que las ha comprado en el mercado del pueblo (jeje, qué gracioso, ¿no?).

Hace unos días, me dijo uno de los "cazadores" que conozco que las setas que él más coge (imposible, intento recordar su nombre, pero no sé si eran "cama secs" o "fredolics") necesitarían unos 18 días para salir. Tampoco es mucho tiempo, la verdad, así que la espera no se hará muy larga. Me prometió que me traería unos cuantos y espero que lo cumpla porque aún recuerdo la bolsa que me trajo en una ocasión y lo de tortillas de setas que hicimos.

Hay que reconocer que es una afición de riesgo, no porque te juegues el tipo en su captura, sino porque como te equivoques, las consecuencias pueden ser muy duras. Todavía recuerdo a uno que en un paseo por la montaña cogió unas setas y "convenció" (insistió tanto) a sus anfitriones para que las prepararan y las probaran. Sólo algunos lo hicieron (él también) y todos acabaron ingresados en el hospital por una intoxicación. Hay que conocer a esta persona para entender lo que pasó. Cuando todos se mostraban reacios, llegó incluso a decirles que eran una especie nueva ...

5 comentarios:

  1. Me gustan las setas, pero prefiero las cultivadas. Las demás me dan miedo, la verdad. Un beso.

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  2. Jajaja, a mí también me gustan las setas Pater, aunque la verdad, las "nuevas especies" me asustan... Haznos a todos el favor de mantener a ese individuo alejado de cualquier tipo de cargo y/o política.

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  3. Tuve un amigo en el instituto -qué tiempos...- que era "cazador de pelos de coño", así, tal como suena. Algunas tardes te lo encontrabas en el servicio de las chicas con su botecito y sus pinzas en busca de algún trofeo. Siempre fue un tipo extraño con aficiones exóticas pero con una cabeza matemática que ni Descartes.

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  4. La última vez que lo vi fue en La Alameda de Sevilla hace como cinco años. Me costó reconocerlo. El chico que siempre llevaba el cabello cortado al 3 se había dejado unas greñas como la de Orlando Bloom en Troya (sin premio), una perilla velazqueña, unos pircing en la nariz al estilo buey rociero y pesaba al menos 40 kilos menos. Resumiendo, un perroflauta estilizado. Vivía de trapichear coca y pastillas.

    Un personaje el tío.
    Fijo que a este le molaría eso de ir a cazar setas...

    Un saludo Pater

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  5. Casi te diría que no cojas setas ajenas.... qué miedo!!!!.
    En casa también son cazadores de setas (sobre todo mis primos) y las venden (listos!!!, por si las moscas). Nos gustan mucho, incluso a la brasa, pero reconozco que cada vez me dá más miedo comerlas, pues los abuelos empiezan a ver peor e igual un día de éstos se confunden... pufff.
    Muuucho "mejor" las del super...
    Bicos

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