Parece mentira cómo pasa el tiempo. Solo tengo que ver mi último post publicado y darme cuenta de que ha pasado casi un mes. Es cierto que el viaje a Londres nos dejó agotados, pero no tanto. La excusa para no haber vuelto a escribir es ... ¡ninguna!
El domingo pasado volvimos a casa tras pasar la Semana Santa fuera, en aquel pueblo muy muy al sur de nuestra Comunidad Autónoma. Tan al sur que es el último de la región, el siguiente ya pertenece a la Comunidad Valenciana.
Esta vez me daba una pereza infinita irnos allí. Unos días antes pinté nuestro dormitorio, que pedía a gritos una manita (no sé por qué se dice eso de "una manita" porque siempre hay que dar dos capas) de pintura. Era la única habitación de la casa con la que A. tenía claro que había que repetir el color empleado (roquefort), pero que al final se convirtió en un azul ... ¿cómo llamarlo?, no sé.
Esta vez era la referencia 9551 de la marca de pinturas que compramos. Antes de pintar procedí a limpiar con lejía unas manchas de moho que había bajo la ventana (todos los "expertos" coinciden en que hay que matar al bicho) y a dar 3 capas de pintura blanca antimoho. Tapé unas grietas de la pared con una masilla especial y otra que recorría el techo de lado a lado.
Éste es el color, llamadle como queráis |
Esta vez era la referencia 9551 de la marca de pinturas que compramos. Antes de pintar procedí a limpiar con lejía unas manchas de moho que había bajo la ventana (todos los "expertos" coinciden en que hay que matar al bicho) y a dar 3 capas de pintura blanca antimoho. Tapé unas grietas de la pared con una masilla especial y otra que recorría el techo de lado a lado.
Como siempre digo, pintar -lo que se dice pintar- no es nada complicado y, si me apuras, hasta puede resultar divertido. Lo que resulta muy, pero que muy pesado, son los preparativos: tapar grietas, retirar muebles y cortinas, poner cinta, quitar apliques, interruptores y enchufes, lijar lo anteriormente enmasillado ... Esta habitación, además, traía una sorpresa inesperada. Había zonas en las que, al pasar el rodillo, te llevabas media pared, vamos, que se descacarillaba como cuando una vieja muy maquillada sonríe. Eso obligaba a que usaras un pincel en algunas partes de la pared y techo.
Oye, ya que estamos, aprovecho para pintar el techo de nuestro cuarto de baño (¡qué gran invento las baldosas!, que evitan, entre otras cosas, pintar las paredes), tapando previamente unas grietas que había en alguno de los plafones que lo conforman.
- ¿Y si aprovechamos para cambiar ese zapatero que tenemos detrás de la puerta con esos cajones que nunca han ido bien?
- Buf, tienes razón, pero habría que ir a Ikea y ...
- No te preocupes, voy yo.
Y se fue ella sola, bueno acompañada de uno de los mayores para que le ayudara con el transporte. Eso sí, volvió con ese zapatero y un mueble archivador para ponerlo al lado del mueble del ordenador.
Nuevo zapatero |
- Acabo de dar la primera capa y me he dado cuenta de que ... quizá me falte un poco de pintura ...
- Voy yo a buscarla.
La verdad es que con una mujer así todo es más fácil.
Hago un inciso en el relato para pedir encarecidamente a mis seguidores si conocen algún sistema para calcular bien los "kilos" (¿por qué kilos y no litros?) de pintura necesarios para una u otra habitación. Siempre que me quedo corto. Espero con ansia vuestros comentarios.
Cuando acabé de pintar aún quedaba mucho trabajo por hacer. Además de volver a poner los muebles en su sitio (lógico, pero no sabéis lo que costaba arrastrar esos armarios), se aprovecha para hacer limpieza y al día siguiente para (re)ordenar la habitación.
El susto me lo llevé anoche cuando A. me enseñó una tela que le trajo de la India una hermana suya y me preguntó si quedaba bien como camino de mesa en el comedor. No debí poner muy buena cara cuando me contestó con un "Ya, con este color azulado quizá no quede muy bien aquí ... ¿y en nuestro cuarto?" La respuesta fue un rapidísimo "Sí" no fuera que se le pasara por la cabeza hacerme pintar de azul el comedor para poner esa tela.
El susto me lo llevé anoche cuando A. me enseñó una tela que le trajo de la India una hermana suya y me preguntó si quedaba bien como camino de mesa en el comedor. No debí poner muy buena cara cuando me contestó con un "Ya, con este color azulado quizá no quede muy bien aquí ... ¿y en nuestro cuarto?" La respuesta fue un rapidísimo "Sí" no fuera que se le pasara por la cabeza hacerme pintar de azul el comedor para poner esa tela.
Pues eso, estos días han servido, además de para otras muchas cosas, para el descanso físico
Así se ve cerca de la ventana, con más luz natural |
Descanso físico no sé si has tenido mucho.:) Muy bonito. Un beso.
ResponderEliminar¡Qué chulo Páter! Me encanta. Yo es que soy bastante cobarde para los colores, porque además las habitaciones no son muy grandes. Una pena que en mi dormitorio no pudiera poner algo así, no pega :(
ResponderEliminarHa quedado genial, eres un artista. Yo solo he pintado una vez en mi vida y se me quitaron las ganas de repetir. Fue mi primer piso, que era enano y se me hizo como si pintara una mansión.
ResponderEliminarUn beso
Qué color más bonito, pater, me gusta mucho cómo queda, Ahora, que no sé si es bueno que A. se dé cuenta de lo bien que pintas, casi que es mejor que piense que no sabes hacerlo y así no te hace estos encargos...
ResponderEliminarUn saludo
Muy chulo! Yo tb soy cobardica para colores mas fuertes, lo reconozco, pero luego lo veo y me encanta!
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