jueves, 17 de febrero de 2011

Día desapacible

Hoy hace un día de perros: llueve y hace frío. A las 15,30 h estábamos a 7,5º C, nada del otro mundo, ya lo sé, pero con una sensación de frío que ...

A mí no me gusta el frío ... ni la lluvia. Y hoy, se han juntado las dos, así que podéis imaginar lo agradable que está resultando. Sé que es una nimiedad lo que estoy comentando, y más si lo comparamos con la inmensidad del universo o con la eternidad, pero bueno, es de lo que me apetece escribir hoy.

Odio la lluvia entre semana. Prefiero que llueva el fin de semana, pues soy de los que, cuando llueve, prefiero quedarme en casa y, claro, no presentarte a trabajar porque llueve no me parece de recibo. Así que, si me dan a elegir, que llueva el fin de semana. Habrá quien diga que no, que el buen tiempo para el fin de semana y así poder cumplir con los planes (de ocio normalmente) que se había propuesto. Y no digo que no tenga razón, pero, puestos a elegir, prefiero que lo haga el fin de semana. Puede influir -no lo descarto- la imagen que desde bien pequeño tengo de la confortabilidad. El confort siempre me lo he imaginado como uno de esos días como hoy en los que llueve y hace frío y yo estoy en el interior de una cabaña de montaña, acogedora, calentita, con la chimenea encendida, una taza de café entre las manos y mirando el paisaje a través de esos cristales mojados (por fuera, claro) en los que, de vez en cuando, van uniéndose varias gotas hasta conseguir fuerza suficiente para bajar rápidamente hasta la base del cristal. Esa imagen -no sé por qué- siempre es así y en ella no hay niños. Será quizá una forma de unir confort con tranquilidad o que no hay confort sin tranquilidad.

Cuando comento el tema con gente, siempre hay alguno que me dice que la lluvia es muy importante, que es buena para el campo (ya, pero yo vivo en la ciudad, que llueva allí y todos contentos), que limpia la atmósfera, que ... Que sí, que estoy de acuerdo, que sería peor una lluvia ácida, pero sigo diciendo que no me gusta. No dudo de sus beneficios. Es más, me encanta el paisaje, el olor y el cielo que hay después de la lluvia.

Esta tarde, además, tengo que acompañar a unos clientes al notario, así que, a la fuerza, tendré que salir del despacho.

4 comentarios:

  1. Hay quienes andan encantados cbn los días lluviosos, a mí no me han gustado nunca.

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  2. Pareceré una copiona, Pater. Pero me gusta ver llover... desde un gran ventanal. Incluso me inspira para escribir... Otro cantar es saltar charcos, liarte con el paraguas, la bolsa de la compra y el bolso ... Concluyendo. Ver llover desde casa.

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  3. Sí, ver llover desde casa.. y ¡escucharla!

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  4. Me gusta la lluvia. Será por vivir en una ciudad más bien seca, como Madrid, con muchos más días sin lluvia que con ella. Es incomoda para ir de un lado a otro, pero ¡me gusta la lluvia!, y cuando deja de llover la ciuad parece recién nacida.

    Hoy en Madrid hace sol, menos mal.

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