martes, 4 de junio de 2013

Un finde tranquilo

Éste ha sido, por fin, un fin de semana tranquilo.El sábado por la mañana, después de acompañar a P. a la estación de Sants para coger el AVE dirección Sevilla, nos fuimos a Ikea a comprar unos marcos para el despacho. Después recogimos a Ma. en el cole adonde había ido a examinarse de inglés y por la tarde estuvimos en el despacho colgando cuadros. Enmarqué mi título (no sea que alguno de mis selectos clientes dude acerca de mi titulación) y busqué en internet imágenes de grabados para los otros marcos. Me ayudó A., los imprimimos y aquí tenéis el resultado:


Título, grabados y dos cuadros que tenía en casa

Mi mesa
El sábado anterior había estado en el despacho con P. pintándolo y como podéis comprobar usé dos colores que tenía por casa. Concretamente el tono "Orégano", que es el verde y el -atención- "Barro de río". El primero lo habíamos usado para pintar una parte de la cocina y el otro era -en un primer momento- para el comedor, pero al empezar a pintar, el pánico se apoderó de nosotros y sirvió solo para pintar los radiadores. Lo que sobró, lo utilicé para pintar parte del despacho, que originariamente (hay que decirlo) era de un amarillo canario muy, pero que muy feo.

Estoy especialmente satisfecho con el resultado obtenido con los grabados, pues la apuesta era arriesgada. Eso de buscar unas imágenes en internet e imprimirlas resultaba osado por el resultado que podría obtenerse. Al final no ha quedado del todo mal. Claro que eso solo puede hacerse con grabados, no con cosas más complicadas.

Mi conciencia me dice que me estoy enrollando con tonterías y que el objeto de la entrada era el fin de semana, no mi despacho, así que seguiré con el guión previsto.

Decía que el sábado por la tarde lo dediqué a eso. Después, en casa, pude seguir (a través de internet) el final de la temporada futbolísitica, donde el Sevilla nos obsequió con una victoria dejando sin poder participar en la Champions al Valencia. Lo siento.

El domingo por la mañana estuvimos en el colegio de los niños participando en la catequesis de la Primera Comunión de JP, que, si Dios quiere, la recibirá el curso que viene. Ya que teníamos que ir al colegio, se aprovechó para quedarnos allí a comer junto con los padres de esa clase. Como uno de los niños celebraba ese día su cumpleaños, sus padres tuvieron la idea (gran idea) de invitarnos a los demás a un aperitivo, la bebida y el postre. Lo pasamos muy bien hasta que alguien tuvo la siniestra idea de jugar un partido de fútbol "padres contra hijos" (¿quién inventó esto?). Ya os podéis imaginar cómo empiezan y, sobre todo, cómo acaban estas cosas. En un lado unos cuantos padres y en el otro 100.000 niños dispuestos a darlo todo. El primero en montar el numerito fui yo. Un niño tenía la pelota y me puse delante de él para intentar quitársela, hizo un quiebro, giré yo también y ... vi mis pies volando y todo mi cuerpo se estampó contra el suelo, cayendo de espaldas. ¿Qué había pasado? Pues nada, que un niño pequeño, el hermanito de uno de los que jugaba, pensó que lo mejor era montar en su moto de juguete en medio de la pista donde se disputaba el partido. Estaba detrás mío y, sin querer (tengo mis dudas) me hizo una muy buena zancadilla. Todo el mundo (yo también) dedicamos toda nuestra atención al mocoso, mientras yo sufría en silencio mi dolor.

Pero eso no quedó ahí, qué va. Al rato, un padre muy entusiasta en su juego (tenías que haberlo visto apartando niños con los brazos cuando llevaba la pelota) sufrió un pelotazo en la cara. Sus gafas (aquién se le ocurre jugar con gafas de sol) salieron despedidas en dos trozos y su ojo empezó a ponerse rojo del impacto. Aprovechó la coyuntura para retirarse. Al poco, otro padre, en un intento de control del balón, lo pisó y fue a parar al suelo. Resulta impactante ver caer al suelo a un tipo de algo más de 2 metros. El resultado fue que el tobillo empezó a hincharse de manera que parecía que tenía una pelota de ping pong alojada allí, después el tamaño era del de una de golf y no sé si llegó a más porque decidimos aprovechar para irnos.

Poco después de llegar a casa, me fui a recoger a P. que volvía de Sevilla. Había ido a ver el último partido que Palop disputaba con el Sevilla.

Ayer lunes, al levantarme, noté unos dolores impropios para mi actividad habitual. La caída había dejado secuelas.

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho tu despacho! Y lo del partido... dime que ganaron los niños :-P

    Saludos!

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  2. El despacho ha quedado muy bien Páter.
    En cuanto a la comida... Moraleja: ya podéis ir a comer tranquilamente con los padres de esa clase. ¡Seguro que nadie vuelve a proponer un partido viejunos contra niños ; p!

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  3. Bonito despacho :). La caída ... en fin... es que ponerse a jugar al futbol con niños, es lo que tiene ...
    :-P

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  4. Lo que más me gustó del despacho es la mesa redonda, Páterfamilias. Es igualita a la de mi abogado. Cuando tengo que ir a verle y me sientan ahí, a esperarle, recuerdo escenas anteriores en el mismo lugar, siempre desagradables.

    No haré comentarios sobre el final de la Liga, of course.

    Lamentable lo del partido. Ya sabes lo del Evangelio, Páterfamilias: el Rey que calcula las fuerzas que tiene y que, si ve que van a darle pal pelo, prefiere negociar con el Rey enemigo.

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  5. ¡El despacho está genial! No conocía el color orégano :P
    Me acordé mucho de P. cuando ví en las noticias que Palop se marchaba del sevilla. Pensé que ahora tendrá que ir a Alemania a verlo :P
    Cuídate esa espalda que esos golpes son muy malos y tienes razón, fue una pésima idea :P
    Besazo

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