lunes, 15 de noviembre de 2010

Lisboa

Ayer noche volvimos de nuestra escapada a Lisboa y no veré a los niños hasta esta tarde. Ha sido un gran viaje, hemos disfrutado de la ciudad y hemos hablado mucho.

Lisboa es una ciudad cómoda de visitar, en poco tiempo puedes visitar sus lugares más emblemáticos. Eso sí, debes usar el transporte público (autobús, tranvía y metro) y ahorrarte la cantidad de pendientes que existen en la ciudad. 

Días antes de salir, se me ocurrió preparar un poco el viaje y, con lo fácil que internet te lo pone todo, busqué alguna información sobre la ciudad. A la postre ha resultado esencial para disfrutar sin prisas de la visita.

Como anécdota, contaros que había leído que los españoles debíamos ser conscientes de que el portugués es otro idioma, que no pretendiéramos que se nos entendiera por el solo hecho de ser vecinos. Es más, se decía que allí teníamos fama de arrogantes. Pues bien, sólo llegar al aeropuerto lisboeta tuve la ocasión de comprobar lo cierto de esa afirmación. Cogimos el aerobus (un autobús que, como su nombre indica, sale desde el aeropuerto y recorre diversos puntos de la ciudad) y cuando éste arrancaba, unos violentos golpes en una ventanilla lateral hizo detener su marcha. El conductor abrió la puerta y entró un matrimonio ... español. Ella apenas abrió la boca y él apenas la cerró. Lo primero que hizo al dirigirse al conductor (en español, claro) fue decirle que había viajado con TAP (Aerolíneas portuguesas) esperando así que el trayecto le resultara gratis (hay que aclarar que diversas páginas de internet, no actualizadas, te dicen que es así, pero de eso hace ya 5 años). Cuando el conductor le dijo que eso ya no era así, no le hizo mucha gracia. Mientras abonaba el importe de los billetes, le preguntó si ese autobús pasaba por el Hotel Real o algo así. Lo mejor fue la cara que puso cuando el conductor hizo un gesto de no conocerlo. Es entonces, cuando nuestro hombre soltó la "frase del viaje". Atención a la frase: "Sí, uno de 5 estrellas ... de bastante lujo". Entendí enseguida aquello de que podíamos tener fama de arrogantes, aunque a mi, me pareció un idiota. Si tan de lujo era su Hotel, ¿qué hacía cogiendo el "aerobus"?, ¿y poniendo mala cara cuando le cobraban el billete?

Durante estos días hemos visitado Lisboa a fondo y nos la hemos pateado intensamente, disfrutando de todos y cada uno de sus rincones e intentando pasar, no como turistas, sino como cualquier lisboeta. No sé si lo habremos conseguido. Especial mención merecen lugares como el Monasterio de los Jerónimos, la Plaza del Comercio, el Rossio y el Chiado.

Sé que es típico, pero hay que coger el tranvía y, en concreto, el 28. Tiene su encanto sentarse al lado de la ventanilla y ver pasar rozándote la cara esas casas y esa ropa tendida, así como subir esas empinadas calles.

Hemos probado el bacalao preparado en dos de sus variantes, las sardinas asadas y la pastelería y bollería del lugar. Lo único que nos ha faltado han sido las castañas asadas que, en diversos puntos de la ciudad, preparaban con un estilo algo diferente al que estamos acostumbrados.

Nos pareció muy divertido un grupo de chicos jóvenes (muy parecido a una tuna pero vestidos con levita y corbata negra) que, con guitarras, panderetas, mandolinas y algún que otro instrumento, interpretaron por la Rua Augusta varias canciones populares portuguesas.

En lo que coincidimos plenamente A. y yo es que lo hemos disfrutado mucho porque hemos estado solos (aunque a veces hemos echado de menos a los niños) y porque hacía 3 años que no se daba una situación como ésta.

1 comentario:

  1. Hola PF! no me preguntes como he aterrizado en tu blog, lo importante es me he detenido en esta entrada pora felicitarte a tí y a A por vuestro viaje...lo importante de este viaje lo has dicho al principio "hemos hablado mucho" Enhorabuena!

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