miércoles, 25 de mayo de 2011

Cuando fui campeón de ping pong

El verano de 2009 lo pasamos en Lastanosa, pueblo de la comarca de Los Monegros, provincia de Huesca. Nuestros amigos Je. y M. nos consiguieron una casa para alquilar y allí estuvimos 10 días.

El pueblo tiene una piscina de muy reciente construcción y muy bien cuidada, que resulta imprescindible para hacer más llevadero el rigor de las temperaturas veraniegas propias del lugar.

Coincidió nuestra estancia en dicha población con la celebración de las fiestas patronales, así que os podéis imaginar lo de festejos que hubo esos días. Como buenos forasteros participamos en la mayoría de ellos que, a pesar de que asistía gente de otros lugares, nunca llegaba a masificarse, lo cual es de agradecer, aunque los que se ocupaban de la caja habrían preferido aglomeraciones a la hora de consumir.

Entre otras cosas, se organizaron diversos campeonatos: de guiñote (un juego de cartas que nunca llegué a aprender), petanca y ... ¡ping pong!

Me apunté al de petanca formando pareja con P. y conseguimos pasar la primera ronda para caer eliminados por los que a la postre resultarían ganadores. Según me informó más tarde Je. esa pareja siempre gana... por si no se ha entendido bien, esa pareja siempre tiene que ganar. No es excusa, porque ni P. ni yo habíamos jugado nunca en serio a este juego, así que la derrota estaba cantada.

Me apunté también al campeonato de ping pong y fui avanzando fases hasta que, casi sin quererlo, me planté en la final. Allí me esperaba un jovenzuelo de 17 años que gozaba del fervor popular (si bien la familia residía en Zaragoza, su padre era de Lastanosa lo que le hacía prácticamente oriundo del lugar). Mi curriculum en anteriores participaciones en diversas competiciones era desolador: nunca había ganado nada. Recuerdo haber firmado unas tablas con mi amigo R. cuando teníamos 7 años en un campeonato de ajedrez en el que participamos y así conseguimos empatar en el último puesto. Por tanto, llegar a la final era ya un triunfo. Me sentía como el Sevilla ante su primera final de la Copa de la UEFA a disputar en Eindhoven el 10 de mayo de 2006. El símil no sirve sólo para colocar una cuña publicitaria de mi equipo, sino que me sirvió de acicate y, al igual que el Sevilla (supongo), pensé "ya que he llegado hasta aquí, no tengo nada que perder y me espera la gloria" (quizá lo haya ya oído en alguna película, pero si no eran éstas las palabras, se le parecían).

Llegó el momento y me fui hacia el Club (se llamaba así, pero era donde se hacía todo, era lo que en Catalunya se conoce como el Casal) Había público y ya me esperaba mi contrincante. Me dio la mano (o yo a él) y empezamos a jugar. Era un partido "al mejor de tres", el primero que ganara dos juegos se proclamaría campeón. Logré ganar el primero de ellos. Me ganó el segundo y todo se decidió en un último juego. Lo único que recuerdo es que opté por jugar a la defensiva, mientras el contrario se dedicaba a pegar pelotazos yo los devolvía como podía (alguna devolución fue espectacular). Otra imagen que tengo grabada es a varios de mis hijos (aunque parezca mentira, no éramos mayoría) animándome. Al final, como habéis deducido con sólo leer el título de la entrada, gané el partido. Á., el contrario, me felicitó muy deportivamente y por la noche, en la entrega de premios oficial, recogí mi trofeo que me acredita como "Campeón de Ping Pong Lastanosa 2009".

Bueno, en realidad, cuando leí la placa pegada a la Copa, ponía "Campeón de PIN PON Lastanosa 2009". Es un error comprensible. El único problema es que dada mi falta de costumbre en ganar algo, de vez en cuando, cuando la veo intento acordarme de lo que gané porque cuando pase el tiempo y me empiece a fallar la memoria, al leer esa placa pensaré que habré ganado un concurso de muñecas Pin y Pon.

Sé que alguno pensará que ese Campeonato lo gana cualquiera, que el nivel sería muy bajo y ... no, se equivoca de cabo a rabo. Es cierto que no abundan ciudadanos chinos en esa población, ni siquiera orientales, pero bueno también tiene mérito eliminar a unos cuantos contrincantes, plantarse en la final y ganarla. 

Y por si a alguno le quedan dudas, supongo que si buscáis en Wikipedia apareceré como campeón del año 2009. Si no sale, no os preocupéis, saldrá entonces en Wikileaks.

Ah, nuestro hijo P. quedó subcampeón de su categoría, lo que demuestra que algún gen mío ha heredado.

4 comentarios:

  1. Ey! no digas que no tiene mérito, pues seguro que lo tiene y mucho. Fíjate, yo nunca he ganado ningún campeonato de ping pong, ni de Pin y Pon ;)
    Lo peor no fue que un forastero ganara a un autóctono? En los pueblos eso no se ve muy bien...
    saludos,

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  2. Jajaja, Pater, enhorabuena, pero estoy con MLEPR. ¿Habéis intentado volver al pueblo?. Y "reincido", enhorabuena. Jamás he ganado una competición en mi vida, y me parece que el momento de la victoria debe ser realmente satisfactorio.

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  3. Yo odio competir en nada, y menos aún contra uno del pueblo anfitrión. Menos mal que era un gentleman, si no te tiran al río.

    Espero que al jugar no se te pusiera la cara de tontos que tenían el otro día Cameron y Obama, cuando se marcaron una partida en Londres. Ganaría Obama, seguro, y le darían una copa como la tuya.

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  4. ajajjajajaja, estoy con las mujeres... ni se te ocurra volver a veranear en Lastanosa.
    No debes de quitarte mérito, pues, para mí ya lo tienes con el simple hecho de participar, pues son muchos los que de boquita participan y a la hora de la verdad ná de ná. Y vas tú, y al final ganas!!!. Y tu hijo el subcampeón de su categoría! jajajaja, están claras dos cosillas:
    1- Os viene de serie lo del pinG ponG.
    2- En el pueblo tienen vuestras fotos al lado de un cartel que pone (Personas non gratas). Ya lo verás.
    Un saludo pater

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