viernes, 20 de mayo de 2011

Visitante 1.000.000

Que nadie se asuste. Ni aunque nuestro amigo singapureño hubiera publicado un anuncio en "El eco de Singapur" pidiendo a todos los lectores de ese diario que entren en mi blog, habría conseguido esa cifra.


Quería escribir sobre ese fenómeno que es el "Enhorabuena, no es broma, es usted el visitante 1.000.000 de esta página. Clique aquí y recibirá su premio". La primera que fui el visitante-un-millón, llevado por la emoción del momento, cliqué allí y ... debía elegir el color del BMW, la cilindrada, la tapicería y no sé cuántas cosas más para, finalmente, entrar en un sorteo o algo así a cambio de facilitar unos datos. Evidentemente, ni facilité datos, ni entré en ningún sorteo.


Pues aquello que -incauto que es uno- creía quedó en anécdota, no para de repetirse. De un tiempo a esta parte soy el visitante-un-millón en multitud de páginas. Me siento como un tío que ha sido tocado con una varita mágica: página en la que entro, visitante-un-millón. Es más, tengo tanta suerte, que he llegado a entrar en alguna página en la que -con idéntico lenguaje que el anterior- me comunican que soy el visitante 999.999 y que -no podía ser de otra manera- también soy un afortunado.


Imagino que así habrán estafado a muchas personas que, me duele decirlo, son más incautas que yo.


Cambiando de tema, el otro día comprobé que nuestros amigos de Blogger han conseguido recuperar aquella entrada que se publicó y posteriormente, como por arte de magia, desapareció junto con los comentarios que alguno de vosotros había hecho. ¡A buenas horas mangas verdes!

Éste es un misterio más de los muchísimos que existen en el mundo de internet y que yo soy incapaz de entender. Estoy convencido de que, además de mis múltiples virtudes, Dios me dio algún defecto, por aquello de no parecer perfecto y se me subiera a la cabeza. Uno de ellos, sin duda, es el relativo a todo lo informático. A esa falta de capacidad natural para entenderlo se le unió una apatía descomunal para intentarlo.

Ya desde bien jovencito, cuando en mis manos caía cualquier aparato electrónico -con su correspondiente manual de instrucciones- no era capaz de leérmelo. Tocaba y tocaba botones esperando encontrar su función. No eran como ahora (tan intuitivos), así que era un verdadero milagro acertar con el botón adecuado. Más adelante, cuando surgieron esas guías abreviadas o rápidas, me hizo pensar que o bien se habían inspirado en mí o no era único en mi especie. 


Recuerdo especialmente el día que compramos un reproductor de video en un centro comercial. Al llegar a casa, me dispuse a conectarlo y me leí las escasas instrucciones que acompañaban al aparato. Llegó un momento en que todo se nubló, leí algo de un cable coaxial. Intenté averiguar qué era eso, pero no lo conseguí. Como quería hacer bien las cosas y no me atrevía a conectar un cable donde no tocara por lo imprevisible de su resultado (desde estropearse la tele y el video hasta una explosión en mi cara), me bloqueé. Me acordaba de la gente que acostumbra a pulular por cualquier centro comercial arreglados para la ocasión (con su chandal) e imaginaba que éstos, al llegar a casa, conectarían su video como la cosa más natural. No podía admitirlo, aun siendo consciente de mis limitaciones, oía una voz en mi interior que me decía "P. ésos pueden ... ¿y tú no?" Por el tono sarcástico y su entonación, no soy capaz de confirmar que esa voz era mi conciencia. Al final, con la inestimable ayuda de A., pudimos conectar correctamente aquel aparato electrónico.


Está claro que el amor propio es, en ocasiones, la mejor guía de instrucciones.





3 comentarios:

  1. Querido Pater, vayamos por partes...
    1) qué casualidad, yo tb pensaba que estaba tocada por la varita de la diosa fortuna y que casualmente me tocaba a mí siempre ser el número un millón. jajajaja. Yo creo que si, alguna vez en esta vida me toca algo (que no sea pagar a hacienda, que eso siempre toca), no me lo voy a creer.
    2) En mi casa, la "manitas" soy yo. Si tengo que esperar a que mi grandioso esposo conecte algún aparato electrónico, ya puedo esperar sentadita, porque estoy segura que, cuando él lo coloque, ya se habrá quedado desfasado. Si hasta tengo que sintonizar yo el tdt porque no tiene ni pajolera idea!!!!. Pero bueno, veo que no es el único...jajajajaja
    Qué envidia cuando veo esos anuncios en los que un machote fornido, con camiseta insinuadora, le coloca a su dulce y frágil esposa una bombilla al mismo tiempo que le arregla la lavadora... jajajajaja
    Los tiempos cambian, y ahora las "fuchicas" somos nosotras!!!

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  2. Te comprendo, yo también soy de letras, incapaz de poner en marcha ni una lámpara de mesa. Afortunadamente, tengo un hermano ingeniero, al que puedo acudir en caso de crisis: él me hace un esquemita, con flechas y dibujitos, mucho más simple que las instrucciones.

    ¿Soy el visitante 3.000?

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  3. ¡Ah! ¿Tú también, Pater? Sospechoso que existan tantos visitantes nº 1000. También piqué, pero cuando me piden datos retrocedo siempre.

    En cuanto a los cables, ídem también. En casa estas cosas o el jefe o la tecnitas. No he conseguido nunca descifrar ningún "prospecto" de ningún aparato.

    Hoy empatía 100%.

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