Seguimos con las entradas costumbristas, que tan buena acogida recibió la idea ;-) y hoy toca hablar de esa experiencia que es cortarse el pelo. No, no haré una comparativa entre lo que eso representa para una mujer y para un hombre, sino que solo intentaré explicaros lo que para mí representa.
Aviso: Antes de seguir con la entrada, y dirigido sobre todo a aquellos que me conocen, evitad comentarios graciosos acerca de mi alopecia. Os lo he explicado mil veces, se llama frente despejada y es una consecuencia más de mi condición de donante ... de pelo.
Yo no empecé a ir al barbero hasta bien mayorcito (no, no llegué con el pelo hasta el suelo) porque cuando éramos pequeños era mi madre la que nos cortaba el pelo, con mayor o menor fortuna, pero eso nos daba igual ... hasta que dejó de darnos igual y por eso empezamos a ir al barbero. Existe mucha literatura (¡qué sabré yo si no leo nada!) sobre esto y en la mayoría de las ocasiones se habla de este lugar como el sitio en el que se mantienen conversaciones, interesantes a veces, otras no, sobre cualquier tema. Pues bien, debo ser el único especimen que no habla cuando me encuentro en ese sillón. Los hechos se desarrollan (siempre) de la siguiente manera:
Yo (Y): Buenos días (bueno, a veces digo hola)
Barbero (B): Buenos días (u hola, depende del saludo inicial)
B: Ya puede sentarse
Entonces, con paso lento y cara de congoja, me dirijo al patíbulo ese sillón, más parecido a una silla eléctrica, que a otra cosa y cuando estoy esperando que me coloquen una esponja húmeda sobre la cabeza, me pregunta ...
B: ¿Qué?, ¿qué vamos a hacer?
Llegados a este punto siempre estoy a punto de contestarle con un ¿cortarme el pelo?, pero nunca me atrevo.
Y: Como siempre (llevo años yendo al mismo barbero)
Y viendo su cara (y siendo consciente de que al no mantener nunca una conversación no me conoce de nada) le doy más pistas
Y: Pues nada, cortito, sobre todo por los lados. Usa la máquina si quieres (al 4) y por arriba, haz lo que puedas.
B: Muy bien, cortito, pero que puedas hacerte la raya, ¿no? (ya me imagino a algún lector que al llegar a esta frase pensará eso de "sí, sí, la raya, como no sea con boli" ...)
Parece mentira, pero el diálogo es siempre el mismo y, de verdad, llevo yendo allí varios años.
A partir de este momento, se hace el silencio más absoluto. Solo se oye el vibrar de la máquina de cortar el pelo y cuando usa las tijeras ese "chas, chas, chas" que seguro que tiene un nombre y no sé cuál es.
No tengo ni idea de lo que puede durar la faena, pero estoy seguro que no pasa de 10 minutos. Cuando acaba, siempre el mismo ritual: sacar un espejo y ponerlo detrás de mí para que, reflejado en el que hay delante, pueda ver cómo ha quedado el cogote. Mi respuesta, también la misma, "Muy bien".
Y es aquí -justo aquí- cuando se da una situación que repite cada vez que voy a cortarme el pelo. Quita ese paño que me ha puesto alrededor del cuello para evitar que entren esos pelillos por dentro de la camisa y empiece a picarte todo el cuerpo como si te hubieran echado polvos pica pica y se da cuenta que existe cierto vello corporal que habría que eliminar. Entonces, coge la máquina que había usado en la cabeza y me la pasa por donde empieza el cuello. Y, claro, no es lo mismo. Me deja toda la piel irritada. Después, apura con la cuchilla y yo no me muevo ni un ápice y rezo para que no le dé un ataque de tos y aparezca al día siguiente en la prensa "Hombre degollado accidentalmente por su barbero". Me da igual morirme degollado, pero que diga accidentalmente me molestaría.
Jajajajajajajajaja! Pater, adoro esta sección!
ResponderEliminarTe estoy imaginando y me parto!
Me alegro que te guste, peroooo, ¿por qué te partes? ;-)
EliminarEl pobre barbero, después de toooooooooodo lo que le has pedido, te va a hacer el favor de "eliminar cierto vello corporal que no debería estar aquí", ¿y encima le pones pegas? Jajajaja
ResponderEliminarSí, jajajajaja.
EliminarJajajaja y digo yo que...porqué no le dices que sea algo más delicado?
ResponderEliminarPues también es verdad, pero no veas lo tímido que soy
EliminarYo solamente se decir: "como siempre", el día que se jubile mi peluquero, no se qué va a pasar.
ResponderEliminarEs un hombre bastante "plasta", y me pone algo nervioso cuando, navaja en ristre, se para para recalcar algo que me está contando. Pero es buena gente.
jajajajajaja, esa escena también la he visto yo (con otros clientes, no conmigo) y, la verdad, debe acojonar
EliminarCreo que a todas las mujeres nos iría mejor usar el "como siempre"...esos ataques que nos entran de cambiar de look suelen ser desastrosos; me da pánico cuando a mi peluquera le entra un arrebato de inspiración creativa...
ResponderEliminarRetengo tu comosiempre y a ver si me va mejor!
Seguro que estás guapo!
Un abrazo,po!
Ya me dirás qué tal te ha ido con el "comosiempre" ;-)
EliminarCuriosa casulidad, Páterfamilias: yo también fui el viernes a cortarme el pelo, también al peluquero de toda la vida. Desde luego, el mío no hace eso del final de retocar la nuca con varias máquinas, menos mal.
ResponderEliminarCometí el error de preguntarle qué tal iba el negocio: los oficinistas ya no van porque han cerrado sus oficinas, los emigrantes porque se han vuelto a su país, los viejos porque cobran poca pensión. Casi me pongo a llorar.
Imagino que lo hace buscando la excelencia en su trabajo, pero, de verdad, no creo que haga falta.
EliminarEso te pasa por preguntar ;-)
¡¡jajajajaja Si es que las madres ya nacemos barberas!!
ResponderEliminarEn casa mi hijo cada vez que va al peluquero vuelve diciendo que yo lo hago mejor. Lo del final es una puñetada, porque además poderte degollar "accidentalmente" es que ahí si que se te quedan los pelitos por dentro de la camisa. :P
Besazo
¡Exacto!, tanto cuidado durante su servicio para estropearlo al final. ;-)
Eliminarjajajajajajajajajajajaa. Que bueno!! empezaré a estar atenta a las noticias de sucesos, por lo que pueda pasar!!!
ResponderEliminarBesoss
jajajajajajaja, espero no aparecer en esa sección
Eliminar¿La primera vez que fuiste te hicieron una foto con el babero puesto y llorando? Es un clásico
ResponderEliminarNo, como ya he explicado, era mayorcito. De niños, nos pelaba mi madre.
ResponderEliminarGracias por pasarte. He visto tu perfil y ... ¡tienes 3 blogs! Intentaré ir pasándome cuando tenga un momentito.