Ayer vino a verme al despacho mi clienta turca porque previamente le había dado hora (aclaración lógica pensará más de uno/a, pero tratándose de ella y en los tiempos que corren no es tan descabellado que uno se presente sin avisar) y con todas mis buenas disposiciones para atenderla de una forma casi definitiva.
A lo tonto, a lo tonto, llevo con esta clienta unos años y después de haber sido designado para un asunto de oficio, asunto que, por cierto, se archivó porque ella no quiso ratificar la querella que presenté, me adoptó como su abogado. Sí, sí, yo creo que, dada su edad y sus características, me ha adoptado. Bueno, no pasa nada, la duquesa de Alba también adoptó a un hombre (hay quien dice -hay gente para todo- que se casó con él) y no pasó nada.
Bueno, pues eso, la cité a las 16:30 h y cuando quedaban 10 minutos para las 17:00 h me llamó al móvil para decirme que se retrasaría un poco porque creía que la estación de tren estaba más cerca del despacho (no está muy lejos para una persona normal, pero para ella, que se desplaza a la misma velocidad con la que Hacienda te devuelve el dinero si tu declaración ha resultado negativa, debe ser una gran distancia). Todo un detalle, la verdad
Cuando por fin llegó, y tras los saludos de rigor, la invité a sentarse y empecé con la siguiente frase: "Sra. (imaginaos un nombre turco), me gustaría volver a empezar desde el principio. Ya sé que lleva varios años siendo clienta mía y que me ha explicado varias veces (son cienes y cienes de veces, pero bueno) las diferentes historias que jalonan (mentira, no usé esta palabra, porque ella es turca y yo no soy un pedante ... creo) su vida, pero ha llegado un momento en que me he liado. Como quiero que la sinceridad marque esta relación abogado-cliente, la he citado para que me explique una vez más qué es lo que Vd. quiere y yo tomaré notas de todo lo que me cuenta. Tenemos dos horas y media por delante"
No sé si entendió todo, pero lo de que teníamos dos y media por delante, sí. ¡Jó!, si lo entendió, se le iluminó la cara y creí ver reflejado en su rostro la felicidad en forma de emoticono. No empezó por su nacimiento, pero poco le faltó porque intentó convencerme que ella no nació en 1936, sino que es la fecha que pusieron porque cuando nació los médicos dijeron que se moriría y sus padres, lejos de dedicarle más cariño, la vendieron a una tía suya y mientras me lo contaba empezó a llorar (no quisiera parecer muy frío, pero esta señora es de llanto fácil). Tras pedirle que fuera al grano y delimitar un poco el objeto de la reunión, empezó a detallarme todos y cada uno de los asuntos que pretende llevar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Leo el Convenio suscrito por varios Estados miembros (España entre ellos) y compruebo que para acudir a esta instancia judicial es necesario -como no podía ser de otra manera- haber agotado todas las instancias nacionales, cosa que mi clienta no ha hecho en la mayoría de los casos. Le explico esta circunstancia de la forma más didáctica de la que soy capaz y ella va asintiendo con la cabeza. Insisto en mi explicación y ella lo asume. Estoy contento porque he conseguido explicarme de manera que mi clienta entienda la problemática y ..., de repente, me dice que por qué no vamos al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y vuelve a empezar la reunión. Aquella película del "día de la marmota", "Atrapado en el tiempo", era una broma al lado de esto.
Al final acabamos, casi por derribo, a las 20.15 h.
Lo cierto es que las cosas están cambiando una barbaridad. Hoy hablaba con A., un amigo abogado, y me contaba lo que le pasó recientemente con una clienta. Le había llevado un tema y se disponía a cobrarle. Cuando le dice el importe de sus honorarios, la clienta le dice "Bueno, yo he trabajado mucho en este tema y sé cómo funciona ... ¿y mi comisión cuánto es?" Mi amigo -que debe ser muy listo porque lo entendió a la primera-, le dijo que eso no estaba previsto. ¿Os imagináis por un momento que un paciente que acaba de ser visitado por su médico le pide al facultativo que le descuente su comisión de la factura? ¿O ir a recoger el coche del taller y pedirle al mecánico eso mismo?, ¿O ...?
Ufff, que paciencia¡¡¡¡. Hay una especie de cultura del "Yo se mucho de esto ...", maldita tele¡¡¡¡
ResponderEliminarEsa cultura es horrorosa, aunque se lleva la palma internet. La gente entra en determinados foros y cree saberlo todo. Y lo peor es que después te lo dicen "Sí, esto es así porque lo he visto en internet ..." Alucinante.
EliminarHace falta paciencia para tu trabajo... Un beso.
ResponderEliminarUn poquito, sí. Gracias
Eliminarjajajajaja perdona Pater, pero esta mujer es una mina de posts jajajajja.
ResponderEliminarLo de la comisión estaría bien sobre todo en el médico :P
Besazo
Eso también lo pensé yo!!! ;-)
EliminarLa verdad, es que este mundo, es un mundo de piraos. Me ha encantado tu post, en ningún momento se me ha quitado la sonrrisilla de la boca, realmente bueno. Tambi´n le podía pedir la comisión al agente que le multe por exceso de alcohhol en sangre, porque para decir eso, hay que darle bien al tintorro. Un abrazo
ResponderEliminarTambién. Caben muchas posibilidades ;-)
Eliminar¿Te has fijado que empiezas el post con un "ayer vino a verme a mi despEcho? Jolín, y tanto.
ResponderEliminar¡Ostras!, lo corrijo (y eso que también pega) ;-)
EliminarCarmen J. me lo ha quitado de la boca... El despecho, ¿tuyo hacia la clienta lenta? ¿de la clienta que te pide -no lo había oído nunca, en serio- comisión por no se sabe qué? ;-)))
ResponderEliminarOs admiro. Sois como una especie de psicólogos, confesores, paño de lágrimas...todo-junto. Qué paciencia. Y luego vais con la "dolorosa" de los honorarios y es como si vuestro tiempo no valiera lo suyo. En fin, Pater. Que lo pudas contar y escribir aquí. Tiene su lado cómico:)
jajajajajaja
EliminarY eso que lo he explicado mal. Ahora lo corregiré. La Sra. le pedía su comisión porque también había trabajado mucho en el asunto. Jajajajajaja
Surrelasta lo de la turca. ¿De qué conocerá el Tribunal Europeo de Derechos Humanos? La gente ve demasiada tele, demasiadas series de juicios. Un amigo mío llevaba un caso de un desahucio por impago de alquiler y de repente el cliente le soltó: "¿Y no podríamos pedir el habeas corpus?".
ResponderEliminarIncreíble lo del cliente y su comisión. Somos un país de pillos.