jueves, 2 de junio de 2011

En la Notaría

Quizá porque ya no soy tan joven o porque uno va adquiriendo experiencia o por cualquier otro motivo, pero lo cierto es que cada vez tengo más próximos a los demás. Antes, me bastaba con ver a alguien mayor que yo para pensar que estaba un escalón por encima ya fuera en conocimiento, experiencia o lo que fuera (no tiene nada que ver con el respeto que, además de debérselo a todos, con más motivo si es mayor).

A veces -inconscientemente- me pasa (o pasaba) con ciertos colectivos: Jueces, notarios ... Ahora, como decía, los veo más cercanos. También ellos han cambiado su actitud respecto a mí. No es lo mismo cuando yo era un pardillo que asistía a los juicios en defensa de compañías aseguradoras con una bisoñez propia de mi edad que ahora (que sigo siendo un pardillo aunque con unos cuantos años más). Aunque sólo sea en el trato, éste ha cambiado mucho.

Me estoy desviando del tema. Quería explicaros una anécdota (muy tonta) que me ha ocurrido hoy y que tiene como protagonista a uno de estos personajes a los que guardaba cierta (e infundada) veneración.

Acompañaba a unos clientes a la Notaría para firmar una escritura de manifestación y aceptación de herencia. La complicación radicaba en que, además de ser 8 hermanos los herederos, 6 de ellos residen en Francia aunque, a excepción de los dos últimos que únicamente son franceses, tienen la doble nacionalidad, francesa y española, lo que confundió al oficial de la Notaría y sólo exigió que obtuvieran el NIE a los "franceses" y no a los demás que, aunque españoles, por el hecho de no residir en España, precisan de un NIE para aceptar la herencia. Al final se ha solventado como buenamente hemos podido y quedamos a expensas de recibir esos famosos números de identificación.

Bueno, a lo que iba. Como hoy es festivo en Francia, se han desplazado los 6 hermanos allí residentes para aceptar los bienes que su padre tenía aquí en España. El Notario, un hombre accesible a pesar de su profesión, ha intentado departir con ellos y cuando han comentado que habían venido aquí aprovechando que hoy es festivo en Francia ha preguntado: "Ah, ¿sí? Y ... ¿qué día es hoy?"

Uno de ellos le ha dicho "La Ascensión", mientras una de las hermanas que vive en España añadía "Es que en Francia son más católicos que aquí".

Hasta aquí todo normal. El problema ha sido cuando el notario, espero que únicamente en un intento de hacerse más próximo al cliente, ha sentenciado "Ahh, claro, allí tienen a Sarkozy, que es de Misa diaria ... y que ha dejado embarazada a la Bruni". Mientras decía esto, lo hacía con una sonrisa picarona en la cara y mirando al personal.

Cualquier duda que pudiera tener acerca de la "veneración" que "merece" cualquier colectivo ha quedado del todo disipada y, sobre todo, este profesional del Derecho me ha demostrado muy poca cultura general.

3 comentarios:

  1. Pater, por desgracia, los cambios en la educación, o la pérdida de ella, llegan a todos los ámbitos. Antes, un señor "importante", si tenía un hijo problemático por ejemplo, se silenciaba ese problema. Ahora, se sabe, pero se sabe para que todo el mundo tenga claro quién es el niño, y que no se le puede tocar. Y evidentemente, imbecilidades podemos decir todos. La jura del cargo no exime de ellos, aunque tampoco de la incultura.

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  2. Por muy notario que sea, tb es humano, y, por lo tanto metepatas... aunque, hay veces que estamos mucho mejor calladitos (y creo que el comentario del señor sobraba).
    Es necesario ser "graciosillo" con los clientes???, yo en un notario busco, entre otras cosas, seriedad.
    Pero bueno, ya ves Pater... todos estamos al mismo rasero. Así que no tenemos que mirar ni arriba ni abajo, sino hacia los lados.
    Bicos.

    Por cierto, cuando me dicen que alguien me mira por encima de los hombros siempre pienso... "qué bien, eso es porque yo estoy encima"... jajajajaja (chorradas personales que levantan la moral)

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  3. No tenía ni idea de que hoy fuera la Ascensión y menos aún que fuera festivo en Francia. Pensé que ellos tenían menos fiestas religiosas que nosotros, me parece algo curioso.

    El comentario del notario fue torpe por un doble motivo: por rozar la política, por rozar el sexo. ¿Qué pasa si uno de los franceses es alcalde por el partido de Sarkozy? Y gran grosería lo de mencionar a su esposa, claro.

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