miércoles, 6 de junio de 2012

JP va al dentista

Ayer A llevó a JP al dentista. No es la primera vez que va, pero hartos ya de un peregrinaje visitando dentistas, A. decidió con muy buen criterio llevarlo al que está más cerca de casa. Además nos hacen un 5% de descuento por familia numerosa (no es una pasada, pero el gesto se agradece).

Desde hace un tiempo, JP decía que al comer le molestaban las muelas (no le dolían, sino que le entraba comida). Le miramos la boca y sí parecía una caries. Nos sorprendió por su edad y quizá porque estábamos mal acostumbrados porque el resto de hijos no nos han dado ningún susto con la boca, que ya es una suerte. Tras ese peregrinaje al que antes hacía referencia, llegamos a la conclusión (había unanimidad en el diagnóstico, no en el tratamiento) de que había que ponerse manos a la obra. No entendíamos -ni tampoco nos lo han explicado muy bien- cómo unos dientes que, antes o después, han de caerse deben someterse a cierto tratamiento. Al parecer, caso de no hacerlo, existe un riesgo de que los demás salgan mal por el espacio dejado por éstos.

¡Cómo me estoy enrollando con una cosa tan tonta!

El caso es que ayer le mataron el primero de los nervios de una de esas muelas y se la empastaron. Teníamos cierto miedo a este momento porque alguno de mis hijos -que son taaaaaaaan majos- se comporta de forma "extraña" en el médico. En definitiva, nos temíamos un numerito de JP con el pinchazo para la anestesia y el resto de la intervención. A media tarde, A. me envió un mensaje a través del Whatsapp diciéndome que estaban en el dentista. Al rato, me envió una imagen en la que aparecía JP con una sonrisa de compromiso y un mensaje diciendo que se había portado muy bien.

Entró el solo en el box correspondiente y le atendió una señora que le iba explicando de forma por él inteligible cada uno de los pasos a seguir. Al parecer estuvo muy tranquilo.

Al llegar a casa me dirigí a él, le felicité y le pedí que me enseñara esa muela. Al abrir la boca, comprobé que la tenía llena de sangre, disimulé (pensé que si hacía algún comentario sobre eso se alarmaría y ya solo nos faltaba eso teniendo en cuenta que, como mínimo, debe visitar al dentista una vez más) y le dije que era un tipo muy valiente. Después, mirando a A. y sin que JP me oyera le pregunté que por qué tenía tanta sangre. A. se levantó como un resorte y se dirigió hacia JP diciéndole que hiciera el favor de ponerse ese trozo de algodón entre los dientes y la parte interior del moflete. Ya sabéis, de esa manera que si lo hicieras en ambos lados serían clavadito a Marlon Brando en su papel de Vito Corleone. Resultó que con la anestesia el niño no notaba nada y se iba pegando cada mordisco que hasta Hannibal Lecter estaría ya empachado.

Esta mañana, lógicamente, se ha levantado diciendo que le molestaba allí.

PS ¡Ahí va!, ahora que acabo de poner la imagen de la entrada, compruebo que es diámica.


18 comentarios:

  1. Pobrecillo. Espero que no le de más problemas la boca. Un beso.

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  2. El dentista siempre es un amigo frecuentado: cada vez más.

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  3. Lo mismito me pasó a mi una vez. Pero yo lo hice dormida.
    Me habían hecho una endodoncia y estaba con la anestesia y me sentía fatal y me tumbré y dormida me dí un mordisco que tardó en cicatrizar casi un mes. :)
    Un saludo

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  4. Ay pobrecito JP, tiene la misma edad que mi niño, qué raro una caries tan chiquito, pero qué rara yo que me ha dado mucha risa lo de los mordiscos que se ha pegado...
    No hay mucho problema porque esa parte interior sana rápido (yo me pego mordiscos sin anestesia... no sé por qué)...

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    1. MArga, pues ya sabes, ándate por ahí con un algodón en la boca... jajajajajajajaja ;)

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    2. jajajaja... eso me pasa por no solo ser de hueso ancho, sino de "moflete doble cuero"... voy a probar con el algodón jajajaja...

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    3. Sí, a mí también me sorprendió que con esa edad tuviera ya caries, pero ...

      Pues nada, como dice Leles, a ponerte algodones ;-)

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  5. Bien hecho, Páterfamilias. Mis padres siempre cuidaron mucho esto, la visita al dentista, de entonces me quedó un cuidado grande de la boca. De otras cosas podré ser más dejado, pero gracias al afán de mis padres cuando yo era niño soy ahora un adulto cuidadoso con los dientes.

    Bien hecho, pues.

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    1. Bueno, no creo que tenga ningún mérito, ha sido a la fuerza.

      Me alegro que seas cuidadoso con tu boca

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  6. Pobre, son chiquitines todavía. Aquí a partir de los 6 años hay revisión gratuita, y a los niños empiezan a sellarles las muelas. Me explico: a los 6 años, les tienen que salir unas muelas, que son las primeras definitivas, y para protegerlas ya que han de durar muuuuuuchos años, les ponen una especie de empaste, para que no se les estropeen antes de tiempo. Luego con las de los 12 años hacen igual.
    En cuanto a la anestesia... tuviste suerte de que no se quejara. A mi hijo tuvieron que reconstruirle un diente (se cayó y se rompió un trocito de paleta), y para que no se quejara, el dentista que es jovencito, le contó que le iba a poner un líquido que era superpeligroso y podía dejarle ciego, así que le puso una mascarilla en los ojos para "que no le salpicara"; y además le dijo que tuviera cuidado de no moverse, porque si le saltaba a él o a mí, que estábamos cerca, también podía dejarnos ciegos... Pobre, se lo tragó enterito. Todavía no sabe que a él también le han puesto anestesia ;)

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  7. La cosa va de médicos. Pobre. La visita al dentista, porque sí o porque no, suele ser obligada, así que no está mal ir de vez en cuando. Lo bueno es que no le cojan miedo (y con lo majetes que son hoy en día, no hay problema).
    Me alegro por JP. Y espero que no se siga comiendo!!!!

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  8. Las mejores histoiras, las cotidianas. Claro, un niño de 6 años da para mucho. Un santo es lo que es. Al queso de mi sandwich, de nombre María, hubo que agarrarla entre 3 estando en mis brazos para una analítica. El zapato del cole, de velcro, voló. Aún la recuerdan.... ;)

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