Miraba hace unos días este blog y descubro con alegría que tengo una nueva seguidora (sí, vanidosillo que es uno) y como también soy curioso, clico sobre su imagen y ... resulta que tiene un blog sobre adolescentes, su propia familia ... bueno ella y su marido ya han superado esa etapa que, según sus propias palabras, es un minuto en la vida. No sé, seguramente será un minuto, pero se hace tan largo ...
He leído alguna de sus entradas (recomendables) y me he dado cuenta que quizá cuento muy poco (o nada) sobre nuestros adolescentes y, enseguida, me han venido a la cabeza una serie de características de nuestros hijos que se encuentran en esa franja de edad.
Ma fue la primera en entrar de lleno. Y no solo por ser la mayor, sino también por ser mujer que, como todos sabemos, son muy adelantadas para todo. Pues eso.
Este año, por ejemplo, ya no lleva uniforme en el colegio, cosa que al principio yo no entendía muy bien (¡con lo cómodo que es para los padres!), pero viendo los cambios que se han producido en su cuerpo (y en el de sus compañeras), es lo más apropiado, porque un uniforme a esas edades hacen que sea lo más parecido a una Lolita cualquiera. Ya me entendéis.
Lo "divertido" era verla cada mañana apostada ante su armario (con ropa para vestir a un regimiento) y sin saber qué ponerse. Ahora ya domina más la situación, pero a mí no deja de sorprenderme que -sobre todo teniendo la ropa que tiene- vaya siempre igual. Ha pasado de llevar un uniforme a llevar otro. Eso sí, ahora tarda mucho más en vestirse y en arreglarse porque, claro, ya se sabe, en un colegio donde solo hay niñas hay que ir monísima.
Sé que si sigo por aquí me ganaré un reproche de A. diciéndome que no sé la suerte que tengo con una niña tan mona como Ma. Es cierto, no puedo quejarme, pero echo de menos esa edad en la que cuando se dirigía a mí no era solo para pedirme si puede ir a tal o a cual sitio o a una fiesta-de-la-muerte-con-un-ambiente-súper-guai y, claro, a la que van todas sus amigas.
Mientras tanto, la casa se llena, de vez en cuando, con amigas y amigos de Ma. que vienen a ver una película "de miedo" (están en esa edad en la que las películas se clasifican en "de miedo" -terror-, "de risa" -comedia-, "de guerra" -bélicas- y "guais" -románticas-).
¿Y P.? Ay, P. También está muy mono (aunque tirando a gorila). Pero como es un chico no es -ni de broma- parecido a Ma. Para empezar ha pegado un estirón enorme y ya me pasa y poco a poco va controlando sus nuevas medidas, con lo que al andar ha recuperado esa verticalidad propia de los humanos y no ese andar deslabazado que hasta hace muy poco le era característico.
Otra cosa es el móvil o cualquier otro dispositivo electrónico. En casa tenemos la costumbre de que no tienen móvil hasta que hagan la Confirmación (no busquéis ninguna relación entre estos dos hechos, sino que simplemente había que marcar un momento y ése nos pareció bueno porque ya tienen 13 años o casi) y, claro, mis hijos se quejan diciendo que son los únicos de la clase que no tienen móvil (mentira cochina, pero aunque así fuera, me da lo mismo). Pues desde que P. tuvo el suyo parece que se ha propuesto recuperar el tiempo perdido. De vez en cuando hay que confiscarle el móvil y ya me empiezo a plantear llevarlo a una sesión de "adictos al móvil anónimos", que seguro existe.
Como con Ma. me parece oír en mi interior la voz de A. diciéndome que soy un exagerado y que si viera cómo están otros chavales a esa edad ... Y una vez más tiene razón. De momento sus aficiones son muy sanas (deporte, deporte y deporte) y como ya he dicho en más de una ocasión parece tener muy claro su futuro profesional (periodista deportivo aunque parezca un oximoron) lo que hace que sea regular en las publicaciones en su blog (de temática deportiva, claro) y constante acudiendo a la radio donde participa en un programa con una audiencia de entre 0 y 15 oyentes (cuando conseguimos sintonizar la emisora)
El tercero en discordia sería Mi., que se encuentra en esa franja en la que no se sabe si sigue siendo un preadolescente o ha entrado ya en la adolescencia. Lo que está claro es que está pidiendo a gritos (nunca mejor dicho) entrar en este último grupo tan selecto y del se rumorea existe gente que, a pesar de haber alcanzado la treintena, no ha conseguido abandonar. Se está tan a gustito ...
Ma fue la primera en entrar de lleno. Y no solo por ser la mayor, sino también por ser mujer que, como todos sabemos, son muy adelantadas para todo. Pues eso.
Este año, por ejemplo, ya no lleva uniforme en el colegio, cosa que al principio yo no entendía muy bien (¡con lo cómodo que es para los padres!), pero viendo los cambios que se han producido en su cuerpo (y en el de sus compañeras), es lo más apropiado, porque un uniforme a esas edades hacen que sea lo más parecido a una Lolita cualquiera. Ya me entendéis.
Lo "divertido" era verla cada mañana apostada ante su armario (con ropa para vestir a un regimiento) y sin saber qué ponerse. Ahora ya domina más la situación, pero a mí no deja de sorprenderme que -sobre todo teniendo la ropa que tiene- vaya siempre igual. Ha pasado de llevar un uniforme a llevar otro. Eso sí, ahora tarda mucho más en vestirse y en arreglarse porque, claro, ya se sabe, en un colegio donde solo hay niñas hay que ir monísima.
Sé que si sigo por aquí me ganaré un reproche de A. diciéndome que no sé la suerte que tengo con una niña tan mona como Ma. Es cierto, no puedo quejarme, pero echo de menos esa edad en la que cuando se dirigía a mí no era solo para pedirme si puede ir a tal o a cual sitio o a una fiesta-de-la-muerte-con-un-ambiente-súper-guai y, claro, a la que van todas sus amigas.
Mientras tanto, la casa se llena, de vez en cuando, con amigas y amigos de Ma. que vienen a ver una película "de miedo" (están en esa edad en la que las películas se clasifican en "de miedo" -terror-, "de risa" -comedia-, "de guerra" -bélicas- y "guais" -románticas-).
¿Y P.? Ay, P. También está muy mono (aunque tirando a gorila). Pero como es un chico no es -ni de broma- parecido a Ma. Para empezar ha pegado un estirón enorme y ya me pasa y poco a poco va controlando sus nuevas medidas, con lo que al andar ha recuperado esa verticalidad propia de los humanos y no ese andar deslabazado que hasta hace muy poco le era característico.
Otra cosa es el móvil o cualquier otro dispositivo electrónico. En casa tenemos la costumbre de que no tienen móvil hasta que hagan la Confirmación (no busquéis ninguna relación entre estos dos hechos, sino que simplemente había que marcar un momento y ése nos pareció bueno porque ya tienen 13 años o casi) y, claro, mis hijos se quejan diciendo que son los únicos de la clase que no tienen móvil (mentira cochina, pero aunque así fuera, me da lo mismo). Pues desde que P. tuvo el suyo parece que se ha propuesto recuperar el tiempo perdido. De vez en cuando hay que confiscarle el móvil y ya me empiezo a plantear llevarlo a una sesión de "adictos al móvil anónimos", que seguro existe.
Como con Ma. me parece oír en mi interior la voz de A. diciéndome que soy un exagerado y que si viera cómo están otros chavales a esa edad ... Y una vez más tiene razón. De momento sus aficiones son muy sanas (deporte, deporte y deporte) y como ya he dicho en más de una ocasión parece tener muy claro su futuro profesional (periodista deportivo aunque parezca un oximoron) lo que hace que sea regular en las publicaciones en su blog (de temática deportiva, claro) y constante acudiendo a la radio donde participa en un programa con una audiencia de entre 0 y 15 oyentes (cuando conseguimos sintonizar la emisora)
El tercero en discordia sería Mi., que se encuentra en esa franja en la que no se sabe si sigue siendo un preadolescente o ha entrado ya en la adolescencia. Lo que está claro es que está pidiendo a gritos (nunca mejor dicho) entrar en este último grupo tan selecto y del se rumorea existe gente que, a pesar de haber alcanzado la treintena, no ha conseguido abandonar. Se está tan a gustito ...
¡Pero si lo que tienes son unos santos, quejica, que eres un quejica! Mi hija está en 1º, y la verdad que por ahora es muy buena, por edad y por carácter. Pero en su clase hay cada elemento... Y sobre todo me acojona (perdón por la expresión) el ver a la hija de una amiga, con un año más, y que solo viéndolo desde fuera y sin sufrirlo, te dan ganas de dejar a la niña con algún pariente lejano en Australia un par de añitos.
ResponderEliminarLo de los niños creo que es que siempre sóis más fáciles. A lo mejor se les revolucionan las hormonas, se ponen contestones o quejicas, pero no son tan retorcidos y complicados como las mujeres. Ya se sabe, los hombres sóis de Marte y las mujeres de Venus. ¿Era así?
Sara M, no son más fáciles, son más simples.
EliminarHe dicho.
Jajajaja, ¡yo no quería decirlo!
EliminarUnos santos, unos santos ...
EliminarY, sí, los niños son más fáciles.
De momento llevas una adolescencia muy "light". Yo podría contar historias para no dormir, pero mejor lo dejo. Un beso.
ResponderEliminarAy, no, Susana... mejor no las cuentes, que luego me da por pensar y prefiero la desinformación... o entraditas light sobre el tema de la adolescencia de las niñas... que luego me acojono y no puedo dormir! :)
EliminarBueno, tanto como "light" ...
EliminarQuerido Pater,
ResponderEliminarMientras todos tus problemas con adolescentes se limiten a que la pobre niña no sabe qué ponerse por las mañanas... vamos bien y seguiré leyéndote (yo tengo 35 y por las mañanas tampoco encuentro qué ponerme... ejem).
Cuando decidas publicar sobre temas más jorobados... avisa a tus lectores con niñas más pequeñas... para que directamente evitemos leer esas entradas, jajajajajajajaja!
No quiero saber...
Claro que hay más cosas, pero ya las contaré otro día.
EliminarExacto lo de las lolitas, Páterfamilias. A veces te cruzas con algunas que dan ganas de llamar a las monjas del colegio y pedirles que les dejen ir ya de pantalones, por amor a la virtud pública.
ResponderEliminarSimpático lo de tu hijo que ha conseguido recuperar la verticalidad. Mejor así, ¿no?
Lo importante, creo, es que sigan estudiando. Hay chicos que han ido bien durante la niñez y que de repente pierden interés por el trabajo. Si los tuyos -por ahora- siguen siendo estudiosos debéis estar contentos.
Pues la verdad es que alguno de ellos podría estudiar un poco más...
EliminarLa aborrescencia. Época dura que no debería extenderse en el tiempo más de lo necesario, ni empezar sin disfrutar de la niñez. Son tiempos raros en los que noto que vamos contracorriente. Mis hijos en su momento se quejaron de nuestras normas, aunque el tiempo ha hecho que las hermanas mayores (22 y 20) le hagan ver al peque (que por cierto el domingo cumple 15) que son normas buenas.
ResponderEliminar¡Eso!, no debería alargarse más de lo necesario.
EliminarAyyy bendita adolescencia!!! eso sí pasar se pasa, finalmente se termina pasando, puedo dar fé de ello. Y estoy totalmente de acuerdo en que la adolescencia de un niño es muuuuuchooo más simple y tranquila que la de las niñas, ¡dónde vas a parar!
ResponderEliminarNoooo, es más fácil ... ;-)
EliminarNos alegra ver un post sobre la adolescencia. Una edad dura para ellos y para sus padres. Menos mal que TODO pasa y el tiempo pone a todos en nuestro sitio.
ResponderEliminarGracias por pasarte por aquí. Volveré a visitar tu blog.
EliminarComo dices, suerte que se pasa.
...yo aun estoy pensando si existe una relación entre recibir el sacramento y el móvil; de hecho cuando te hacen soldado de Cristo, debes necesitar armas para combatir ...para combatir...para combartir ...y estos móviles de hoy en día van cargados con todo tipo de armas :) ...ya ves como estamos Pater! :) Un abrazo!!!
ResponderEliminarQue no, que no hay ninguna relación, tomae.
EliminarPD Ayer coincidí con Pepe